No me pareció Dickens, ni de lejos, tan brillante en el oficio de cronista de viajes, como en el de novelista. Su elegancia, y su sensibilidad describiendo situaciones inventadas, no hacen acto de presencia y sus comentarios sobre lo que ve, carecen de una chispa especial. De todas formas el texto es correcto y la visión del gran país del otro lado del charco, con los ojos de un inglés de la época victoriana es siempre interesante. La pequeña decepción es, que me pareció eso: la visión de un inglés de su época, no la visión de Charles Dickens.
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