EL DISCÍPULO ARGENTINO DE LOVECRAFT por EKELEDUDU

Portada de EL DEVORADOR Y OTROS CUENTOS DE HORROR

Howard Phillips Lovecraft, el gran maestro del horror, mantuvo en sus siniestras historias que un ejemplar del prohibido Necronomicón se hallaba en la Universidad de Buenos Aires, eso es cierto, pero por diversas razones, la idea de adaptar los Mitos de Ctulhu a dicha ciudad y para colmo en la era de Internet parece en principio condenada al fracaso. Una de ellas es que ni de lejos tiene Buenos Aires una tradición de brujería comparable a la de Massachusetts. Otra es que los argentinos en general tenemos motivos más sólidos y reales para sentir temor, como inflación, inseguridad, golpes militares y cosas por el estilo. En Argentina, si Ctulhu y Nyarlathotep quisieran provocar problemas, tendrían que aguardar su turno en una larga fila. Por último, y esto ya no es una cuestión meramente local, a medida que nuestro mundo deja de ser inexplorado, parecen desvanecerse el misterio y la posibilidad de encontrar algo verdaderamente asombroso.

No obstante, demostrando que nada es imposible, aquí tenemos a este admirador de Lovecraft que en varios de los cuentos de este volumen exhibe un notable talento y, hecho curioso, aciertos y errores muy similares a los del genio de Providence. Falta, es cierto, el clima opresivo que caracteriza a las mejores obras de este último, como "El color que cayó del cielo", "La sombra sobre Innsmouth" o "Los sueños en la casa de la bruja", pero en lo personal encuentro que unos cuantos son superiores a, por ejemplo, "Las declaraciones de Carter" (que, sin embargo, debe haber impactado de modo muy especial a García Fanlo, ya que lo alude en dos de las obras incluidas en este volumen, "Batir de alas" y "Los insepultos") y a unas cuantas obras de los miembros del Círculo de Lovecraft , como "La piedra negra", "Los perros de Tíndalos" y "El vampiro estelar", todos ellos incluidos en la ya mítica antología antología llamada LOS MITOS DE CTULHU.

García Fanlo, no sé si conscientemente o no, renuncia a introducir en sus argumentos las legiones monstruosas de sicarios de los Primordiales, como los Profundos. Mantiene, sí, a los mismos Primordiales, los cultos siniestros dispersos alrededor del mundo y la prohibida literatura canónica de los Mitos de Ctulhu, contribuyendo con un nuevo título, el "Morspraesagium", que aparece con participación esencial o sólo mencionado en casi todos los cuentos, y que infunde miedo desde su mismo nombre. Es también acierto del autor la elección de los escenarios donde transcurren sus argumentos; por ejemplo, los barrios de San Telmo o Villa Crespo, que están llenos de rincones con aire de misterio, o la red urbana de subterráneos. Otro tanto se apunta al no desentenderse totalmente de la realidad argentina, particularmente en "La ventana de Murillo", donde se cita algo de lo que hablábamos antes: los azarosos vaivenes económicos del país, el desempleo, la inseguridad, la droga. Como también merece elogios por no olvidar que no estamos en tiempos de Cotton Mather, sino, ya lo decíamos antes, en la era de Internet; por lo que a lo largo de la trama aparecen computadoras, mails y detalles similares coexistiendo con edificios antiguos y libros todavía más antiguos. Todo esto es lo positivo, y entre los cuentos más destacables citaría "El uraeus", "Presagios", "Batir de alas" y el ya citado "La ventana de Murillo".

En el otro extremo, entre lo que hay para corregir, en primer lugar están decididamente los diálogos. Si las tramas transcurrieran en una ciudad que no fuera argentina y más exactamente Buenos Aires, tal vez podrían pasar; pero ningún porteño habla así. Y la acción se precipita en exceso en el cuento que da título al libro, aunque también tenga sus aciertos. Pero estas fallas no empañan el innegable mérito de haber sabido adaptar los horrores míticos de Lovecraft a un marco en el que no es fácil hacerlos encajar, de modo que no seamos muy criticones y demos la bienvenida a estos cuentos que, esperemos, no sean los últimos de este autor que sin duda es por el momento poco conocido, pero que escribe más que dignamente.

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 8 ·

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