ENCRUCIJADA por _567_

Portada de LA GANGRENA

Auténtica epopeya costumbrista de un tiempo pasado, que no siempre fue mejor, en un país mutante en su historia y en sus maneras de vivirla, España, que abarca desde los años 30, la guerra civil, y los constantes cambios de gobierno, hasta mediados de los 70, cuando la dictadura de Franco tocaba a su fin y el país empezaba a respirar aires puros de libertad sin la mascarilla de la censura.
Carlos Hondero es el protagonista de este viaje a través de la historia, contado de una manera excepcional, sincera y contundente, por parte de la autora; con una prosa deliciosa y unos diálogos brillantes, haciéndonos partícipes de su vida año a año, página a página (más de 500 que vuelan entre los dedos como pájaros asustados), hasta completar una vida donde ocurren tantas cosas que sería absurdo buscar un acontecimiento clave dentro de la trama para poder saquear el nido de su significado, demasiados huevos para incubar y una madre escritora armada con plumas cargadas de fascinante tinta literaria…
Carlos no regenta el absoluto de la trama, más allá de su ascensión social desde el puesto de botones de un banco a la dirección del mismo, ni mucho menos, sino que lo comparte con todas y cada una de las mujeres que migraron por su vida en busca de cálidos paisajes, pasajes, capítulos, cada una de ellas tiene el suyo propio (en mi opinión el gran acierto de esta novela, ya que así conocemos a fondo hasta el más mínimo detalle de sus personalidades, caracteres, formas de lidiar con la ambición del toro poderoso Dios mundano apellidado Hondero... y enamorao de la luna), además desfilan otra serie de personajes imprescindibles para entender el desarrollo de la historia, cerca de 200 creo, pero son ellas y solo ellas quienes guían sus andanzas, y las nuestras a través del cielo cargado de letras: Remedios (la madre que lo parió y lo crió en una Barcelona republicana que resiste altiva la invasión nacional), Estrella (la femme fatale que brilla con la fuerza del deseo sexual no correspondido), Angelina (la viuda del primer jefe de sección, solidaria y sumisa a la hora), Paloma (la fémina que suelta al aire libre sus canas de condición sometida, dejando suspendida en el ambiente una irresistible fragancia a libertad), Alicia (su primera mujer, madre de su única hija e hija asimismo del jefe supremo de la Banca Salcedo, braguetazo al status social), Victoria (amiga de juventud casada asimismo con su único amigo conocido, Paco Moraldo, que componen un matrimonio “liberal” con muchísimo peso en el desarrollo de la historia), Serena (el amor absoluto, el que siempre se viste de… luto), Carlota (su hija, heredera del imperio que de tan pura... supura ganas de morir), Lolita (el primer amor, el único verdadero, la complicidad, Platón jugando con los sentimientos sin consumar)…
Mercedes Salisachs ganó el premio Planeta en 1975, año clave en la historia de España donde los haya, con esta novela, antes tuvo que escribir otras con pseudónimo, y tiene una larguísima trayectoria como escritora, transita por los 95 años en la actualidad, casi nada. Dicen que nunca es tarde para descubrir algo bueno, en mi caso es el primer libro que leo de ella, no será el último. Delicioso.-

Escrita hace 12 años · 4.2 puntos con 5 votos · @_567_ no lo ha votado ·

Comentarios

@sedacala hace 7 años

Acabo de terminar La gangrena y me han entrado ganas de escribir, pero he preferido, antes que crear una reseña nueva, continuar el comentario de la tuya. Lo hago así porque tus favorables comentarios son un arranque rotundo, que expresa muy bien una de las posibles formas de enjuiciar esta novela, permitiéndome, a continuación, inscribir unos comentarios en los que intento expresar otra forma diferente de juzgarla.

El primer tercio de sus páginas está dedicado a los años que van de la dictadura de Primo de Rivera a la guerra civil; en esa parte, se entra en contacto con una historia narrada con absoluta sencillez en la que, lo que se cuenta, está tamizado por el filtro inevitable de la lejanía temporal, dándole así un aire decididamente evocador y entrañable.
Luego vienen los recuerdos de la guerra y los años de posguerra, hasta los cincuenta o así, en los que el relato se torna más bronco, porque ya no proviene de un jovencito, sino de un hombre que reparte sus afanes entre la ambición profesional, y un celo, quizá excesivo, en sus tratos con las mujeres; es una fase en la que desaparece lo entrañable y uno se pregunta cual es el sentido de la trayectoria por la que está derivando la novela. Y por fin, en el último tercio, los recuerdos, ya no tan lejanos, describen una trama personal que se retuerce hasta adquirir tintes casi de tragedia griega, en una especie de drama psicológico ambientado en una sociedad envilecida por el poder y la abundancia. Este último tramo mejora un poco la percepción de la novela, devolviendo algo del interés, que tuvo en su comienzo, y que la parte central había cercenado. Me queda por añadir el constante apunte, con carácter de crónica historicista, que Salisachs va anotando a lo largo del libro en el que nos explica las circunstancias propias del momento en España, en general, y en Barcelona, en particular; así como también una alusión constante a todo lo relativo a la fe religiosa de los protagonistas.

Este sería mi resumen apresurado tras leerla y antes de ver tú reseña. En él se puede apreciar que la repercusión de la novela en mí ánimo de lector, no es tan positiva como la tuya, lo que me obliga a intentar describir las ideas que bullen en mi mente y que hacen que no me parezca tan positiva como te parece a ti. En primer lugar debo decir algo que es muy inhabitual en mí. Los textos complicados se me han atragantado siempre, esto es una realidad que no puedo negar, así que un texto fácil de leer ha sido siempre el mejor argumento que, para mí, ha podido exhibir cualquier novela. Sin embargo la prosa que Mercedes Salisachs muestra en este libro, en mi opinión, es excesivamente sencilla, encuentro que le falta algo, y siento que, siendo así, nunca podría calificarla como deliciosa, como la calificas tú. Y tampoco los diálogos me parecen brillantes, sí es verdad que detecto una deliberada búsqueda de brillantez, pero, a mi modo de ver, esa búsqueda se queda, casi siempre, en simple efectismo. Esto en lo que se refiere a la forma en que está escrita, y en lo que se refiere a la trama en sí, durante toda la parte central, cuando, tras la guerra, entabla relaciones con los distintos personajes femeninos, tuve la sensación de leer una historia plana, con una sucesión de personajes vacíos que transitan por la vida de Carlos Hondero de una forma un tanto mecánica, un tanto falta de profundidad, en ellas pero también en él, que parece obrar de manera arbitraria y poco fundamentada. El principio de la novela, como dije, tiene su encanto, tiene el interés que añaden los avatares de aquellos años convulsos, y tiene la fascinación que suele caracterizar a los relatos que salen de las mentes infantiles o juveniles. Y el final gana también con el dramatismo que aporta la resolución definitiva, con cuestiones en las que se mezcla lo psicológico con lo criminal.

Así que, unas cosas con otras, mi nota final se quedó en un seis; como positivo me quedó la descripción del trasfondo histórico de cada momento que viene a ser en la práctica un valor añadido a la historia, y también la sensación cierta de detectar un enorme contenido crítico, un ataque durísimo a una sociedad, que era la suya, a la que no tuvo el menor escrúpulo en poner a parir y en reprocharle sus excesos. Como menos positivo (no diré negativo), un texto demasiado evanescente, o carente de calado, y la sensación que tuve en muchos momentos de estar leyendo una trama auténticamente folletinesca y falta de profundidad. Como siempre, debo decir que esas han sido mis sensaciones, las que he sentido mientras leía; luego he visto tu entusiástica reseña y me he preguntado a mí mismo: ¿Será que me he obsesionado enseguida con lo negativo y no he sabido ver lo positivo? En fin, creo que no; te puedo decir que la parte central del libro no me estaba gustando nada, y que la leí a una velocidad excesiva por una clara falta de interés en la narración. Pero las descripciones históricas y después los densos capítulos finales, contuvieron ya los alicientes que necesitaba para llegar bien con ellos hasta el final.

Cuando escribiste tu reseña, Mercedes Salisachs aún vivía, pero ahora ya murió (2014). Leyendo su biografía, me llamó la atención el hecho de que manejara cinco idiomas y el catalán no fuese uno de ellos. Y es verdad que en La gangrena, solo se menciona la lengua catalana en la época anterior a la guerra y, aun así, muy poco, lo que hace pensar en una visión de la sociedad barcelonesa, en la que de alguna manera se ha prescindido de una parte importante. No sé si eso contribuyó también a que su figura suscitará rechazo en sectores de la sociedad catalana, bien por su beligerancia con la burguesía, bien por el arrinconamiento de lo catalán, o bien por su aquiescencia al franquismo.

@_567_ hace 7 años

Hola Sedacala,

Que te han entrado ganas de escribir ya lo veo leyendo tu opinión, por no llamarlo extenso comentario con mimbres de gran reseña, se agradece, por mi parte supongo que es de ley decir que aquí, en ese momento, la sentencia derivada de mi juicio lector fue rotunda en cuanto a ‘entusiasmo’, igual me pilló en plena ‘relación formal’ con la burguesía catalana, vete a saber, e igual leída ahora su nota final hubiera sido de 7, dudo mucho que de 6 como la tuya mientras ojeo el libro/rememora su lectura. Total, que pasado el tiempo sigo con ese 8, justito si tú quieres, digamos que persiste el poso notable que ha dejado en la memoria… bueno, delibero porque me toca:

Sencillo/sencillez, me parecen términos superlativos cuando se trata de definir/describir la composición real de un personaje y/o de un tiempo en concreto… y aquí lo coral de todos ellos –tiempos y personajes-, me parece bien trabajado en su conjunto. La prosa es sencilla porque los personajes lo son, aunque existan complejidades en todos ellos, y muchas, pero esas se desarrollan, creo, en la mente del lector que las analiza. Resumiendo, si alguien es de porte sencillo no puedes hacerle hablar con tecnicismos impostados porque te cargas la credibilidad del personaje en cuestión, por otro lado yo si encontré un justo equilibrio de calidad entre descripción y diálogo acorde al desarrollo de la trama. ¿No te gustó el tercio central? Entiendo que componiéndose la novela de 9 capítulos con nombre de mujer los que se te hicieron plomizos fueron los comprendidos en el segmento 4-5-6 (Paloma-Alicia-Victoria), en mi opinión todas ellas, esas mujeres a su manera, son interesantes en el conjunto de la historia e individualmente como personas/personajes, y es posible que esa grisura, tan plana que comentas, fuese debida a esa época concreta en que los personajes viven en aquella España, sobretodo la década 50-60, tan pobre vital/espiritual bajo el yugo del dictador, ahí entra lo religioso que tu apuntas, claro. Coincido bastante, eso sí, en lo que comentas sobre la parte final, mujeres 7-8-9 tomando las riendas argumentales y redondeando la novela al nivel de inicio (el que te engancha a la historia) hacia ese notable que yo comento y que a ti te parece un bien a secas, sin que sirva de precedente lo normal, por lo que te conozco de aquí, hubiera sido mi 6/ tu 8, ya ves... Pienso ahora en una mujer lectora del año 75, retomando la lectura de este folletín gangrenado en su balancín de invierno tras apagar la radio después de escuchar las historias que se contaban en el programa de Elena Francis… ¿lo imaginas? Yo si lo veo, lo que no comparto con tu opinión es lo de ‘falta de profundidad’, es posible (al menos a mí me ha pasado) que transcurridos unos años aún recuerdes esta novela asociada a lecturas similares… por cierto, déjame recordarme a mí mismo que tengo que leer algo más de la autora, ¿quién sabe? Igual volvemos a comentar al respecto…

Salisachs (1916-2014): Sí, recuerdo haber leído su obituario en prensa y la sensación de ‘ninguneo’ de la sociedad catalana fue bastante evidente. Inevitable la comparación con otra gran y longeva dama de las letras catalanas, Ana María Matute (1925-2014), que también escogió el idioma castellano para escribir su obra y que sin embargo fue mucho más querida aquí, por lo tanto el sentimiento de orfandad mucho más sentido, el por qué desde luego es digno de análisis estudiando sus respectivas trayectorias. También me han venido a la cabeza, a colación de lo que comentas de los idiomas, otras grandes escritoras (con las que personalmente me siento mucho más identificado) en las antípodas del pensamiento de Salisachs y que escribieron su obra en catalán como Mercè Rodoreda (1908-1983) o la magnífica Montserrat Roig (1946-1991, creo que todavía no traducida al castellano –que alguien me corrija si no es cierto porque ahora mismo lo desconozco- en lo que me parece un acto de injusticia total contra una gran autora, uno más de los que ha cometido el estado español contra la lengua catalana… para muestra el botón de esta web donde servidor TIENE PROHIBIDO crear fichas de la Roig por ejemplo, bah! ya cansa esto pero censurar cualquier lengua me parece un atentado contra la cultura global…). Y eso, que no te fíes de lo que dice la wiki en la biografía de Salisachs: es imposible que una señora que ha vivido un siglo en una ciudad 100% bilingüe como Barcelona no domine el catalán (aunque sea para hablarlo en la intimidad con sus ‘minyones’ –trad: criadas- como diría aquel tipejo del bigote que ahora preside la FAES), otra cosa lógicamente es que se expresara en la lengua que quisiera a la hora de hablar o escribir o de relacionarse con su gente… no hace falta decir que el catalán lo entiende cualquier persona, hasta el Pijoaparte de Marsé, que viva aquí precisamente porque todas las cosas cotidianas de la vida suelen desarrollarse en modo bilingüe y además en perfecta armonía y convivencia idiomática en contra de lo que pueda pensar algunos. Ciertas partes de la sociedad barcelonesa, el discreto encanto de su todopoderosa burguesía estrechamente conectada con las cloacas del estado sobretodo, que comentas al final, son tan y tan enrevesadas de analizar que creo que merecen capítulo aparte (otras novelas de autores que he mencionado por ahí arriba darían para continuar este debate), aquí lo dejo de momento que me lío en lo político (y esta es una novela muy partidista como seguro has apreciado entre líneas), al final me queda la cosa muy enrevesada y no era mi intención, tienes la lectura muy reciente-tengo el libro presente, si queda algo por comentar ya hablamos en otro momento, en todo caso un placer como siempre… Ah! Si vuelves al tema, una preguntilla de esas mías: ¿A Carlos Hondero lo ves un poco Filomeno a su pesar? ;-)

Salut!

@sedacala hace 7 años

Ante todo, gracias por tomarte la molestia de entrar a comentar La gangrena.

Bueno, pues tras tu dilatada respuesta a mi comentario, han quedado suficientemente expuestas nuestras dos formas de entender una misma novela, y todo lo que pudiera añadir, en esa dirección, estaría ya por demás. Me refiero en la dirección de seguir diseccionando La gangrena.

Pero al margen de eso, sí que hay algún comentario que me gustaría hacer a esas otras cuestiones colaterales que están también en tu comentario. Es verdad; con los datos de SdL que nos permiten saber cómo respira cada cual, lo previsible hubiera sido que tú le hubieses votado un 6 y yo un 8, y lo curioso es que esa previsión se ha invertido, eso es lo sorprendente.

También me ha sorprendido tú alusión a algo tan lejano como el consultorio de Elena Francis, que es a donde supongo que te ha llevado la asociación mental: folletín/consultorio sentimental radiofónico, que sí, que está muy bien traída. Leo en Wikipedia que aquel programa de radio terminó en 1984, aunque estaba ya muy decaído por aquella época y quizá también en 1975; pero en los años 50 y 60, lo recuerdo como un auténtico fenómeno sociológico; por cierto, que gracias a esa búsqueda he dado con la magnífica música de aquel programa: Indian summer youtube.

En lo que respecta a su comparación con otros autores catalanes, lo poco que he leído de Ana María Matute, que es Primera memoria (6), no me llamó la atención; en cambio tengo muy buen recuerdo, aunque ya bastante lejano, de La plaza del diamante (8) de Mercé Rodoreda, de la que me encantaría leer otras cosas. Mucho más reciente tengo la lectura de Mariona Rebull, de Ignacio Agustí, una novela muy del siglo XIX que me gustó, aunque, moderadamente (7). Por lo que se refiere a la forma de escribir, mi comparación entre Salisachs y Rodoreda queda totalmente decantada hacia esta última, para mí es como comparar una escritura de mucha calidad con el texto fácil de un best-seller.

Por cierto, aunque me sorprendiera leer que Salisachs no hablaba catalán, todas las matizaciones que haces sobre el manejo de la lengua son innecesarias. Sé perfectamente (por casos próximos) cómo es la relación de una persona que no habla el idioma con el entorno que le rodea, es obvio que se ha de entender perfectamente, pero, otra cosa es que se hable o no; es algo que podría darse en la práctica, aun siendo muy extraño (no sé si la afirmación de Wikipedia es rigurosa).

Y ya por último, quizá conozcas mi admiración por Torrente y lo dices por eso; Filomeno a mi pesar, fue el primer libro suyo que leí pero de eso hace ya tantos años que, lamentablemente, no me acuerdo de casi nada. Pero ya que apuntas en esa dirección, te digo que uno de mis problemas de fondo con La gangrena se basa en la dificultad de asimilar el carácter de Carlos Hondero; entenderlo es fundamental, y si no se llega a producir ese entendimiento del personaje, la novela se vuelve mucho más abstrusa.

Saludos.

@_567_ hace 7 años

Sí, a mí también me pareció sorprendente esa inversión 6-8 entre tu nota y la mía ante una novela que en principio podría adaptarse mejor a tus gustos literarios –para un hipotético tercer espectador que se haya leída toda esta disertación a dos bandas sin duda podría inducir a sorpresa como comentas- no sé, quizá por lo costumbrista/clasista en lo argumental que creo que ti te interesa bastante o, ya en apreciación personal, por lo bien que tu manejas los tempos históricos dilatados en el transcurso de una narración, es decir novelas de largo recorrido y que abarcan grandes periodos de tiempo… yo, en este caso, creo que me fijé más en el carácter individual de los personajes –todas ellas construyen el de Hondero a nivel espiritual. en mi opinión, de ahí quizá tu dificultad para entender ese carácter suyo tan… ¿voluble?, también es cierto que a nivel laboral se hace a él mismo…- aunque lógicamente el transcurso del tiempo también tiene su importancia, pero me ocurre a mí con el postfranquismo que siempre le veo esa uniformidad tan gris que lo caracterizó ya sea en los 40, los 50, los 60 y hasta bien entrados los 70, claro que hay matices lógicamente…

La alusión al programa de Elena Francis la traje a colación porque mientras escribía el comentario anterior me bullía esa asociación en la cabeza. Yo soy del 66, en el 75 tenía 9 añitos pero recuerdo que no mucho después -pongamos el segmento entre los años 77-81 aprox.- lo escuchaba cada día en casa mientras hacía los deberes del cole, en espera de otro programa de preguntas culturales en que participaban los oyentes que me gustaba mucho y que se llamaba “Doble o nada” (aquí en Radio Barcelona-Cadena Ser, si no recuerdo mal, desconozco si se emitía a nivel nacional); mientras esperábamos la comida que preparaba la mama o sea que el horario de ambos programas iba entre las 12.30-14.00 si me fío de la memoria… rememorar su sintonía a través del tema de Dorsey me retrotrae en el tiempo, se agradece ese retorno al pasado. Aquellos programas, que a mí me gustaba mucho escuchar porque siendo tan joven uno siempre tiene sed de aprender cosas nuevas… y entender a los mayores. Sigo siendo fiel a la radio, por cierto. Y eso, que es una imagen muy folletinesca, sí, el argumento de ‘La Gangrena’ también lo es, sin duda…

En cuanto al carácter de Carlos Hondero en comparación con el Filomeno de Torrente Ballester o la asociación que hacía yo en plan guasón, salvando las distancias entre ambos personajes, reside en un muy marcado rasgo común entre ambos: son unos mujeriegos empedernidos…

Venga, buena semana ene/feb 2017.-