Sinopsis
El austríaco Peter Handke estuvo marcado por la experiencia materna, y de hecho al suicidarse ésta en 1971 escribió su impresionante Desgracia impeorable. Su madre había ido a Berlín, a casa de sus suegros, durante la Segunda Guerra. En 1948, con su marido y sus dos hijos abandonó el sector Este, sin papeles, y se instaló en su casa natal en Austria. Sus dos hermanos habían muerto en la Guerra durante un combate. Ella los adoraba, y transmitió a Handke su admiración: los tres eran de origen esloveno —la población más pobre de Austria, y Carintia es una región fronteriza—, y Handke aprendió el esloveno, al principio obligatoriamente en la posguerra, luego con gusto y por decisión propia. Más tarde, viajará allí muy a menudo (escribirá sobre ese territorio en La repetición) e incluso traducirá a algún escritor esloveno.
Realizó la secundaria en un internado, experiencia que le marcó duramente. Estudió Derecho en Graz, pero en 1965 decidió dedicarse exclusivamente a la literatura, en la lengua paterna. Ya era un gran lector; de Dickens o Balzac a escritores de todas las lenguas; pero él se dirá sobre todo discípulo de Goethe, Adalbert Stifter, Franz Kafka o Ludwig Hohl. En 1970 se instaló en París; su literatura se hizo más temperada y acaso más lúcida. En Carta breve para un largo adiós narra la separación con su mujer, una actriz.
Su relato Lento regreso, de 1979, inicia una experiencia narrativa muy personal, extraña y arriesgada, que continuó en los años sucesivos con La doctrina del Sainte-Victoire, Por los pueblos, Historia de niños. En los noventa escribió una serie de obras muy breves y meditativas: Ensayo sobre el juke-box, La ausencia, Ensayo sobre el día logrado.
Mientras tanto, regresó a Austria, estuvo unos años en Salzburgo, denunció con valentía el aumento de la extrema derecha; decidió irse de allí cuando la prensa difundió que Kurt Waldheim, su presidente, había sido oficial nazi pero no logró su dimisión. Por esos años había escrito sobre el auge de aquel extremismo en su país (El chino del dolor) , que pronto logró el poder, ante la inquietud europea. Volvió a Francia, donde vive actualmente, pero no sin realizar a menudo viajes por todo el mundo, muchas veces a pie; en particular, ha recorrido buena parte de España, como se pone de manifiesto en sus extensas novelas del último período.
El mismo Handke llevó al cine su novela La ausencia en 1993.
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