EXCELENTE, PERO RECOMENDABLE SÓLO PARA UNOS POCOS por EKELEDUDU

Portada de EL NOMBRE DE LA ROSA

De algunas novelas no se entiende que en su momento hayan estado al tope de los ránkings de ventas o que sean reverenciadas por gran cantidad de lectores, y éste es uno de esos casos. Sin embargo, esta apreciación nada tiene que ver con la calidad de la novela, que es excelente, ni siquiera con la lentitud argumental (buena parte de sus 471 páginas abarcan sólo seis días, salvo unas pocas al comienzo y al final), sino, por un lado, a la complejidad de la trama, que abordaremos enseguida, y por otro, a la gran cantidad de diálogos parcialmente en latín. Incluso esto sería lo de menos, porque puede más o menos deducirse de qué se habla. Pero lo de la trama es ya otro asunto y pasamos ya mismo a explicarlo.

EL NOMBRE DE LA ROSA (y algo que definitivamente no entiendo es por qué ese título) nos narra la llegada de un fraile franciscano, Guillermo de Baskerville, y su discípulo, Adso de Melk, a una abadía en la que tendrá lugar un debate relacionado con la pobreza de Cristo y si la Iglesia debería exhibir esa misma pobreza. Durante los días previos a la abadía en cuestión, famosa por su célebre biblioteca repleta de libros traducidos, copiados e iluminados por los monjes que allí viven, tiene lugar una serie de espantosos crímenes, que Guillermo intentará resolver merced a su agudeza mental, aunque más tarde el inquisidor Bernardo de Gui (que, dicho sea de paso, existió realmente, aunque en opinión de Stephen O'Shea, Eco lo hizo aquí más malo de lo que realmente fue) atribuirá esos crímenes al demonio.

Todo esto quizás sea familiar para muchos, en vista de que la novela fue llevada a la pantalla grande con Sean Connery como Guillermo de Baskerville y Christian Slater en el papel de Adso. Sin embargo, el enamoramiento de éste por una campesina y el ulterior desarrollo de los acontecimientos que se ven en la película no figuran en el libro, que en cambio se ocupa mucho de los entuertos políticos y religiosos de su época. Algunos se aclaran en la novela, pero si el lector no tiene especiales conocimientos sobre el Medioevo es dudoso, por ejemplo, que sepan de quién se habla al mencionarse a Joaquín del Fiore. Ni yo mismo recuerdo bien quién era, salvo que Marvin Harris lo menciona en su obra CERDOS, VACAS, GUERRAS Y BRUJAS: LOS ENIGMAS DE LA CULTURA, donde se lo describía, si la memoria no me falla, como uno de los tantos chiflados que a lo largo de la Historia anunciaron que el fin del mundo estaba próximo. No es que saber quién era Joaquín del Fiore sea esencial para entender el nudo argumental, pero la novela está tan llena de referencias similares a personas y sectas heréticas, que cabe preguntarse si el lector común no se aburrirá ante las páginas más plagadas de dichas referencias.

Claro que también está la posibilidad opuesta. Al fin y al cabo, fue mucha la gente que se interesó por María Magdalena, los Templarios y las sectas gnósticas sólo porque de todo ello se hablaba en EL CÓDIGO DA VINCI. Pero debe resaltarse que Dan Brown hacía las aclaraciones básicas a través de las respuestas que Robert Langdon y Leigh Teabing daban a Sophie Neveau, mientras que aquí poco y nada similar puede encontrarse.

El ambiente medieval está magistralmente recreado; los crímenes en la abadía crean un clima de tétrico suspenso. Decida cada uno si esto le alcanza para acercarse a esta novela que, insisto, es excelente, pero cuya lectura no recomendaría a todo el mundo.

Escrita hace 12 años · 3.5 puntos con 4 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

Comentarios

@FAUSTO hace 12 años

Sobre el porqué y el significado del título que comentas Ekeledudu, es una cosa muy curiosa. Tengo la edición de Plaza & Janés donde tiene varías notas a pie de página, y al final del libro un pequeño ensayo titulado “Apostillas a El nombre de la rosa”, donde Eco cuenta la idea y el progreso creativo de su novela.
Pues bien, la última frase del libro escrita en latín, se hace mención a la rosa: “stat rosa prístina nomine, nomina nuda tenemus”. La nota aclaratoria indica que es del monje benedictino Bernardo de Cluny, y según él: la gloria, la belleza, la juventud, etc., todo desaparece y solo nos quedan los nombres. O sea, que la frase viene a significar: “De la rosa nos queda únicamente el nombre”.

Umberto Eco comenta en las “Apostillas…” (después de un breve y brillante párrafo sobre el significado de los títulos) que el título inicial era “Also de Melk”, pero ante la negativa de los editores decidió cambiarlo por el actual, y sus razones son de lo más ambiguas. Buscó la figura de la rosa como algo simbólico que posee múltiples significados. Así el lector queda desorientado al no poder escoger tal o cual interpretación. El título debe confundir las ideas, no regimentarlas.

Al final lo que cuenta es la gran argumento del libro, con varios temas históricos, filosóficos, religiosos y con una intriga muy amena. El título se queda en una mera anécdota, sin significado especial pero con un toque misterioso y simbólico, a gusto del lector.

Y sobre la fenomenal adaptación cinematográfica de Annaud, me gustaría recomendar los extras del DVD. Un excelente documental con comentarios del director, actores, el escritor, etc.

@FAUSTO hace 12 años

Sobre el porqué y el significado del título que comentas Ekeledudu, es una cosa muy curiosa. Tengo la edición de Plaza & Janés donde tiene varías notas a pie de página, y al final del libro un pequeño ensayo titulado “Apostillas a El nombre de la rosa”, donde Eco cuenta la idea y el progreso creativo de su novela.
Pues bien, la última frase del libro escrita en latín, se hace mención a la rosa: “stat rosa prístina nomine, nomina nuda tenemus”. La nota aclaratoria indica que es del monje benedictino Bernardo de Cluny, y según él: la gloria, la belleza, la juventud, etc., todo desaparece y solo nos quedan los nombres. O sea, que la frase viene a significar: “De la rosa nos queda únicamente el nombre”.

Umberto Eco comenta en las “Apostillas…” (después de un breve y brillante párrafo sobre el significado de los títulos) que el título inicial era “Also de Melk”, pero ante la negativa de los editores decidió cambiarlo por el actual, y sus razones son de lo más ambiguas. Buscó la figura de la rosa como algo simbólico que posee múltiples significados. Así el lector queda desorientado al no poder escoger tal o cual interpretación. El título debe confundir las ideas, no regimentarlas.

Al final lo que cuenta es la gran argumento del libro, con varios temas históricos, filosóficos, religiosos y con una intriga muy amena. El título se queda en una mera anécdota, sin significado especial pero con un toque misterioso y simbólico, a gusto del lector.

Y sobre la fenomenal adaptación cinematográfica de Annaud, me gustaría recomendar los extras del DVD. Un excelente documental con comentarios del director, actores, el escritor, etc.

@EKELEDUDU hace 12 años

No sólo no tengo DVD: tampoco aparato de video y, es más, ni siquiera televisión. Cuando tenga algo de eso (si llego a tenerlos alguna vez; debo reconocer que no los extraño para nada) veré el documental en cuestión. Muchas gracias por la aclaración respecto al título de la novela, ciertamente interesante. Saludos.

@Faulkneriano hace 12 años

Bien aclarado, Fausto, lo del nombre. En la obra se hacen múltiples referencias al nominalismo: Guillermo de Ockham, uno de los participantes pioneros del debate entre nominalismo y conceptualismo, era franciscano, como su tocayo Guillermo de Baskerville; de ahí también lo de El nombre de la rosa, que recuerda además el largo poema medieval Le roman de la rose.

Que una novela como ésta fuera un best seller prueba que en los ochenta el lector medio tenía un perfil bien diferente: yo mismo fui uno de los muchos universitarios de mi promoción que compraron la edición de Lumen, aunque no era precisamente barata. Nada que ver con El codigo da Vinci, per favore: al lector de hace una generación se le exigía mucho más y no estaba todo bien pasadito por el pasapuré. No es recomendable, Ekeledudu, sólo para unos pocos: es recomendable para muchos, a condición de que se pongan las pilas y no se echen a temblar incontrolablemente con alguna que otra frase en latín. Mi hijo de dieciséis años se la ha leído con harto gusto y no está en coma. Hay que ser más optimista. La película de Annaud, el director de En busca del fuego (otro mito ochentero), resulta entretenida y digna.

@EKELEDUDU hace 12 años

No lo digo solamente, ni siquiera principalmente, por las frases en latín; más que nada, lo digo por ciertos personajes históricos y herejías que se mencionan a lo largo del libro, de los que tu hijo quizás tenga algún conocimiento. Yo en general lo tengo, pero si no lo tuviera, quizás sí estaría en coma. En general al lector argentino se le puede exigir muy, muy poco... Lamento dcirlo.