FANÁTICOS RELIGIOSOS, ABSTENERSE... por EKELEDUDU

Portada de LA BIBLIA Y SUS SECRETOS

LA BIBLIA Y SUS SECRETOS comienza exponiendo básicamente la interpretación que se hizo de la Biblia desde aquellos hoy lejanos tiempos en que cualquier cosa que ésta dijera se consideraba verdad absoluta, hasta la actualidad, en que pensamos que contiene ciertos elementos históricos o verídicos, pero sin concederle autoridad absoluta. Hace referencia a aquella famosa obra, Y LA BIBLIA TENÍA RAZÓN, donde su autor, Werner Keller, creía demostrar la veracidad de muchos sucesos bíblicos y nos advierte que, veinte años después de la primera edición, Keller ya estaba menos entusiasmado con su libro.

Esto, apenas para ir entrando en tema. Y la verdad es que lo que sigue es apasionante y ameno. Arias demuestra gran habilidad para enfatizar aspectos de la Biblia que suelen ser poco considerados: su carga de erotismo, la personalidad de Dios tal como la Biblia la describe, la necesidad lógica de no ver en todo momento como una guía de conducta (ya que la mayor parte de sus protagonistas lejos están de ser dechados de moral y ética). En los tres últimos capítulos de la primera parte, Historia, mitos y mentiras, se pone incluso polémico por los temas que trata o sus opiniones al respecto: el supuesto Código de la Biblia (una fantasía, me parece a mí), la necesidad de revisar la idea de que Jesús es el Mesías para que los cristianos y los judíos lleguen a entenderse mejor (personalmente no reviso nada, ni considero que deban hacerlo los judíos: el respeto por las diferencias religiosas debería ser más que suficiente, y si no lo hay, de ninguna manera habrá tal entendimiento) y por último la idea, con la que concuerdo totalmente, de que hay que relegar al olvido la concepción del Infierno como lugar de perpetuo castigo para pecadores incorregibles, la cual ni siquiera tiene bases bíblicas serias.

La segunda parte examina con detenimiento objetos de particular importancia en la Biblia, como el Arca de la Alianza o la sal, y sobre todo las historias personales de personajes bíblicos como Adán y Eva, Abraham, Jacob, Judith, Job, etc. En el caso de Adán y Eva nos hace referencia a la suposición según la cual en el libro del Génesis hay dos relatos contiguos y contradictorios de la Creación, en el primero de los cuales Eva es creada a partir de una costilla de Adán y en el segundo de los cuales, en cambio, ambos son creados al mismo tiempo. Personalmente, siempre vi la supuesta segunda versión del relato como una síntesis, pero si soy muy escéptico respecto a esta teoría de las dos versiones distintas es porque me parece absurdo e increíble que un autor, bíblico o no, olvide a los pocos párrafos de lo que escribió más arriba. Aun así, no hay por qué no respetar esa opinión, que fue expuesta también por otros autores, entre ellos (creo) Arturo Guzmán Balaguer y Joaquín Zorrilla Albornoz en EL CÓDIGO DE LA BIBLIA.

No hace falta ser cristiano para interesarse por la Biblia, como no hace falta creer en Júpiter y Apolo para apasionarse con la mitología grecorromana. Digamos eso para entender por qué recomendamos LA BIBLIA Y SUS SECRETOS incluso a no cristianos que quizás no tengan la menor intención de convertirse, pero que deseen dar un vistazo al pensamiento del creyente, o a lo que éste puede ver en la Biblia. A la inversa, hemos de aclarar que es evidente que Juan Arias no pretende ser ofensivo con su obra, pero que ésta decididamente no es recomendable para beatos a ultranza; para quienes piensen que hacer objeciones a lo comúnmente aceptado en materia de fe es blasfemo y horroroso. Yo mismo, sin ofenderme, discrepo de alguna opinión de Arias, pero esa simple discrepancia ni de lejos es motivo para que descarte este libro. Muy por el contrario, en lo personal me vi fortalecido en mi fe luego de la lectura del capítulo 11, "El Dios de la Biblia" ya que, por qué no reconocerlo, me costaba hallar relación entre el Dios furibundo del Antiguo Testamento y el otro, mucho más benévolo y compasivo, del Nuevo Testamento. Arias nos demuestra que la diferencia en realidad no existe, y que en realidad como cualquier persona, Dios tiene una personalidad extremadamente compleja y pasional, y no exhibe siempre la misma faceta. Que, por otra parte, es lo más lógico: nosotros mismos no estamos sólo enojados o sólo contentos todo el tiempo.

Escrita hace 12 años · 3 puntos con 1 voto · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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