PROTAGONISTA INJUSTAMENTE DIFAMADO por EKELEDUDU

Portada de SYNNOEVE SOLBAKKEN
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Debo admitir que, si este libro no es de los más interesantes que haya leído, parte de la culpa es mía. SYNNOEVE SOLBAKKEN es, básicamente, una historia de amor, y en general este tipo de literatura no me va. Un mayor incentivo para su lectura, en mi caso, lo constituye el hecho de que la acción transcurra en una zona rural de Escandinavia -de Noruega, más precisamente-en días en que el automóvil existía ya, pero no estaba todo tan industrializado o tecnificado como hoy en día.

En mi opinión, y como historia de amor, esta novela tiene el indudable mérito de estar mucho más lograda, por ejemplo, que la archifamosa CREPÚSCULO con sus aburridos y monolíticos vampiros y licántropos adolescentes, ya que al menos los personajes están más delineados y, por lo mismo, resultan más interesantes. Ahora bien, resulta un tanto difícil establecer si el abismo que separa la mentalidad del autor autor de la de quien esto escribe -y sospecho que también de la mentalidad de la mayoría de sus lectores- es atribuible a la época en que fue escrita, a la tierra de la que es oriundo el autor, o a ambos. Decimos esto por la curiosa descipción que hace Bjørnstjerne Bjørnson del protagonista masculino de SYNNOEVE SOLBAKKEN, Thorbjörn, muchacho guapo -lo que supongo que es casi inevitable tratándose de una historia de amor- aunque de sombría belleza, a quien se pinta casi como un Satanás en ciernes se tratara. Uno no entiende la razón de tanto aspaviento, ya que cuando uno toma nota de las acciones del buen Thorbjörn, se concluye que éste quizás sea un tanto rudo, quizás también algo excedido de energías -lo que por otra parte es propio de su edad- pero de ningún modo malo. En algún momento, sí, arremete a trompadas contra alguien; pero ¡caramba, lo habían provocado, después de todo! También es cierto que todo indica que era bastante frecuente en el muchacho eso de solucionar a golpes muchos de sus problemas, pero insistimos: ¿realmente es para tanto, para presentar al chico casi como a un cachorro de monstruo?...

Es verdad que, la mayor parte del tiempo, el autor no hace tanto hincapié en esa maldad teórica del pobre y difamado Thorbjörn. Más que a emitir juicios personales sobre el chico, se dedica a seguirlo en sus andanzas, íntimamente ligadas ya desde niño, por supuesto, a la protagonista femenina. Porque aledaña a Granlieden, la propiedad de la familia de Thorbjörn, hay otra cuyo nombre es Solbakken (en noruego, colina soleada) habitada por una familia de gente muy religiosa de la que forma parte una niña, la Synnöve del título, cuya belleza irá en alza con el correr del tiempo. Synnöve entabla amistad con Ingrid, hermana de Thorbjörn, y por extensión con este último. Claro que es obvio que él no la ve sólo como una amiga; no, al menos, desde que ambos entran en la adolescencia. Pero aunque Synnöve parece tener la virtud de mitigar la tosquedad o rudeza de Thorbjörn, quien con ella se muestra muy protector, muy caballero, la mala fama de éste no lo hace lo que suele llamarse un buen partido, y menos entre gente tan religiosa como la familia de la chica. Pero, insistimos, no es para tanto. Thorbjörn es incluso monógamo. Otro que sí fuera, no digo la piel de Judas, pero al menos más alocado, en su lugar estaría cortejando a una por aquí y otra más allá. Si sumamos a ello que el chico no sólo tiene bríos para andar golpeándose con otros jovencitos igualmente excedidos de vitaminas, sino que además es trabajador, se tiene el impulso de preguntar su dirección exacta para presentarle a esa hija nuestra que debe andar más o menos por su edad.

Pero ahí están ambas familias, la de Synnöve y la del propio Thorbjörn, mirándolo como a una oveja negra... Hacia el final -que en este caso se puede contar sin problemas, porque es lo menos interesante de todo- somos testigos de una escena que se nos antoja el colmo del absurdo: el consenso general de varios personajes secundarios, según el cual a Thorbjörn lo redimió su amor por Synnöve... ¿Eh? ¿De qué estás hablando, Willis?

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 8 ·

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