LA GENERACION PERDIDA por sedacala

Portada de LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES

Así, de entrada, hay que decir que “Las partículas elementales” no es un libro más. Bien al contrario, es un libro muy especial que de alguna manera marcará un hito en el historial de cualquier lector.
Con esto, no es, que ya de entrada, esté recomendando el libro. Es un libro al que se debe acceder por dos posibles razones, a saber: Una, porque exista, por parte del interesado un deseo de extender el campo de sus lecturas, abarcando lo más llamativo de la narrativa contemporánea. Dos, porque después de haberse informado bien, al respecto, tome la decisión consciente de enfrentarse a esta obra. Resumiendo, lo que quiero decir es, que aquel que vaya a leer este libro, sin estar muy informado, debería antes ponerse al día, para así no llevarse sorpresas desagradables.

Hay dos elementos en esta historia que son fundamentales:

1.- El soporte, es decir, la novela está encuadrada en el mundo específico de la tecnología genética, la creación de células madre y cosas parecidas, a la cual el título ya hace referencia. Este mundo de la biogenética sirve como justificación de la trama, de su evolución y de su desenlace.

2.- La herramienta que se utiliza para conducir la historia, para que los personajes la vivan y se expresen; me estoy refiriendo al sexo. De manera que el sexo extremo, adquiere un protagonismo que va mucho más allá de lo que se considera normalmente como ajustado a la realidad de las cosas.

Por lo tanto, si a algún lector le parece que una historia impregnada de terminología específica biogenética, puede hacerse pesada, debe saberlo.
O bien, si alguien cree que el sexo más duro, administrado en dosis brutales, puede ser un obstáculo para tener una buena percepción del libro, también debe saberlo.

Sin embargo, en mi caso particular, soy reacio a hacer una interpretación de esta novela, en función de estos dos parámetros. No me interesa especialmente el análisis basado en ese soporte biotécnico, me da un poco igual y no entro a valorarlo. Tampoco la utilización del sexo como combustible con el que se mueven los personajes, me parece digno de mayores análisis, lo asumo y punto, aunque debo reconocer que en algunos momentos, las altísimas dosis, me asquean irremediablemente.

Lo que me interesa es el perfil más literario de la novela. Y aquí, puedo decir que realmente me gusta como escribe Houellebecq. Su prosa de frases cortas y concisas, me resulta muy atractiva, por lo que tiene de eficaz. También me gusta, aunque a veces no esté de acuerdo con sus puntos de vista, como trata el proceso de adaptación psicológica de las nuevas generaciones, a la realidad política, económica, de modificación de costumbres; en una palabra de cambios sociales, de los años en los que, superada la crisis posbélica, el mundo occidental creó su nueva identidad. El problema es, que se quedaron por el camino unas generaciones, que no fueron capaces de salir indemnes de esa mutación. Hablamos del movimiento Hippie, la generación beat, el mayo francés, la new age. De esas generaciones trata este libro.

Por último, reseñaría la tremenda tristeza que destila “Las partículas elementales” En pocos libros se alcanzan cotas tan altas. Me vienen a la cabeza así de repente, “Las uvas de la ira” y “La carretera”, pero en uno de esos dos casos, el caldo de cultivo de la tristeza es, la brutal crisis económica en los años de la depresión del 29, y en el otro caso una futurible crisis nuclear que deja el mundo desmadrado, ambas situaciones muy duras, que justifican esa tristeza. Aquí, por el contrario, la desesperanza latente, se sitúa en un marco de bonanza y prosperidad económica, lo que parece un contrasentido y resalta el absurdo de pensar que las mejoras del nivel de vida, van por si solas a traer la felicidad al ser humano, sin pasar antes por un rodaje que adapte las mentes a la nueva situación.

Escrita hace 13 años · 4.6 puntos con 8 votos · @sedacala le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@_567_ hace 12 años

Coincido contigo es que este es un libro especial, en mi opinión el mejor de los que le he leído a Houllebecq hasta la fecha (muchas ganas de leer el último, por cierto). Su prosa de frases cortas y concisas, marca de la casa, me parecen una de sus señas de identidad que conforma un estilo literario muy particular, aunque personalmente a veces eche un poco en falta alguna descripción más detallada en algún pasaje de sus obras... Saludos.-