Soy un mal lector de poesía: impaciente, descentrado, apresurado, falto de empatía, terriblemente crítico con todo lo que huela a pretencioso o mediocre,. Me apresuro a reconocerlo. Y, como el cuerpo no me pide leer poemas más que de tarde en tarde, y siempre en pequeñas cantidades, procuro no perder...
Soy un mal lector de poesía: impaciente, descentrado, apresurado, falto de empatía, terriblemente crítico con todo lo que huela a pretencioso o mediocre,. Me apresuro a reconocerlo. Y, como el cuerpo no me pide leer poemas más que de tarde en tarde, y siempre en pequeñas cantidades, procuro no perder...