DECEPCIONANTE por EKELEDUDU

Portada de SHADOWMANCER, EL HECHICERO DE LAS SOMBRAS

Supuestamente, la acción de este libro transcurre en el siglo XVIII, en Whitby, Inglaterra, pero cabe aclarar que tomé esta información de la contratapa y no creo que hubiera sido capaz de ubicar espaciotemporalmente por el propio texto. SHADOMANCER, EL HECHICERO DE LAS SOMBRAS cuenta con la participación de seres fantásticos que ni siquiera fueron tomados del folklore, sino que son invento del autor, caso de los varrigales, y no hay tampoco un entorno político reconocible, de modo que ¿cuál es el sentido de afirmar que transcurre en el siglo XVIII, si éste no es reconocible? Suena como a decir que EL SEÑOR DE LOS ANILLOS transcurre en la Edad Media. Es decir, vale como referencia por aproximación, pero no como aseveración categórica.

De todos modos, esto sería lo de menos. El gran problema con este libro es que los únicos personajes que resultan interesantes son los dos villanos. El malvado Reverendo Demurral quiere hacerse con el control del Universo, pero uno encuentra en él alguna justificación para tan desmesurado plan cuando habla del dolor y la muerte que Dios no elimina del mundo. ¿Quién no ha filosofado alguna vez respecto a esta aparente inacción o pasividad del Todopoderoso, particularmente a la hora de la tribulación? Demurral cuenta además con un asistente que lo secunda en sus proyectos, pero sólo porque siente terror hacia el Reverendo.

Esto por el lado de los malos. El problema es que cuando el villano no ocupa el rol protagónico, como es el caso, uno espera que los buenos lo igualen o superen en notoriedad, lo que aquí no sucede. Thomas y Kate, los personajes principales, resultan más aburridos que contar hormigas rengas, y sólo el enigmático Rafah ofrece algún interés al lector adulto. Con los adolescentes o preadolescentes tal vez sea otro cantar. Quizás a ellos, con tal de que en los protagónicos haya gente de su edad y con la que por lo tanto puedan identificarse por muy diferentes que sean de ellos en otros aspectos, no les importe nada más. Pero sinceramente, acostumbrado a los personajes llenos de matices y aristas que Joan K. Rowling presenta en HARRY POTTER, éstos que ofrece Taylor me parecen de lo más insulsos y monótonos, de una sola pieza.

Otro problema son las criaturas fantásticas que desfilan por la trama. Creo que siendo que muchas de ellas son creaciones del autor y por lo tanto no despertarán ecos en la psiquis de los lectores como sí podrían hacerlo, por ejemplo, hadas, centauros, sirenas o vampiros, los cuales nos resultan todos muy familiares, tales seres deberían haberse introducido en el argumento con sutileza para darle cierta credibilidad, cuidado que Taylor no tuvo. Por ello, si algún calificativo hubiera que colgarle a esta obra, el más acorde sería sin dudas rebuscado. Y terminamos de confirmar esta impresión cuando leemos que cuando por fin aparecen unas criaturas de algún modo reconocibles, no se las llama querubines, sino "serubines".

Desde ya que, aunque la publicidad en su momento trató de presentar a este libro como el sucesor del célebre aprendiz de mago creado por Rowling, ni de lejos se le aproxima en creatividad, calidad ni siquiera en éxito. También eso le juega en contra. Es un gran error promocionar exageradamente a tal o cual escritor como el sucesor de Fulano de Tal, siendo Fulano de Tal el escritor más renombrado del momento, si realmente no alcanza el nivel excepcional que esperarán los lectores. Tal vez semejante estrategia de marketing consiga que un libro como el que nos ocupa venda algunos ejemplares más, pero qué duda cabe que el comprador defraudado luego no querrá ni acercarse a cualquier obra que escriba luego el autor. Lo que sucede en mi caso, a pesar de que por momentos da la impresión de que Taylor podría mejorar su producción literaria si se le diera tiempo.

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 4 ·

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