Sinopsis
Se dice que los niños tienen una sensibilidad especial para ver y sentir cosas que los adultos ya no perciben. Fenómenos que resultarían aterradores e inexplicables, pueden ser algo normal a los ojos de un crío. ¿Quién no ha visto a un pequeño de tres o cuatro años jugar con su amigo imaginario o conversar por teléfono sin que no haya nadie al otro lado de la línea? Se suele decir: «son cosas de niños» pero ¿estamos seguros? Quizá ellos sean los únicos poseedores de la verdad.
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