Sinopsis
Faulkner ha construido este "Réquiem" en tres actos, cada uno de los cuales lleva un prólogo donde se exhibe ese peculiarísimo estilo suyo, a veces oscuro, a veces cristalino, pero caudaloso, desbordante siempre, como el río inmenso que da nombre a aquella tierra. En esos prólogos, donde se mezclan la historia y la fantasía, el atisbo sociológico y la ironía del observador humano, está el Faulkner descendiente de generales, gobernadores y políticos sureños. En la tragedia, en cambio, donde vemos aparecer a Temple Drake, la protagonista de Santuario, está el poeta y el audaz buceador de conciencias y de instintos. Allí enfrenta a Nancy, la negra, con la alocada muchacha de universidad, ahora convertida en esposa y madre: hermanadas ambas en una común miseria moral y separadas por destinos divergentes cuyo contraste nos susurra al oído conclusiones estremecedoras. La realidad de Faulkner es singular, única, extraña. Es la realidad que ven sus ojos; no la de todo el mundo. Por eso obliga al lector a someterse, a adaptarse, a aceptar esta forma de visión, de un desconcertante realismo, fotográfico a veces, pero las más, de formas y colores alucinantes, hechos para soportar las tensiones más violentas y los matices más complejos.
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