EL DETECTIVE ROGER SHERINGHAM por Maria

Portada de EL CRIMEN DE LAS MEDIAS DE SEDA

En Londres se desata una extraña moda: una serie de chicas se suicidan usando una de sus medias y colgándose en sus baños; pronto Roger Sheringham, novelista y detective aficionado, empieza a sospechar de estos supuestos suicidios. Con esta premisa comienza una novela que resulta una extraña mezcla a medio camino entre la novela clásica detectivesca inglesa, con Agatha Christie a la cabeza, y la novela negra americana, aunque Roger resulte bastante más ingenuo que Sam Spade o Marlowe.

Lo cierto es que la resolución (no tanto el culpable, que yo adiviné bastante antes del final, sino la puesta en escena, el modo de descubrirlo y la explicación de los crímenes, que sí que se me había escapado) salva la novela. Aunque el personaje de Roger Sheringham es interesante, la narración en sí me ha parecido carente de ritmo y, como he dicho, el misterio de quién es el asesino no se sostiene tanto tiempo. Finalmente, como digo, la resolución del crimen –una escena en concreto- salva los muebles y me deja con una sensación agradable que se había ido diluyendo desde el principio de la novela.

Escrita hace 12 años · 3.5 puntos con 4 votos · @Maria le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Quino hace 12 años

Que conste que lo volví a intentar...pero Sheringham reincide en todo aquello que ya comenté en mi reseña sobre su otro libro: El Misterio de Layton Court. Machista y antisemita, aunque en este volumen en un tono bastante más paternalista hacia el judio. Además, no contento con ello, se molesta en hacer diferencias entre el judío "pura sangre" y el que hace que la raza judía se vaya al garete, según él, que es el judío mezclado con los alemanes, rusos y polacos....
Si por lo menos no se pudiera predecir el final, si Sheringham no fuera tan pedante, si Berkeley Cox tuviera más recursos para crear subtramas o describir mejor a los personajes, pero...no, lo único que me gusta es el tono de misterio inglés, esa atmósfera británica, que rodea la acción, pero poco más...