Este libro de la colección Pueblos de Editorial Ariel -que incluye entre otros el espléndido LOS GITANOS de Sir Angus Fraser, ya comentado anteriormente- es para mí una rareza, ya que, hasta donde me consta, nunca llegó a la Argentina ningún ensayo acerca de los cosacos. Los aficionados a los crucigramas ya estamos acostumbrados a que éstos los definan, de forma ciertamente simplista, como soldados rusos de caballería. Para muchos otros, la imagen de un grupo de cosacos bailando el gopak será sin duda la más emblemática que tenga de ellos. Algunos tenemos una imagen más amplia de ellos, o a veces varias imágenes contradictorias de ellos, provenientes de autores de ficción que los retrataron según su punto de vista, en obras como LOS COSACOS, de León Tolstoi, TARAS BULBA, de Nikolai Gogol, CUENTOS DEL DON, de Mijail Aleksandrovich Sholojov, y otros. En lo personal, por qué negar que siento especial predilección por la historieta EL COSACO de Robin Wood, y que fue la imagen de su protagonista, Sacha Veblin, la que prevaleció en mi mente como representativa del cosaco hasta la llegada del libro que comentamos ahora.
John Ure comienza exponiendo las dos imágenes que polarizaron mayormente la figura de los cosacos, una más bien romántica -en la que abrevaron Tolstoi y Wood- y otra que los pintaba de forma mucho menos halagüeña como demonios asesinos montados a caballo, más próxima a Sholojov. Acto seguido esboza los orígenes de los cosacos y resume sus costumbres, para enseguida pasar revista al papel que ejercieron en la historia de Rusia y a las principales personalidades famosas surgidas de sus huestes, y concluyendo con un análisis de la situación de los cosacos luego del comunismo. Los vemos actuar a las órdenes de Iván el Terrible en una expedición a Siberia y combatiendo a los tártaros de Crimea por cuenta de la regente Sofía, trayéndole dolores de cabeza a Napoleón Bonaparte y ejerciendo brutal represión en el Domingo sangriento que marcará el principio del fin de la Rusia zarista. Su historia es fundamentalmente la de las guerras en las que lucharon, y por ello no debe sorprender que estén asociados de manera tan íntima a la historia rusa. Simplemente, es inevitable, de la misma manera que autores como Piers Paul Read y otros autores debieron disertar sobre las Cruzadas para introducir en ellas a los Templarios, o como Paul Cartledge debió hablar de los grandes acontecimientos de la grecia antigua para extenderse sobre el papel que los espartanos ejercieron en ella. Es, creo, la manera lógica de encarar la historia de todo grupo humano eminentemente guerrero. Y de igual manera que los templarios y los espartanos, lejos están los cosacos de ser unos santos. Como ellos, son interesantes, y algunas de sus cualidades resultan dignas de encomio, pero lo mismo están en el papel de héroes que en el de villanos, y más a menudo en este último rol.
El libro, mérito extra, arroja luz sobre episodios de la historia que muchos de nosotros conocemos casi exclusivamente por la leyenda y la ficción, como el increíble derrocamiento de Boris Godunov por el falso príncipe Dimitri -o Demetrio, como se prefiera- inmortalizado entre otros por Pushkin y Mussorgski. Pero, por supuesto, en el centro de la atención del lector están los cosacos, y las insólitas aventuras de Stenka Razin, el pirata del Volga están, en lo personal, entre lo más sorprendente de su historia. Mapas, dibujos y fotografías complementan una obra que no tiene desperdicio.
Para el final me reservo una crítica que nada tiene que ver con la obra en sí misma, pero sí con su distribución. Como muchos otros, he tenido que comprar este libro vía Internet, ya que no se consigue en ninguna librería importante de Buenos Aires. Me parece que no debería asombrarles que bajen sus ventas si tienen en sus estantes veinte o treinta libros distintos revelando la verdad tras EL CÓDIGO DA VINCI pero ninguno dedicado a otros temas como el del libro que acabamos de comentar. Ya casi no compro en librerías grandes, porque paradójicamente son las que menos tienen para ofrecer. Todo lo consigo vía Internet o en librerías de viejo y usado, rescatando en estas últimas algunos libros que quizás fueron éxito en su tiempo, pero que nunca más fueron reeditados en Argentina y los exportadores no se dignan traer de afuera, caso de DON CAMILO. Seguramente LOS COSACOS no será un suceso de ventas, pero tampoco pido un stock abultado de cada obra interesante, sólo variedad. En tanto no la haya, me temo que tendré que seguir abasteciéndome de lectura por las vías citadas.
Escrita hace 13 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·