PAGELS, EN EL LIBRO QUE LE GANÓ RENOMBRE MUNDIAL por EKELEDUDU

Portada de LOS EVANGELIOS GNÓSTICOS

A partir de diciembre de 1945, con el descubrimiento accidental, cerca de la población egipcia de Nag Hammadi (o Naj' Hammadi, las grafías difieren) de trece papiros encuadernados en cuero, la concepción acerca de los comienzos del cristianismo ya no volvería a ser la misma. Dichos papiros eran traducciones coptas de manuscritos originalmente traducidos en griego: documentos condenados como heréticos por la ortodoxia cristiana y, sobre todo, por los llamados Padres de la Iglesia. Más concretamente, eran libros canónicos de otros grupos cristianos genéricamente conocidos como "gnósticos". Estos, entre otras cosas, creían que con el conocimiento de uno mismo venía el conocimiento de Dios, a diferencia de la principal corriente del cristianismo, que consideraba que sólo a través de Cristo se lograba el conocimiento de Dios.

Aunque se los llame "Evangelios", algunos de estos escritos poco y nada tienen que ver, estructuralmente, con los cuatro Evangelios canónicos, los que conoce todo el mundo por haber sido incluidos en la Biblia, los cuales constituyen una narración cronológica de la vida, hechos y enseñanzas de Jesús. Así, el EVANGELIO DE TOMÁS es básicamente una recopilación de dichos de Jesús. Aún más extraño es el EVANGELIO DE FELIPE, en el que son frecuentes los cambios absolutos de tema de un momento a otro y cuyo contenido es sumamente errático, sin ton ni son.

Lamentablemente, los textos de estos escritos -de los que seguramente muchos lectores tienen al menos algún vago conocimiento a través del best-seller de Dan Brown, El código Da Vinci, en donde se hablaba un poco de ellos- presentan numerosas lagunas, aunque por supuesto ya es muy afortunado que al menos parte de los mismos haya llegado hasta nosotros. Porque lo cierto es que las sectas gnósticas fueron condenadas y combatidas por la Iglesia Católica, y sus libros canónicos, destruidos.

El ensayo del que estamos tratando -galardonado con el premio del National Book Critic Circle y el National Book Award -comienza con una introducción en la que se narra en detalle el descubrimiento de los papiros de Nag Hammadi, se examina alguna posible conexión entre gnosticismo y budismo y se analizan las corrientes investigadores del movimiento. Luego continúa el cuerpo principal del libro, que a lo largo de seis capítulos investiga los orígenes del cristianismo explorando los disensos y mutuas influencias entre el cristianismo gnóstico y el ortodoxo, comenzando por el acontecimiento más importante de la religión cristiana, la resurrección de Jesús (hecho histórico o simbólico no sólo esencial para la fe sino también para el liderazgo en la naciente Iglesia conforme a quién fuera señalado como primer testigo del mismo: Pedro, Santiago, María Magdalena...). Sigue con los conflictos suscitados por la circulación de los textos gnósticos, no sólo entre feligreses, sino incluso entre el mismo sacerdocio; el concepto gnóstico de Dios-Padre y Dios-Madre; la persecución de los cristianos, que rara vez halló mártires entre los gnósticos; las querellas tocantes a lo que era la Iglesia verdadera y una exposición de la esencia de la gnosis o conocimiento de uno mismo. Cierra el libro una Conclusión según la cual la ortodoxia logró hacer del cristianismo una religión duradera adaptándose al modelo político y militar de la gran potencia del momento, el Imperio Romano, pero a costa de empobrecer la tradición cristiana, ya que las sectas gnósticas no hallaron cabida en ella.

Que historiadores de la religión como Elaine Pagels recuperen hoy en día la existencia pretérita de dichas sectas y la naturaleza de sus creencias para la Historia, es ya sobrado mérito. Con mucho más optimismo quisiera poder afirmar que quizás las pruebas irrefutables de la diversidad original del cristianismo terminarán creando una sana tolerancia, un respeto por la fe del otro, un menor encierro en el concepto habitual de que la mía es la fe verdadera... Pero quizás eso ya sea pedirle peras al olmo.

Confieso que en particular, en algunos párrafos, que exigieron una segunda o una tercer relectura, se me hizo un tanto difícil seguir a Pagels, en lo que no la culpo a ella sino un poco al tema del que se ocupa, no del todo fácil de entender por momentos, y mucho más a mí mismo. Sin embargo, un libro que exige pensar un poco, hacer aceitar los oxidados engranajes del cerebro, ciertamente no viene mal de tanto en tanto...

Escrita hace 12 años · 5 puntos con 1 voto · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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