LAS UVAS DE LA IRA FRANCESA... por Guille

Portada de GERMINAL

…, menos maniquea y más compleja que la obra americana. Ambas tienen como objetivo mostrar los efectos de un capitalismo salvaje, sin control ni limitaciones y en ambas el desenlace es descorazonador, aunque también las dos dejan al final esa semillita de esperanza tan necesaria y, quizás, tan contraproducente.

Pero la obra de Zola tiene mucho más. Ahonda en la naturaleza humana como creo que no lo hace Steinbeck en su novela. Nos presenta a los trabajadores de una forma más realista; primero como a unos santos inocentes que besan la mano que les ahoga (también las mujeres que soportan no solo la mano de los patronos sino la de sus hombres, a los que, pese a los malos tratos, defienden y vuelven una y otra vez, como si la relación con ellos no pudiera ser de otra manera), y después nos muestra como la frustración y el hambre, el no tener nada y, por tanto, la ausencia de miedo a perder algo, prende rápidamente con una fuerza inesperada y brutal y los perros muerden la mano del amo, mientras que este solo muestra el asombro ante el hecho de que sus siervos, despreciando todo es esfuerzo dedicado a ellos, pudieran necesitar más de lo que tienen.

También Zola, al contrario de Steinbeck, nos expone el otro lado del conflicto, el de los propietarios y su visión clasista, casi biológica, de la sociedad, en la que los trabajadores son una especie aparte, muy distinta de ellos mismos, con otras necesidades, otros deseos y aspiraciones, que solo necesitan el salario justo y necesario que les permita poder engendrar otra generación que asegure el mantenimiento del negocio (a lo que los trabajadores se aplican con gran entusiasmo; al fin y al cabo, el sexo es gratis y a más niños más salarios entrarán en casa).
Este párrafo, del administrador de la mina, es muy elocuente.

"¿Quién era el idiota que basaba la dicha de este mundo en el reparto de la riqueza? Esos visionarios de revolucionarios podían demoler la sociedad y reconstruir otra, y no conseguirán añadir un solo goce a la humanidad, ni le ahorrarán ningún dolor porque cada uno tuviese más pan y más arenques. Actuando de aquel modo, incluso ensancharán la desdicha terrenal, consiguiendo que un día hasta los perros aullasen de desespero cuando les hubieran sacado de la tranquila satisfacción de sus instintos, para contagiarles el insaciado sufrimiento de las pasiones. No, el bien residía en no ser, y, pues que había que existir, ser árbol, una simple piedra o, mejor aún, el grano de arena que no puede gemir bajo el pide de los transeúntes."

Y el caso es que al ..brón este no le falta razón.

Zola no es benevolente con los santos inocentes, esos explotados que de una u otra manera veneran a su señor y son capaces de arrodillarse para perseguir la huella olfativa de la presa que persigue su amo para, una vez hallada, volver a por su terrón de azúcar. Y no es benevolente con los individualistas que son capaces de trepar a costa del sufrimientos de sus compañeros y, sin justificar la violencia indiscriminada, comprende la situación de aquellos para los que solo les quedan dos caminos y no aceptan la esclavitud que supone uno de ellos.

Gran novela, brutal y magnífica.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 3 votos · @Guille le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@Tharl hace 10 años

Nunca me ha atraído Zola. Pero ahí está, siempre rondándome la idea de darle una oportunidad. Cuando se la dé será con Germinal.
Buena reseña Guille.

@Poverello hace 10 años

Con un par de apuntes que sueltas en tu medida reseña sobre esta obra que tengo en pendientes desde hace tiempo recordé dos frases.

La primera es del terrible documental sobre la invasión de Vietnam "Hearts and Mind" (Peter Davis, 1974) en el que un mando del ejército estadounidense soltaba ni corto ni perezoso tras una pregunta sobre las muertes de los vietnamitas que “los orientales no les dan el mismo valor a la vida que los occidentales, para ellos tiene menos valor". Justificaciones tenemos todos, ya ves.

La otra es de Gandhi, el profeta de la a-himsa: "allá donde sea necesario elegir entre violencia y cobardía aconsejaré siempre la violencia".

@Guille hace 10 años

Tharl, no te lo pienses en cuanto que tengas una oportunidad... una oportunidad grande que el tocho es considerable, pero merece mucho la pena.

Poverello, un sin número de atrocidades, desde las domésticas a las "genocidias", se han hecho siempre precisamente por no considerar como tu igual a las víctimas.

@Faulkneriano hace 9 años

Acabo de terminar la novela. Es, sin duda, una lectura recomendable, pero mi entusiasmo por ese seguro creador de tramas y descriptor de ambientes que es Zola se enfría por su innecesaria brutalidad. Muy sutil precisamente no es este hombre. El trazo grueso aflora, sobre todo, cuando se enfrenta a las clases populares. Si La tierra es una de las novelas mas escatológicas que he leído, en Germinal el sexo es omnipresente: Catherine semidesnuda trotando por las galerías, el pichabrava del tendero Maigrat beneficiándose a sus clientas morosas, Mouquette pasando de mano en mano y enseñando el culo al respetable, el director Hennebeau descubriendo la infidelidad de su mujer y olfateando la habitación donde se consuma el engaño, la minera que vive con dos "maridos"... Para qué seguir. Adivinen lo último que hacen dos de los personajes principales antes de morir. La cosa sube de punto cuando se describe la escombrera en la que vive el tio Mouque, donde, de hacer caso al narrador, el viejo corre el riesgo de pisar a una pareja de amantes a poco que se descuide. El colmo: los dos que van a hacer sus cosas en el exterior de su cabaña, en la pared frontera a su cama, día sí y día también. Eso es lo que se llama vivir en el fornicio.

No dudo de que Zola quiera denunciar, de un lado, la promiscuidad inevitable de la miseria, y, de oitro, la laxa moral de los burgueses. Pero, hombre, tampoco conviene usar tanto el rotulador... El fuerte de Zola es la construcción perfecta de sus novelas y el estilo vigoroso de su prosa. Ambas cosas se dan en Germinal, desde luego.

@Guille hace 9 años

Es parte del retrato que hace de aquella clase trabajadora, una clase embrutecida muy supeditada a sus instintos primarios y el sexo no es el menos primario de ellos,.y, como digo en la reseña, es gratis (o puede serlo, varmos).

@Poverello hace 8 años

Terminada también, y por mi parte no veo yo tanto trazo grueso ni, sobre todo, innecesario. Desagradable es, vaya, pero muy simpática no debería de ser la realidad de las minas. Es como ver El Cid y luego Excalibur. En la primera a Charlton Heston no se le mancha ni el traje y en la segunda ruedan cabezas y no pueden levantar ni la espada.

Lo del sexo no sé, es verdad que sale, aunque no lo veo yo como algo a destacar de la obra. Recuerdo cuando estuve en la selva en Perú y uno de las problemas que acentuaban los incestos y las violaciones eran, precisamente, el hacinamiento y el tipo de vivienda. Creo que deja clara la realidad, pero sin regodearse en el asunto. La novela tiene 600 paginillas de nada y eso ¿qué serán? ¿20 si las ponemos seguidas?

Me resulta de lo más curioso cuando dicen que Zola ni quiso hacer una obra sobre la revolución, sino una novela social. No digo yo que no, pero me parece que el componente revolucionario está más que presente en su último capítulo. Pareciera que la justicia es sólo para Dios -aunque hubiera que inventarse uno nuevo-, pero en unos párrafos donde el narrador deja fluir la mente de uno de los protagonistas su directividad a la hora de auspiciar un cambio de paradigma mediante la lucha es de lo más evidente.

@Guille hace 8 años

Efectivamente, Poverello, yo también creo que el autor era como poco comprensivo con la solución revolucionaria.