Sinopsis
Al poeta, si es tal, lo domina el Desánimo de lucro, lo contrario de la otra parte del negocio. Negocio, negación del ocio. Por tanto, la poesía es ocio a manos llenas. En esta ocasión, tiene usted en las manos el resultado del ocio de dos décadas casi, veinte años de palabras cociéndose a fuego lentísimo, ínfimo, mientras el mundo y el cuerpo y la vida cambiaban alrededor de un grupo de poemas reunidos en torno a la fogata.
Pero un verso no es lo contrario de una prosa, sino el compañero de la habitación de al lado. Y estos cónyuges, que comparten gastos y noches de desvelo, se conocen en demasía, y se van transmitiendo uno al otro sus vicios, sus dejes, sus acentos. No es extraño entonces que en los cuentos que conforman El incesto de la tinta y el papel se escape alguna frase con la que, por qué no, quizá empezara
un poema, una canción.
Pero unos y otros, poemas y cuentos, tienden a la Brevería, a la contundencia, a la parquedad. Es imperdonable el autor que aburre, que se dilata, que se encanta. Que le corten la cabeza literaria. Este texto, sin ir más lejos, llega a su límite. Ya está bien. Usted no necesita estas líneas. Lo que usted quiere es comenzar a leer el interior, acabar cuanto antes y ponerse a lo siguiente. No nos entretengamos más.
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