"...DE MALES QUE CONOCEN TODOS/ PERO QUE NAIDES CANTÓ." por EKELEDUDU

Portada de HISTORIAS DE GAUCHOS Y GAUCHISOLDADOS

Antiguo militante de izquierda luego desengañado de la política, León Pomer (nacido en 1928) nunca abandonó, sin embargo, el compromiso ideológico, lo que tanto a simpatizantes como a detractores dará una idea del tono general de este libro. Que es, en realidad, una dusión de dos obras independientes que en 1971 publicó el Centro Editor de América Latina dentro de su colección La Historia Popular / Vida y milagros de nuestro pueblo, a saber: EL GAUCHO y EL SOLDADO CRIOLLO.

El hecho de que un autor se entronque dentro de determinada corriente política inevitablemente inspira desconfianzas acerca de la objetividad de su obra. Debo admitir que, en lo personal, disiento de esa visión maniquea y polarizada que hace de los ricos y poderosos los malos de la película y, de los pobres, las víctimas sufridas e inocentes de aquéllos. Particularmente, porque a menudo los pobres suelen ser tan crueles y abusivos como sus adinerados opresores cuando alguna circunstancia los reviste de inesperado poder; y por citar un ejemplo concreto, recordemos los excesos de la Revolución Francesa. Ahora, moderar la condición de víctima del pobrerío es una cosa, y otra muy distinta, negar que la aristrocracia, o mejor dicho, la oligarquía, haya perpetrado contra él evidentes atropellos. Porque que en la Argentina -y posiblemente en todo el mundo subdesarrollado y en al menos parte del desarrollado- el gobierno ha sido, es y será siempre ejercido por los pudientes y en beneficio de los pudientes, es un hecho amplia y amargamente atestiguado ya desde las mismas páginas del MARTÍN FIERRO, nuestro libro nacional. Pero si a alguien le quedaban dudas, HISTORIAS DE GAUCHOS Y GAUCHISOLDADOS viene a exponer duras realidades del pasado autóctono, ya sobradamente denunciadas por otros historiadores -caso de Felipe Pigna en Los mitos de la Historia argentina 2 e involuntariamente apoyados por Rubén P. Cueva, quien al reivindicar la Campaña del Desierto en LA MALA HISTORIA: ROCA, MAPUCHES & CÍA., celebra las vastas extensiones de tierra que la misma permitió dar, para que la trabajaran, a los inmigrantes, dejando así a los criollos fuera del reparto. Si autores de ideologías opuestas coinciden en un punto, seguramente éste debe ser cierto.

Claro que la condición de desposeído del gaucho no se inició con la citada campaña ni mucho menos. De hecho, Pomer cita un documento datado el 30 de abril de 1790, es decir, en plena época virreinal, en el que ya se habla despectivamente del gaucho, el vago, el malentretenido, el fuera de la ley, que si era todo esto, ello se debía a que no podía poseer tierras ni ganado propios y dependía de que los latifundistas requiriesen de sus servicios, lo que no ocurría sino durante algunos meses, obligándolo a una existencia seminómade y marginal. Por supuesto, completando el círculo vicioso, su mala fama serviría como justificativo para seguir privándolo del derecho a la propiedad, mientras que el rico ocioso, vicioso y eventual delincuente logrará siempre salir impune.

El Virreinato pasó, pero las injusticias sociales perduraron gobierno tras gobierno. Bajo Rivadavia -aquel imbécil delirante que tuvo la absurda idea de abrir un canal a través de la Llanura Pampeana desde el Atlántico a Mendoza, lo que, por supuesto, no pasó de proyecto de trasnochado, y a quien sólo su posición social debe haberle valido el honor de que una de las principales avenidas porteñas lleve su nombre- Argentina entra en guerra con Brasil. Se necesitan hombres que enviar al frente, y se los recluta por la fuerza entre el gauchaje. No es la primera vez, claro, pero sí la primera en que se hace en gran escala, y servirá de nefasto precedente a la época de los fortines y la lucha contra el aborigen, durante la cual vergonzosos negociados más folklóricos que la chicha o la chacarera llevará la miseria del gaucho, ahora devenido soldado criollo, a extremos inhumanos.

Pomer no olvida poner de relieve a las duras cuarteleras, chinas que acompañaban a los hombres al fortín, ni a la curandera, personaje en el que confluyen sabiduría popular y superstición, ni el mate, con todo el lenguaje desarrollado en torno a él. Es decir, no hace de su libro una fuente de inspiración para malos melodramas telúricos, ni cae en el extremo de insinuar que en la vida del gaucho o del soldado criollo todo eran penurias y nada más. Por supuesto, resalta también el extraordinario carisma que sobre los gauchos del norte tenía Güemes, la bravura que ellos desplegaron bajo su mando e historias gauchos fortineros en lucha contra los indios que admiraron incluso a éstos con su coraje. Pero me temo que lo esencial, que no agradará a todo el mundo, es el derrumbe del mito del gaucho como una especie de caballero andante de las Pampas, de las rastras con monedas de plata tan caras al comercio turístico y de muchas frivolidades por el estilo. HISTORIAS DE GAUCHOS Y GAUCHISOLDADOS es una exhibición de duras realidades sociales a la vez pretéritas y vigentes; como tal, suscitará adhesiones y antipatías quizás por partes iguales.

Concluimos resaltando una involuntaria ironía: en la página 37 se hace un breve alto en el tema principal para hablar del contrabando. Entre otros nombres se menciona, como director de un grupo contrabandista, el de... ¡Diego De la Vega!. En California, un paladín de la justicia; aquí, un vulgar fascineroso...

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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