Sinopsis
Llorar es uno de los efectos naturales que más se han desprestigiado en las sociedades burguesas; y no es que la poesía incite al llanto, pero atraviesa los rincones que hubieran podido ocupar mocos y lágrimas y se deja ver en ellos sin tanto pudor como en la denominada vida diaria. De ahí a ensalzar y a cantar el llanto no hay más que un paso. Quizá la poesía sea un lugar con rincones en los que no se miente, en los que a veces no se miente; de ahí los afanes.
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