UNA SIMPLE CORTINA DE HUMO por sedacala

Portada de LA METAMORFOSIS

Mi segunda experiencia kafkiana. La primera, EL PROCESO, recuerdo que fue más bien insulsa. Esta segunda, en cambio, ha merecido la pena.

Básicamente he encontrado al mismo escritor en ambas obras, la diferencia es, que EL PROCESO es una obra mas larga, en la que la noción de argumento, se desvirtúa poco a poco, conforme avanza el libro, debido a la confusión que la burocracia y el ajetreo de unos y otros, va generando y llega a un punto caótico en el que ya no sabe uno donde está. En LA METAMORFOSIS, por el contrario, el tamaño reducido nos ahorra caer en esa desorientación, no nos perdemos y lo ocurrido en la novela queda perfectamente claro, aunque resulte, paradójicamente, inexplicable. Y es de esta manera, por que la exposición de la trama es clarísima, las palabras son las justas y las frases, las necesarias. Está muy cerca, por ello, de ser uno de esos autores de cabecera míos, que sé que nunca me van a dar dolor de cabeza y a los voy a leer siempre con gusto.

Lo que toca ahora (expresión cuya usura actual, por muchos, está convirtiendo en espuria, a mis oídos) es hablar de lo otro, que siempre se saca cuando se habla de Kafka, es decir, la interpretación de sus argumentos. Es lógico que así sea, a ello contribuye la placidez de su expresión escrita, contrastando fuertemente con el desplante de narrar con desparpajo, que uno es un artrópodo. Sí EL PROCESO incluye un repertorio amplio de situaciones kafkianas, hay que reconocer que, empezando por los primeros renglones, y siguiendo con el resto del libro, LA METAMORFOSIS es el máximo exponente de lo esperpéntico y lo absurdo. Pues bien, a pesar de esa especie de obligación establecida de tener que hablar de su interpretación, me resisto a ello, o al menos simplifico mucho el análisis.

Ser un escarabajo, sobre todo teniendo en cuenta su tamaño derivado del humano, mucho mayor que un escarabajo normal y consecuentemente más repulsivo, supone un mecanismo argumental, para a partir de ahí, exponer una serie de circunstancias encuadradas en el ámbito social. Los problemas económicos de la familia, la relación con el explotador apoderado de su empresa, los traumas paternos, los pequeños problemas de intendencia diarios como la limpieza o la comida, los problemas de salud (la manzana incrustada en la chepa) o la relación con el mundo exterior. Estas cosas, quiere él que aparezcan como asuntos secundarios. Así puede, tranquilamente, aplicarse a la crítica sin que dé la sensación de que lo está haciendo. Todo el que lee el libro centra su atención en lo repulsivo de la situación (pensando además que existirá un porqué) y no hace cuenta de que la existencia del artrópodo no es más que un señuelo para desviar la atención y así poder expresar mejor los problemas sociales de esas personas, que son la razón de ser de toda esa pantomima.

Por tanto no creo que exista interpretación alguna, todo es una simple cortina de humo, para poder aplicar cómodamente crítica social. Y aunque la historia parezca destilar desasosiego y tristeza, no descarto que en realidad desde el punto de vista del autor, todo sea una especie de farsa no exenta de ciertos aspectos burlones e hilarantes.

No puedo dejar de imaginarme al padre, a la hermana, a los huéspedes, a todos los que están alrededor de Gregor, como esos tipos cachazudos que salen en LAS AVENTURAS DEL BUEN SOLDADO SCHWEJK, con el tono humorístico y costumbrista propio de esa novela emblema de la literatura checa.

Escrita hace 13 años · 3.9 puntos con 7 votos · @sedacala le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Tharl hace 10 años

Acabo de releerme el libro, sedacala, y coincido contigo. Lo importante son las relaciones familiares, que más que relaciones afectivas parecen relaciones de poder. Toda la interpretación más abstracta y alegórica, serán perfectamente válidas, pero me resultan cada vez menos interesante.

Seguramente discrepen muchos de lo que voy a decir, pero mi impresión es que, más que una crítica social, el libro es una crítica personal, un ajuste de cuentas. Tengo la sensación de que Kafka, que escribía siempre sin un borrador y casi en un acto de introspección y a menudo motivado por vivencias personales, simplemente se despachó a gusto con su familia. Siendo muy autocomplaciente consigo mismo, por cierto. No me gustaría estar emparentado con este hombre.

La suerte es que con ese juego de despistes a los que se entrega y con esa poda de todo lo superfluo, logra una obra abierta a las más variadas interpretaciones. De las que estoy seguro, Kafka estaba bien atento para ver si le decían algo sobre sí mismo.

@sedacala hace 10 años

Cuando leí la novela no fui capaz de atribuir credibilidad a ninguna de las posibles interpretaciones que se hacen de su argumento. Solamente había una evidencia, la de una crítica clara y concreta contra esas personas de su entorno en la novela, o por decirlo mejor, contra aquellos individuos o sectores sociales a los que representan. Pero claro, esto quizá es demasiado objetivo y demasiado sencillo para conformar a nadie.

@FAUSTO hace 10 años

Bueno, yo más que discrepar, en realidad es correcta vuestra definición, quisiera matizar lo de las interpretaciones. Me parece posible y quizás evidente que este relato sea una crítica a la familia y la condición laboral. Quien haya leído alguna biografía del escritor, su “Carta al padre” o sus numerosas cartas se dará cuenta que tuvo experiencias propias más que suficientes para enjuiciar y reprochar el entorno opresivo familiar ¿quién no lo tiene?
Sin embargo, me cuesta mucho creer que el quid de la novela, la metamorfosis, sólo sea una excusa para una reprobación o simplemente un artificio humorístico. Para mí ahí reside la esencia del texto, la transformación da pie a indagar sobre la identidad, la individualidad y por nuestro papel en la sociedad. Samsa (fonéticamente muy parecido a Kafka) es un “bicho raro” que podría tener multitud de interpretaciones: un estado de ánimo, condición del ser humano, símbolo de independencia, cualidad de parásito…, cada uno podrá sacar un sentido diferente o ninguno. Aunque creo que un autor como Kafka es de los que menos se les puede leer “literalmente”.
No sabemos cuál era la intención de Kafka, sea como fuere escribió con maestría y ambigüedad una extraordinaria historia.