ALASKA Y OTRAS HISTORIAS DE LA MOVIDA

Autor

RAFA CERVERA

ISBN/ASIN

8497598040

Género

Ensayo

Editorial

DEBOLSILLO

Edición

2002

Páginas

400

Creada por

Faulkneriano

Sinopsis

Tras la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, se inició la transición democrática con paso lento. La izquierda fue tomando posiciones poco a poco, con mucho tiento, porque el Generalísimo, como ya había anunciado, dejó todo "atado y bien atado". Cuatro años después, tras las primeras elecciones democráticas después de la guerra civil, los socialistas ganaron la alcaldía de Madrid en la persona de Enrique Tierno Galván, el viejo profesor, que años atrás había sido expedientado y apartado de su cátedra en la Universidad Complutense. La llamada movida madrileña ya había comenzado.

La movida fue un fenómeno corto en el tiempo, de 1977 a 1984, y parco en personajes, aunque parezca lo contrario, si bien los que hubo montaron el lío, la jarana y la bulla porque tuvieron éxito en lo suyo. Ninguno perdurable salvo Almodóvar y la propia Alaska. La susodicha movida estuvo acompañada por un marketing político y comercial, en el que se apuntó un gran tanto el alcalde más llorado, Enrique Tierno, con aquello de "hay que estar al loro".

Más que un movimiento artístico, una generación, o gentes de una ideología determinada, fue un círculo de amigos de distintas generaciones que aportó poco culturalmente e intelectualmente menos, si bien es cierto que no tenían ninguna intención al respecto pues lo fundamental era divertirse. Lo cual no era óbice ni cortapisa para que fuera un movimiento divertido, frívolo y desengrasante tras la brutal represión franquista, con censura incluida, de la que se salía. El desmadre era inevitable.

Los estandartes de aquel momento fueron, entre otros, el programa de Televisión Española, realizado por Paloma Chamorro, La edad de oro; una publicación, La luna, dirigida por Borja Casani, que fue el vehículo, el portavoz periodístico de la movida. El cine dio un genio, Almodóvar, con su Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón. También el dibujante Ceesepe, el fotógrafo Pérez-Minguez, el gran compositor Carlos Berlanga, autor junto a Nacho Canut de la mayoría de los temas del grupo punk Alaska y los pegamoides, y la pareja de pintores Costus.

El bluff de la movida madrileña fue una moda que llegó hasta la música y la ropa, y no pasó del pelo. Su musa y una de sus fundadores, fueAlaska, una niña de trece años recién llegada a España desde México, donde su padre llevaba exiliado varias décadas por haber hecho la guerra en el bando republicano. Olvido Gara, su nombre real, era desinhibida, original, singular y con más cara que espalda, encubierta en una ingenuidad y una dulzura que mantiene hoy día. Ella fue pionera en lo suyo e importó de Londres el estilo punk, sin conocer entonces que aquel era un movimiento rebelde, de los más pobres, contra el stablishment. Precisamente si algo se le reprochó a la movida fue que se mantuviera ajena al delicado momento político que se vivía en España. Aún hoy, Olvido conserva casi intacto vivo el legado de aquellos años que conocieron un fenómeno cultural tan hinchado como un globo sonda. Alaska y otras historias de la movida es un libro muy agradable de leer, muy bien documentado, e interesante para que los jóvenes de hoy, desgraciadamente poco interesados en conocer otros rumbos, se acerquen a aquellos años de drogas, sexo y rock and roll, y juzguen.