LAS BRUJAS DE LANCRE, EN OTRA NOVELA PASABLE PERO NO GENIAL DE ESTA SUBSAGA por GoodyAlien

Portada de CARPE JUGULUM

Leer a nuestro querido Terry Pratchett siempre es un placer. Aunque no sea en libros realmente brillantes, siempre supone una inmersión en humor del bueno y alejarse un poquito de la realidad, la mayor parte de veces para verla con mejor perspectiva. Carpe Jugulum no es una excepción, pero por alguna razón que se me escapa, ninguna de sus novelas de las Brujas me han llegado a enganchar como otros de sus títulos.

Y eso que me caen de puta madre las brujas de Lancre: Tata Ogg y su forma de pensar como el componente Madre del aquelarre de brujas, manejando Lancre igual que maneja a su extensa familia; Angie/Perdita como la Doncella, aprendiz todavía pero con un papel siempre importante debido a las características de su doble personalidad; y por supuesto la paradigmática y poderosa Yaya Ceravieja, ayudando siempre a la gente a ayudarse a si misma sin pedir nada a cambio (aunque todo el que sabe lo que le conviene procura dar algún regalito a quien puede echarle una mano en su próximo parto o dolor de muelas), con esa magia del sentido común que es la Cabezología, pero disfrutando de verdad con su dominio de el Préstamo. Conforme lo voy escribiendo, me voy dando cuenta de cuanto las aprecio, a pesar de que los libros en las que aparecen nunca me parecen los momentos mas brillantes de Terry Pratchett.

Pero esta novela, además de formar parte de la saga de las brujas de Lancre, tiene otros personajes igual de importantes: la trama principal se debe a la aparición de unos vampiros muy particulares que son invitados al bautizo de la hija de los reyes de Lancre... y ya que están, deciden quedarse, con innovadoras ideas de como puede ser la relación entre unos seres poderosos como ellos y los humanos que constituyen su dieta principal. Al bautizo también es invitado un sacerdote, de una religión que nos sonara mucho (Om), y que retoma parte de la trama de uno de los grandes libros del MundoDisco: Dioses Menores. Pratchett aprovecha la ocasión para seguir reflexionando sobre la (in)coherencia de las religiones y crea un personaje que se gana nuestro respeto y cariño conforme pasan las paginas. Y tampoco se puede olvidar a su particular versión de un mito como el del fénix. Un ave de leyenda para la que da su propia versión, sin desvirtuar el concepto clásico que tenemos de él, pero añadiéndole mas significado.

Escrita hace 13 años · 0 votos · @GoodyAlien le ha puesto un 6 ·

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