¿¿¿MAÍZ???... por EKELEDUDU

Portada de MUJERES MEDIEVALES

Leemos en la página 54 de este libro: "...El pan debía cocerse en el horno, siendo además amasado a partir del maíz que habitualmente se plantaba y cultivaba en el mismo feudo..." Ay, ay, ay... ¿MAÍZ, un cultivo originario de América, en la Europa medieval? ¡Qué error! Puede que no sea achacable a la autora, porque obviamente este libro pasó cuando menos por otros dos pares de manos, el del corrector y el del traductor. Y de cualquier modo, no podemos condenar al culpable, sea éste quien haya sido: todos sabemos que es muy fácil padecer un lapsus y decir o escribir o pasar por alto un disparate grande como un elefante. Lo malo es que en esta época actual en que ya cada vez menos gente se toma el trabajo de razonar y de discernir, y son cada vez más los que están dispuestos a aceptar incluso que los círculos son cuadrados, muchos lectores aceptarían sin vacilar esta sorprendente versión de los panes de maíz cocidos en la Europa medieval; y más que nada es por esto que comenzamos subrayando un error en vez de señalar los aciertos de la obra.

Aciertos que, por lo demás, son considerables. Comencemos aclarando el título, que lo mismo podría referirse a un catálogo de eminentes figuras femeninas de la Edad Media, lo que no es el caso, como a una descripción de la vida de las mujeres medievales en general, cosa que efectivamente es. Consiste, básicamente, en una recopilación de material que la finada Eileen Powers expuso en su tiempo en conferencias populares que dio en Cambridge, en la London School of Economics, en los Estados Unidos e incluso en la radio. Dicha recopilación estuvo a cargo de otra importante medievalista, la profesora Eleanor Searle.

Podemos decir que la obra forma casi una especie de trilogía inintencional junto con LAS CUATRO MUJERES DE DIOS, de Guy Betchel, y MISOGINIA Y DEFENSA DE LAS MUJERES, de Robert Archer, otros dos excelentes libros. La primera nos confirmaba que la Iglesia medieval -y no tan medieval- tenía de la mujer una opinión ciertamente paupérrima. La segunda nos instruía acerca de ésa y otras opiniones acerca de la mujer en el Medioevo, descubriendo que algunas eran ya mucho más benévolas. Y MUJERES MEDIEVALES viene a poner coherencia en todo este asunto, demostrando que el así llamado sexo débil no lo era tanto ni aun en aquellos tiempos, en parte, como bien expone Powers, por influencia de la caballería y el amor cortés, que lo valorizó en contra de la postura oficial de la Iglesia sobre el tema, pero además porque la mujer ocupaba roles clave en la mayoría de los cuales era insustituible, siendo ella, por ejemplo, la que regenteaba la economía en las clases altas.

Pero además, nos encontraremos con unas cuantas sorpresas, como por ejemplo, la gran cantidad de oficios que podía desempeñar una mujer. La sorpresa aquí es que se la autorizara a ejercerlos en una época en que sus virtudes y neuronas estaban muy en entredicho, más que ahora (lamentablemente, los vientos del machismo siguen soplando con bastante fuerza). ¿Cuántos de nosotros habremos sonreído cínicamente, creyendo que se intentaba hacernos pasar gato por liebre, ante el personaje de la mujer herrera en ese bodrio fílmico que fue "A Knight's Tale", protagonizado por el finado Heath Ledger? Pues bien, sigo pensando que la película era mala de verdad, pero respecto al punto antes mencionado no puede hacérsele reproche alguno, pues había mujeres herreras, si bien, y esto ya es menos asombroso, se les pagaba mucho menos que a los hombres que desempeñaban el mismo oficio.

También nos sorprenderemos en lo que hace a la vida conventual. Una monja, teóricamente, debía permanecer en el convento. Bien hemos dicho: teóricamente... Power nos cuenta que las mujeres tampoco se mostraban demasiado dóciles en ese aspecto: las monjasincluso llegaron en una ocasión a perseguir a un obispo hasta la verja, para tirarle por la cabeza la Bula Pericoso por la que el Papa Bonifacio VIII les ordenaba permanecer en sus conventos y no salir de allí, salvo circunstancias excepcionales....

El libro es, a primera vista, breve; pero creo que no le falta ni le sobra nada, que tiene la extensión ideal y que no pierde tiempo en divagaciones inconducentes. Lástima que no incluya una bibliografía completa, aunque sobre la marcha se van citando las fuentes de algunos de los datos que contiene. Qué se le va a hacer... La profesora Searle no tiene por qué saber de dónde obtuvo Eileen Power todo el caudal de información...

Escrita hace 12 años · 4.3 puntos con 3 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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