LA TERCERA HERMANA por marbe

Portada de AGNES GREY
El autor de esta reseña ha idicado que contiene spoiler, mostrar contenido.

Dicen las críticas que leí antes de adentrarme en esta historia, que Anne Brontë no podía compararse a sus hermanas, Emily y Charlotte, la verdad es que en las tres novelas he visto claros tintes autoboigráficos, lo que hace que las tres se parezcan un poco, y la novela de Anne merece una oportunidad.

En esta novela Agnes, la menor de las hijas de una familia humilde pero respetable, decide buscarse la vida trabajando para ayudar en los gastos domésticos.

Comienza a trabajar de institutriz en distintas familias de alta sociedad. Se da cuenta de lo poco valorado que se encuentra ese trabajo, al verse en la obligación de educar a unos niños que son malcriados por sus padres y que en la mayoría de los casos son arrogantes y huecos.

En la segunda parte del libro combina los problemas diarios de la docencia con el amor que siente, haciendo que nos encariñemos con este personaje sincero, de firmes creencias morales y gran corazón, sufriendo con ella y terminando con el feliz final que Anne quiso otorgarle, tal vez para compensar lo que ella nunca tuvo.

En esta novela, Anne Brontë, al igual que su hermana Charlotte, nos describen la sociedad en la que viven, la hipocresía de las relaciones sociales y los intereses que les motivaban (que eran en su mayoría superficiales, buscando las mujeres al hombre rico que las pudiera situar bien) ya que en su vida real estuvieron muy en contacto con la realidad del momento.

Escrita hace 13 años · 4 puntos con 1 voto · @marbe le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Kementari hace 13 años

Excelente comentario. Sólo señalar que los intereses que motivaban a una mujer en ese tiempo a buscar un hombre que las mantuviera no eran superficiales, salvo que alguien considere superficial comer todos los días y tener un techo bajo el que dormir: pocos trabajos estaban al alcance de una mujer. Cuando se acepta por la abrumadora realidad que las mujeres dejamos de necesitar a un alimentador, las relaciones se vuelven reales.

@marbe hace 13 años

Pero en esa época hubo mujeres fuertes, con iniciativa, que no se conformaron con esperar a un hombre que les desposara o la vida que les imponían.
Como las hermanas Brontë, que trabajaron de institutrices o se dedicaron a escribir.
Aunque bien es cierto que tenían que escribir bajo un seudónimo masculino porque si no, hubieran tenido menos oportunidades para que publicaran sus obras. Y los sueldos que conseguían se podían asemejar a sueldos mileuristas o incluso menos...