Sinopsis
En 1492 tres navíos españoles se hicieron a la mar rumbo a la isla de La Palma que junto con la de Tenerife era la única del archipiélago canario que todavía no había sido conquistada. Al mando de la expedición iba don Alonso de Lugo, un guerrero experimentado que confiaba en incrementar su fortuna con el oro que, según contaban, guardaban los nativos.
En Benahoare, como los guanches llamaban a La Palma, nadie esperaba el regreso de los extranjeros, a quienes ya habían conseguido una vez expulsar de la isla. Sólo Tanausú, el rey de la tribu de Ácero y guardián del Roque Santo, defendía la idea de prepararse para un ataque. A pesar de sus esfuerzos y de las advertencias de los oráculos, los guanches se encontraron indefensos ante los españoles.
En esta novela, llena de ternura por una civilización desaparecida, Harold Braem pinta el panorama de toda una cultura, recreando un mundo mágico y profundamente enraizado con la naturaleza de los guanches, que se contrapone a la crueldad y la dureza de los conquistadores y su dios.
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