LOS TRES TESOROS MALDITOS DE SHERLOCK por FAUSTO

Portada de EL SIGNO DE LOS CUATRO

Es la segunda novela publicada sobre este personaje, bastante mejor que el debut literario. La semilla plantada con “Estudio en escarlata”, poco a poco va floreciendo. Estos inicios fueron duros para el escritor, si bien consiguió más dinero con este libro, no obtuvo más fama. Por la conclusión del relato (no desvelo nada de la trama), la mudanza de Watson de las habitaciones de Baker Street por motivos personales, se debe a que quería deshacerse de estos personajes (como más tarde hizo). O bien no confiaba en el éxito de estas historias, o le desagradaba seguir escribiendo novelas de este género, no las consideraba dignas de su intelecto y sus intereses literarios. Es un caso curioso en este mundillo de las letras, donde el padre reniega de sus creaciones, y continuó negándoles el cariño, incluso después de deberles su fama y fortuna. Se sintió “esclavizado” al tener que continuar escribiendo estas historias ante la presión popular. Sherlock fue un tesoro en celebridad y prestigio para Conan Doyle, pero indudablemente maldito.

“El signo de los cuatro” tiene el mismo esquema argumental que la novela originaria, sin embargo aporta más aspectos positivos y mitiga los negativos. Incorpora nuevos elementos, como pinceladas de humor, y un sentimiento de amor paralelo a la historia. Dividida en tres bloques, el primero sería la exhibición de observación y deducción sobre un objeto vulgar por parte del detective, y la exposición del caso, el misterio por resolver. Seguidamente estaría la investigación, con la escena del crimen y el consabido hallazgo del cadáver con una apariencia tétrica. Es el clásico misterio de una habitación aparentemente cerrada, con pistas singulares que le dan un ambiente diabólico y escalofriante. Un caso desconcertante, hasta para el gran Sherlock, que necesita ayuda y cooperación para resolverlo. Y por último, la confesión del asesino aclarando los pormenores del asunto. Se relata el origen de los hechos: la ambición por el tesoro de Agra. Unas joyas malditas para quien sea el poseedor, incluso para el “pobre” Watson puede ser una condena la recuperación del botín.

Este testimonio, un cuento dentro de la novela, presentan algunas relaciones (desconozco si el propósito del escritor es intencionado o casual) con otras novelas de aventuras. El lema y el código de “honor” y hermandad de los Cuatro, tiene claras reminiscencias de “Los tres mosqueteros” y su celebérrima frase que los identifica. Las características del personaje con pata de palo, cruel y obsesionado con el tesoro, es difícil que no recuerde la figura de John Silver el Largo, incluso sus iniciales son las mismas. Y los “eslabones” de esta pequeña narración (prisión, tesoro, traición y venganza) son las bases del extraordinario relato de Dumas, “El conde de Montecristo”.

Para finalizar este triangulo de “tesoros proscritos”, mencionaré el más importante: la inteligencia de Sherlock. Su intelecto necesita desafíos, probarse constantemente, es un músculo que exige constante ejercicio. Por eso su profesión es algo más que un trabajo. El enigma es su pasión, el sustento que le da su razón de ser. Esto exige un tributo, un peaje que se debe pagar, si no obtiene estímulos exteriores que hagan funcionar su capacidad de raciocinio. La inactividad cerebral le confiere en la más absoluta de las melancolías. La depresión y el hastío le llevan irremisiblemente, como diría Baudelaire, al fatalismo de los “paraísos artificiales”.
Las primeras líneas son la descripción ceremonial de la adicción de Sherlock a la cocaína y morfina, un vicio que estará presente en muchas de sus aventuras. Y al final, una vez resuelto el caso, la mano larga y blanca de Holmes se aferrará a su frasco “salvador”. Con este hecho se cierra este relato circular.

Después de esta triple perspectiva del libro (autor, argumento y personaje), y para terminar mí reseña, “analizaré” otro aspecto donde se hace énfasis: la relación de Sherlock con las mujeres. Su comportamiento frío, distante, desconfiado e inmune a los encantos femeninos, se le puede tachar de misógino. Aunque, para mí, procede de igual forma con cualquier persona, da igual el sexo. Y esto nos llevaría a la misantropía, pero eso sí, su conducta siempre es de un perfecto caballero, todo un gentleman. Algunos, con teorías rocambolescas y sin fundamento, lo califican de homosexual.
Aparte de la aclaración “racionalista” que explica al final el propio detective, hay otro motivo más sentimental que se detalla en su aventura “El escándalo de Bohemia”.
El cine ha especulado un par de teorías a este respecto.
Recuerdo 2 películas que tratan este asunto como un trauma infantil-juvenil. En “El secreto de la pirámide” y “Elemental, Dr. Freud” dan esta hipótesis, no obstante, los motivos que generan el complejo psicológico, son diferentes en ambas versiones.

Resumiendo o, mejor dicho, recalcando, es una novela superior a “Estudio en escarlata”, con una narración más ágil, más intriga, amena y con unos componentes exóticos de las colonias británicas, que seguirá utilizando en varios de sus relatos.

Escrita hace 12 años · 4.3 puntos con 3 votos · @FAUSTO le ha puesto un 7 ·

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