PARA QUERERLOS Y RESPETARLOS TODAVÍA MÁS por EKELEDUDU

Portada de HAY QUE AULLAR CON LOS LOBOS

Vitus B. Dröscher es (o era; puede que mientras tanto haya pasado a mejor vida) un mundialmente famoso etólogo, es decir, un especialista en comportamiento animal, cuyos libros, en castellano, se publicaron mayormente en la década del '80 y se convirtieron en best-sellers inmediatos. Sin duda el furor por este tipo de libros ya pasó, pero de ningún modo quiere decir necesariamente que quienes compramos algunos de ellos los releguemos al olvido, o que sean malos. Sí debemos aclarar que mucha de la información que pueda haber en uno se repite en otros; así, en HAY QUE AULLAR CON LOS LOBOS, el que nos ocupa, encontramos algunos datos que dos años más tarde volvieron a mencionarse en LOS ANIMALES SON TAMBIÉN HUMANO, de 1986, como por ejemplo el ingenioso truco del que puede valerse una persona para infiltrarse en una manada de cebras o de antílopes y ser aceptado como miembro de ella, que aquí encontramos en el capítulo 10 ("En la guarida del león"). Presumimos que otro tanto puede ocurrir al compararse otras obras de Dröscher.

No es difícil entender por qué este autor consiguió que tantos libros suyos figuraran varias semanas en las listas de los más vendidos. Para empezar, su estilo es ameno, muy alejado de otros libros de divulgación que quizás intenten llegar también al gran público, pero que por su estilo pesado son soportables sólo para estudiosos o muy apasionados del tema. En segundo lugar elige temas muy interesantes de abordar lo mismo para un autor que para un lector, y en el caso de HAY QUE AULLAR CON LOS LOBOS se trata de qué hay de cierto y qué hay de falso en dichos sobre animales como "Cría cuervos y te sacarán los ojos", "Llevarse como perro y gato", "Presumido como mono ante el espejo", "Listo como un zorro", "Los gorriones cantan en todos los tejados", etc., con resultados muy interesantes. Por ejemplo, el dicho que da título al libro y que se refiere a la necesidad de hacerse eco del poderoso para no sufrir la saña de éste, se trata en el capítulo inicial e incluye una experiencia de dos investigadores, Cris y Lois Crisler, que estando en Alaska se adentraron en determinado momento en el territorio de caza de una manada de lobos con la que no estaban familiarizados y se vieron rodeados por doce de esos animales. Los Crisler recordaron el dicho en cuestión y salvaron sus vidas imitando el canto de auxilio de los lobos. Qué pensó cada una de aquellas fieras, imposible saberlo. Indudablemente no ignoraban que los Crisler no pertenecían a su misma especie; y aun así, luego de hacerles coro un rato, primero se echaron a sus pies, mansamente, y por último se fueron.

¿Qué amante de la Naturaleza o, más precisamente, de los animales, precisa anécdota más conmovedora y más misteriosa que ésa como incentivo para leer este libro? Porque para ellos y para nadie más es HAY QUE AULLAR CON LOS LOBOS, una obra que, a no dudarlo, por momentos nos hará sentirnos más hermanados con lo que hemos dado en llamar las bestias, si bien en su sentido peyorativo el término a veces le cuadra mejor a la arrogante raza humana. En lo bueno y en lo malo, en los sentimientos más sublimes y en las emociones más nefastas, somos tan parte del Reino Animal como sapos, cocodrilos, arañas, perros y leones. Y a la vez ellos pueden ser tan humanos como nosotros. Los treinta y tres capítulos de este libro nos lo recuerdan una vez más.

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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