METAFORAS AGAZAPADAS por sedacala

Portada de EL PRINCIPITO

Opino sobre “El principito” después de leer otras críticas aquí vertidas, todas muy positivas. Desde luego, coincido con muchos en que no es un libro para niños. Aunque el lenguaje sea más o menos infantil, dudo que un niño lo entienda. Tampoco yo lo entendí. He leído por algún lado, que Momo, la novela de Michael Ende, tiene puntos de coincidencia con “El principito”. A mi me gustó, sin saber muy bien porqué, y lo leí con la fascinación propia de estas historias cargadas de simbolismo. También en esa línea “El desierto de los tártaros” me pareció raro, pero interesante. Es decir, que aunque algunas de estas cosas me gusten, es natural que no sea este terreno, en el que más a gusto se encuentra un lector de mente racionalista, como es la mía. Pero volviendo a “El principito”, no aprecié ninguna de esas fascinaciones por ningún lado, me aburrió y sinceramente, no creo que una segunda lectura me saque de ahí. A no ser que esa segunda lectura conlleve un trabajo de disección del texto, analizando qué metáfora plantea el autor en cada caso y como la ve cada uno. En ese supuesto, está claro que la obra daría mucho de si y además acabarían viéndose resaltados sus valores y por tanto acabaría gustando. Pero claro, esta no es la actitud normal de un lector, que se acerca a un texto con interés pero sin un bagaje previo. Intuir, a través de una lectura sencilla, esos valores simbólicos, solo está al alcance de dos clases de lectores: Los hipersensibles, aquellos cuya exquisita capacidad para captar ideas subyacentes o metáforas agazapadas en el texto, les permite disfrutar relajándose, simplemente leyendo. La segunda clase de lector, es la de aquellos que aún no teniendo esas capacidades innatas, estén avisados y hayan querido dejarse llevar voluntariamente por la magia del texto. Mi caso no se inscribe en ninguno de los dos supuestos, mi sensibilidad para leer entre líneas es escasa y prefiero lo explícito, y en cuanto a voluntarismo, tengo mis limitaciones y cuando no cojo algo, por más que me esfuerce lo sigo sin coger.

Escrita hace 13 años · 3.7 puntos con 6 votos · @sedacala le ha puesto un 4 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 13 años

Bastante de acuerdo contigo, Sedacala. Saint-Exúpery es un escritor notable (ahí está Vuelo nocturno o Terre des hommes para probarlo) pero siempre me ha parecido que El principito despierta reacciones un tanto exageradas... sobre todo entre los adultos.

Que publiques un comentario adverso sobre esta obra intocable, a mi parecer claramente sobrevalorada por motivos no estrictamente literarios, me parece, en este caso, un acto de valentía.

@Tharl hace 13 años

Sedacala entiendo perfectamente tu opinión, sin embargo no creo que para disfrutar de "El principito" haga falta una especial sensibilidad o un ejercicio de disección metáfora a metáfora, simbolismo a simbolismo. Yo no me considero hipersensible ni con una capacidad especial para captar las ideas subyacente y las metáforas agazapadas, puede que incluso lo contrario y desde luego no diseccioné el texto. Simplemente me deje llevar.
Este es un libro que se lee con gran agilidad, rápidamente y sí, muy metafórico y con mucho simbolismo, pero lo más destacable, y de ahí creo que se deben las reacciones exageradas de las que habla Faulkneriano, es su magia.
El personaje de "El principito" fascina, atrapa, enamora, es maravilloso, emociona a uno de la misma forma o incluso mejor, pues además lo logra con muchas menos páginas, que Anset en "Maestro Cantor". Hace llorar, reír, sonreír, sufrir, provoca nostalgia, melancolía, amistad, todo tipo de reacciones emocionales.

Por mi parte este libro y su protagonista a parte de todas las enseñanzas en forma de metáforas como los baobabs o de sus moralejas y lecciones morales en boca del zorro, lo que más me fascinó fue el nuevo significado que dio para mi a la palabra "amable". El principito es el personaje más "amable" de la literatura, ningún ser humano que se deje llevar por el texto podrá leer su historia y no amarle de mil formas distintas. Creo que de ahí la recomendación de una segunda lectura, si en la primera no estabas en el estado propicio para este libro, o lo leíste con otras expectativas, lo intentaste racionalizar o algo por el estilo, no necesitas más que tomarlo un día en que te sientas especialmente sensible, sentarte en tu hueco favorito del sofá, relajarte y disfrutar con la mente y el corazón abiertos a esta maravilla. No requiere ningún esfuerzo mental, más bien todo lo contrario.

Por otra parte en el tema que menciona Faulkneriano sobre las críticas adversas a los grandes clásicos o las obras “intocables” (no se porque deben serlo) siempre estoy a favor, este o no de acuerdo, pero siempre y cuando se den argumentos y se intente explicar a que se debe dicha impresión, pues al fin y al cabo una crítica que se limita a decir “me ha gustado mucho” o a criticar la obra o alabarla sin ningún motivo poco tiene que aportar a la comunidad, sin embargo otra reseña aunque abra polémica al justificar porque no le gusta un clásico siempre será por mi parte bien recibida, creo que ninguno en la web, o al menos más bien pocos, han cursado estudios superiores en literatura, por lo que no podemos discutir sobre si está o no realmente sobrevalorada, pero siempre podemos discutir sobre nuestras impresiones y defenderlas con nuestros argumentos, de ahí, desde mi punto de vista, la riqueza de la web y una de las cosas que más la diferencian de Entrelectores.

@sedacala hace 13 años

Evidentemente, siempre queda, en cualquier libro la opción de una segunda lectura y como es muy corto no debe suponer demasiado esfuerzo y lo haré; pero, quizás sí que es posible también, que tú te encuentres en el primer caso que yo decía, si no con esa hipersensibilidad, si al menos, como apuntabas tu, en un momento, especialmente receptivo. Yo mismo he tenido esas experiencias con algún otro libro, que por la razón que sea (anímica sin duda) tienes momentos en que absorbes como una esponja, textos que en otros momentos, no te habrían llenado tanto. Pero, le dedicaré al menos un rato.

@sedacala hace 13 años

Bueno, pues he estado hojeando “El principito”, aunque no he llegado al final, realmente no funciona. Quiero decir, que cuando lo leí por primera vez, mi mente tuvo que hacer un esfuerzo de voluntad constante para proseguir. Por poco que me interese un libro, nunca lo dejo a la mitad, así que lo terminé en esa primera lectura. Pero en la segunda, ya es diferente y si veo que no va bien, lo dejo.
Y no iba bien. Como yo decía, el libro es una sucesión de metáforas y dobles sentidos, por ejemplo, el niño ve la boa, los adultos ven sombreros, ¡Qué imaginativo es el niño! ¡Que estirados son los adultos! El astrónomo turco descubre el asteroide B 612, pero como va vestido a la oriental, nadie le cree. Ataturk impone nuevos hábitos y toda la comunidad internacional le cree a pies juntillas debido a su impecable atuendo occidental. ¡Que listo es el astrónomo turco! ¡Que tonta es la masa bienpensante europea! Cuando los adultos conocen a alguien solo les interesan los números, no preguntan si a ese le gustarán estos juegos o coleccionar mariposas, sino ¿Cuanto mide? ¿Cuantos años tiene? Y así sucesivamente se van enunciando paradojas en las cuales el niño, el excéntrico, o el imaginativo, ganan enteros ante los adultos, los europeos o los cerebrales; el singular prevalece ante el plural y en general el débil cae mucho mejor que los fuertes. Y así se va desarrollando el libro y yo me voy aburriendo. Primero, porque leer este tipo de cosas, no produce placer en mis sentidos de lector, segundo porque algunas de esas metáforas, cargan directamente contra mi o contra los que como yo, tenemos una forma de ver la vida, que este libro combate expresamente, o sea que no solo no me gusta, si no que además me fastidia y digo esto porque yo soy de los amantes de las cifras. Vuelvo a lo del principio, tú, no te consideraras hipersensible (o algo así) pero al menos, lo eres en contraposición a las personas cerebrales, como yo. Siéndolo, claro que disfrutas con esa lectura. Yo en cambio tengo que dejarlo y recurrir a textos en las que dos y dos, son cuatro. Como se insinúe que quizás sean cuatro y medio, ya puedo buscar otra lectura. Y esto, es un defecto mío, porque me condena a no poder degustar un porcentaje muy alto de la producción literaria de calidad. A veces, cuando explicáis, como estos textos, tan subjetivos, os satisfacen tanto, yo, me muero de envidia porque a mí, también me gustaría pasarlo así de bien con ellos. Pero, por desgracia, uno no es como quisiera.

@Tharl hace 13 años

Vaya, entonces ni con una relectura... bueno, como dice el dicho favorito de Faulkneriano para gusto los colores :D

No se, yo me considero una persona muy de ciencias, en ocasiones puede que demasiado, pero este libro tiene algo que me permite dejarme llevar sin analizar nada, ni las metáforas a penas y realmente me llega.
No creo tampoco que sea una cuestión de sensibilidad, pues como te dije yo te hipersensibilidad tengo más bien poco, incluso me cuesta un esfuerzo leer poesía, cosa que supongo se deberá también a falta de práctica.
Una vez más: para gustos los colores.

Y no te sientas ofendido por el pobre principito, solo nos quiere decir que en ocasiones el análisis y la ciencia no lo es todo, en ocasiones lo sencillo y sobretodo las emociones son mucho, mucho más importantes. Y ante eso hasta una mente científica como la mía debe inclinarse y más cuando el autor nos da un vivo ejemplo con su propio libro.

Por cierto da gusto tener conversaciones así de literatura :)
Un saludo!

@Faulkneriano hace 13 años

Tharl, lo de para los gustos se hicieron los colores lo digo, las más de las veces, con resignación, anticipándome a lo que, de seguro me van a decir cuando critican lo que yo considero una obra maestra o un clásico indiscutible. Soy de los que creen que muchos siglos de historia literaria (a menudo desconocidos por la gente que enjuicia, a veces, muy a la ligera) deben, a la fuerza, crear algún poso de consenso: no digo un canon de la literatura occidental (como pretendía Harold Bloom) pero sí al menos un núcleo duro incontrovertible de obras de manifiesta calidad, ajenas al vaivén de las modas y del criterio revisionista de muchos lectores apresurados. Los clásicos, vaya.

Todo esto a propósito de una novelita, El principito, que, desde mi punto de vista, no forma ni de lejos parte de ese grupo.

@sedacala hace 13 años

Tharl, No, no me ofende Saint-Exupery (que no el pobre principito), ni mucho menos, solo ponía el ejemplo de como tendemos a absorber positivamente o negativamente, aquello con lo que, en mayor o menor medida, nos identificamos. Yo soy un entusiasta, mas que de los números, de las estádísticas, y en el discurso del autor, a traves de su personaje, las estadísticas son algo frío y alejado de lo que el principito representa.
Me alegro de tu gusto por el debate literario, temo a veces ser un poco plasta.

@Tharl hace 13 años

Ante todo sedacala, no te preocupes a mi me encantan los debates literarios y en raras ocasiones tengo la oportunidad de participar en ellos, por lo que es un autentico placer. De plasta nada. Además si tu fueras plasta yo ya pasaría lo insoportable jeje.

Faulkneriano lo de que es tu dicho favorito lo decía de broma, se que lo dices con resignación :P, espero no haberte molestado.
Por supuesto estoy de acuerdo en que los clásicos por el hecho de ser clásicos tienen una garantía de calidad que solo puede proporcionar la Historia.
Pero en está página a mi modo de ver no estamos tanto para valorar la calidad de las obras (para eso están los grandes estudiosos de la literatura quienes tampoco se ponen de acuerdo) como para hablar de nuestras impresiones inevitablemente subjetivas. En caso contrario, al menos yo, temo que tendría bastante poco que aportar, pues carezco de la formación necesaria para valorar crítica y objetivamente la calidad de un libro.
Pero como tu bien dices no debemos olvidar que la lectura que nosotros hacemos de un texto es sólo una de las lecturas posibles, la que nos permiten los recursos de interpretación de que nosotros disponemos en el momento en que la hacemos. Pero aunque casi todas las lectura sean respetables y válidas esto no quita que unas sean más profundas y probablemente aún más válidas que las otras. Hay lecturas más o menos informadas, interpretaciones mejores y peores, superficiales o profundas, en función de los conocimientos que se tengan y de la experiencia.
En mi opinión, sin duda, una de las aportaciones de la web y de estas discusiones es ir mejorando nuestro criterio juntos y disfrutar cada vez más de ese gran placer que ofrece la gran literatura.
Esto no quita que a mi también me rechinen los dientes a veces al ver críticas realmente negativas hacia un clásico echas, como tu bien dices a la ligera, sin aportar ningún motivo real, lo que además podría abrir un debate interesante. O incluso me duele en el alma ver un 4 en una gran obra como es “Los miserables” sin saber ni poder jamás llegar a imaginarme cual puede ser el motivo.

Por cierto sedacala, estoy totalmente de acuerdo con que en muchas ocasiones valoramos más positivamente aquello con lo que nos identificamos, pero más merito tendrá aquel autor que nos fascina con su palabra a pesar de ser contrario a aquello con lo que nos identificamos.

Un saludo y como siempre un placer!

@arspr hace 11 años

Acabo de releer El Principito por un simple deber pendiente desde niño, e iba a escribir una reseña un tanto negativa pero es que la de Sedecala lo clava.

También yo lo tenía entre los pendientes por aquello de "recuerdo que no me gustó nada, pero quizá es porque se me escapó, quizá es demasiado para adultos; vamos a leerlo con la mente más formada". Y de nuevo me he quedado un poco (demasiado) frío.

Entiendo, (o quiero entender, que no es exactamente lo mismo), el porqué sus metáforas pueden resultar atrayentes para unos y otros, el porqué de la reflexión central sobre "lo importante se disfruta con el corazón y es intangible y al hacernos mayores nos olvidamos muchas veces de ello, nos volvemos, aun inconscientemente, materialistas" puede despertar pasiones, el porqué, en definitiva, puede atrapar a muchos lectores. Pero a mí no lo ha hecho.

Simplemente es que considero que el libro no termina de carburar bien. Como lectura para niños es demasiado críptica, sus "historietas fantásticas" son muy sosas y aburridas y su personaje central (el Principito) es demasiado frío, demasiado alejado de la potencial identificación que un niño busque con su personaje (a diferencia de Momo, que también lo mencionaba Sedecala). Total que me confirmo en que su lectura como "cuentecillo" es un tostón.

Y como lectura para adultos tampoco va mucho mejor. Su reflexión central es demasiado obvia y directa y las susodichas historietas no son más que repetir una y otra vez lo mismo. E igualmente, (y arrastrado inevitablemente por el niño que se aburrió con él), tampoco me atrae nada la historieta en sí vista con el prisma "gris" de la edad. Quizá el momento en que más he conectado con el libro ha sido al final, con el momento "sensiblero" de la muerte, (esto de tener hijos y estar presto a identificarse en el dolor de su potencial pérdida es lo que tiene).

Resumiendo: coincido con muchos de vosotros de que está un tanto (muy) sobrevalorado.

@BriGid hace 9 años

Lo de la sobrevaloración literaría siempre ha sido muy relativa, ya que hay libros que much@s consideran obras maestras y a otr@s auténtico sopor con ganas de suicidio. Pero lo dicho, para gustos...

@jjsj hace 6 años

Lamento responder sin leer todas las respuestas anteriores. Esta, es para el comentario inicial. No tiene por qué gustar a fuerza, ningún libro. A mi parecer, no creo que este, El principito, tenga tanta fama por sus dotes literarias, más bien, por tener tanto equilibrio, ni mucho, ni poco, de nada, ni de masiado sensiblero, ni demasiado literario, ni demasiado racional. Creo que es un libro en el que simplemente debes dejar de pensar, diseccionar no lo elevará. Es demasiado simple, y justo ahí está lo que muchos le encuentran, que con esa simpleza, da mucho. Mi recomendación no solicitada, no lo leas nuevamente si vas pensando en analizarlo. Sé inocente cuando lo tengas en tus manos.