SILLA ELÉCTRICA PARA EL CULPABLE por EKELEDUDU

Portada de LA HISTORIA SECRETA DE SATÁN. LUCIFER, LA CARA OCULTA DE DIOS

Francamente, no sé si se debe culpar a Ediciones Robinbook (la editorial que lo publicó), a MC producción editorial (que se encargó de la coordinación y compaginación) o a los colombianos de Stilo impresores Ltda (que se ocuparon de la impresión y encuadernación). Quien haya sido, perpetró una verdadera falta de respeto hacia Jorge Blaschke, el autor, de quien antes de la obra que ahora nos ocupa había yo leído sólo otro libro, EL ENIGMA DE LA DESAPARICIÓN DE LOS DINOSAURIOS. No es mucho, obviamente; pero más allá de aciertos y errores, alcanza para caraturarlo como una persona de intenciones serias. Por lo mismo, no merecía que este otro opus suyo, LA HISTORIA SECRETA DE SATÁN, saliera a la luz como salió en esta atroz primera edición, plagada de horrores de impresión o de corrección, que a veces llegan a cambiar completamente el sentido de lo que Blaschke pretende decir, o lo convierten en absoluto disparate. Uno de los momentos cumbres de tan dudosa "proeza" lo encontramos en la página 91, donde se nos habla de una peste "bucólica" (por "bubónica"); pero hay que decir que todo el libro fue así de duramente castigado, lo que de entrada vuelve difícil recomendarlo, salvo a un lector lo suficientemente equipado en lo que hace a cultura para advertir la errata y sonreír, en vez de repetirla como una verdad del Evangelio cuando se presente la oportunidad.

Si hacemos de tripas corazón e intentamos pasar por alto estas increíbles bestialidades, imaginando cómo habría lucido el libro si no hubiera mediado el maltrato de marras, el resultado obviamente repunta muchísimo, aunque también tengamos que hacer alguna objeción. ¿De qué trata, concretamente, LA HISTORIA SECRETA DE SATÁN? Como se afirma desde la misma Introducción, se trata de una reflexión acerca del Bien y el Mal. Se comienza en lo teológico, hablando un poco de ángeles, demonios y, por supuesto, "el" Demonio, Satanás. Luego se analiza el Mal tal como aparece en la historia bíblica y por último, el Mal a lo largo de la historia humana. Lamento mucho decir que, inevitablemente, ésa es la parte más frondosa en lo que hace a extensión: los humanos somos bichos de verdad malos... Ahora bien, no vamos a decir que no es una obra interesante, al contrario; pero a pesar de los esfuerzos de Blaschke por documentarse bien -de lo que da fe la bibliografía incluida al final-, me temo que la información proporcionada debe tomarse con pinzas. El problema no reside, ni mucho menos, en la honorabilidad o en las intenciones serias del autor, que están fuera de toda duda. Pero una obra tan vasta -en cuanto a la amplitud de su cobertura temática- quizás hubiera debido quedar en manos de varios autores, cada uno especialista en algún tema, antes que a cargo de un solo hombre. Ya lo hemos dicho en otra ocasión: El que mucho abarca, poco aprieta, y aunque Blaschke en realidad apriete mucho más que otros en su misma situación, lo cierto es que se le han filtrado errores que habrían podido evitarse de haber contado con la debida colaboración. El mejor ejemplo de ello lo tenemos en el retrato exagerado que hace de Vlad III, repitiendo información que Matei Cazaku, en VLAD III DRÁCULA ha desenmascarado como vulgares panfletos de propaganda política interesados en pintar bien negro al famoso príncipe valaco, y no en exponer hechos reales. No se trata de que la palabra de Cazaku valga más que la de Blaschke o que las fuentes de este último, sino de que Cazaku invirtió mucho tiempo estudiando exclusivamente, no mezclada junto a otros temas, la figura del Drácula histórico; y en vista de la calidad de su trabajo, creo que hay que aceptar que son sus conclusiones las acertadas, máxime teniendo en cuenta que el papel de Blaschke en lo que hace a su propio libro fue el de un recopilador de datos.

Ahora, fustigar al autor sólo por haberse basado ocasionalmente en alguna fuente que resultó no ser acertada sería, por supuesto, injusto; especialmente porque, a diferencia de otros, Blaschke -como dijimos- asume la responsabilidad de citar esas fuentes; no como otros, que lo dejan a uno en el aire en ese sentido. Y yo siempre estaré a favor de obras como ésta, que mueven a la reflexión de manera bastante inteligente. También debemos destacar que, de la mayor parte de la información que proporciona, no hay por qué dudar. Simplemente, hacemos hincapié en que, antes de citarla, conviene cotejarla con otros autores... Cosa que en realidad conviene hacer siempre. Y en cuanto a la payasada en que convirtieron el texto original del infortunado señor Blaschke... En fin... Mejor no decir más.

Escrita hace 12 años · 3 puntos con 1 voto · @EKELEDUDU le ha puesto un 6 ·

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