PRIMERA PARTE DE UNA MONUMENTAL ÉPICA EN TORNO A LA HISTORIA DE COLORADO por EKELEDUDU

Portada de LA SAGA DEL COLORADO, PRIMERA PARTE

Las novelas de James Michener no se parecen a las de ningún otro escritor, de eso no hay dudas. Stephen King, en MIENTRAS ESCRIBO, las definió como "una combinación de documental de viajes, clase de geografía y libro de historia". Para escribir CENTENNIAL, que fuera llevada a la televisión en formato de miniserie en 1978 y que en su momento Grijalbo publicó en sendos volúmenes intitulados LA SAGA DEL COLORADO Vol. 1 y 2, el autor (según se lee en los agradecimientos iniciales) realizó exhaustivas investigaciones acerca de geología, paleontología, antropología y muchos otros temas, todos referentes al Estado norteamericano de Colorado.

La trama arranca con un encargo que la revista U.S. (que presumimos que no existe) le hace a un escritor llamado Lewis Vernon: un "análisis a fondo de una comunidad norteamericana", concretamente de la ciudad de Centenario, en Colorado. A partir de la página 55 inclusive, Vernon desaparece de este primer tomo como personaje (reaparecerá sólo al final del segundo) y el resto será la primera parte de sus investigaciones (es decir, las del propio Michener, camufladas de ficción). El segundo capítulo está dedicado a la geología de Colorado; el tercero, a algunas de las primeras criaturas que allí habitaron, desde el dinosaurio hasta la llegada del ser humano. Y a partir del cuarto capítulo empiezan a aparecer los personajes "históricos", aproximadamente en la mitad del siglo XVIII. De allí en más, el resto de este primer volumen de LA SAGA DEL COLORADO, y todo el segundo, estarán dedicados a la historia de Centenario hasta los primeros años de la década de 1970-1980, pero si la ciudad y los personajes son ficticios, las etapas históricas que atraviesan una y otros son válidos para la historia de Colorado y, sin duda, de gran parte del Oeste norteamericano; así, en este primer volumen asistiremos a los días en que los indígenas eran amos de las praderas, la llegada de los primeros colonos, los conflictos entre éstos y los indios y su siniestra solución. Encarnando los diversos tipos humanos habituales en Colorado en aquellos tiempos encontramos, entre otros personajes, al guerrero arapaho Castor Cojo; a los tramperos Pierre Pasquinel y Alexander McKeag; a los mestizos Jake y Mike Pasquinel, hijos de Pierre y de Cesta de Arcilla (hija, a su vez, de Castor Cojo); al judío Levi Zendt, uno de los personajes más queribles, y al coronel miliciano Frank Skimmerhorn, hombre lleno de traumas y resentimientos contra los indios, y que contribuirá decisivamente a exterminarlos. Todos ellos son gente sencilla, pero a la vez muchos de ellos impactan como gigantes en sus personalidades, tanto como la misma tierra en la que viven; por lo que en las notas al final de cada capítulo advertiremos cómo Vernon, quien había emprendido el trabajo con cierta renuencia y desdén, empieza paulatinamente a sentir más respeto hacia ellos.

Mencionábamos antes la miniserie que se hizo en base a este libro y que contó, entre sus protagonistas, con Robert Conrad como Pierre Pasquinel, Richard Chamberlain como Alexander McKeag, Gregory Harrison como Levi Zendt y Richard Crenna como Frank Skimmerhorn. Para quienes en su momento hayan podido disfrutarla, pero no hayan leído la novela en que se basó, puede ser importante saber si difieren mucho una de otra. Digamos que la novela hace más hincapié en los detalles del estilo de vida de sus personajes. En la miniserie, eran muy dolorosas las muertes de algunos de éstos; la de Levi Zendt, especialmente triste, en la novela no figura. De buenas a primeras uno se entera de que murió en algún punto del relato, y eso es todo. Por otro lado, uno entiende mejor a ciertos personajes, especialmente a los malos de la historia. Así, Frank Skimmerhorn, quien en la miniserie era un carnicero despiadado que sólo inspiraba odio, no lo es menos en la novela, pero no podría decirse que inspire exactamente odio porque, a pesar de que sus acciones siguen siendo criminales, uno llega a entender los motivos que las impulsan, aunque dichos motivos no alcancen para aprobar o siquiera disculpar esas acciones, mucho más brutales y crudas, inclusive, que en la miniserie, donde por ejemplo no se veía ni se hacía mención de la horrible mutilación de la que son víctimas Aguila Perdida y su esposa.

En conjunto, esta primera parte de LA SAGA DEL COLORADO es un vigoroso y muy bien logrado retrato de cómo se vivía y se moría en aquella época en el Lejano Oeste norteamericano. Durante la lectura, puede acongojar un poco el hecho de encariñarse con personajes y tener la certeza de que no llegarán vivos al final de la novela; pero, como en la vida real, quizás no importe menos cuándo o cómo mueran, sino que hayan vivido bien. Que si vivir es lucha, hayan combatido con valentía; que hayan amado, llorado, reído, sufrido,soñado, odiado, maldecido y bendecido. Y los veremos hacer todo esto. LA SAGA DEL COLORADO se hace amar, ante todo, porque es una historia épica, a la vez simple y grandiosa, como la vida misma

Escrita hace 10 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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