El mal por Poverello

Portada de HARRIET

Recomendar la lectura de 'Harriet' sería similar a recomendar que te claven una punta en el dedo gordo del pie. Pero, al contrario de la inútil necesidad de ir por la vida con el dedo atravesado y con cada vez más infección, conocer el alma infectada de la mayor parte de los personajes protagonistas de la novela de Elizabeth Jenkins es más que necesario (si puede uno abstraerse y no dejarse arrostrar por la falsa idea de que todo el género humano está lastrado por tan baja catadura moral), porque nos alerta de lo que dice el evangelio de Mateo en algún lugar: «No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen».

Tan terrible es la historia de Harriet, el alma inocente, que llegamos a olvidar (hasta que llega el necesario epílogo escrito por Rachel Cooke en 2011) que la novela está, pulcra y metódicamente, basada en hechos reales. No puede ser, pero lo es.

No me voy a dedicar a alabar las bondades literarias y de estilo de Elizabeth Jenkins porque, posiblemente, serían mentira, pero da igual, Harriet es una víctima entrañable, y las personas que la rodean van convirtiendo su vida en una novela de terror oscuro, una 'Misery' en tonos reales, y, del mismo modo que Agatha Christie, otra escritora, por lo común, del montón con alguna que otra obra magnífica, conseguía lo que pretendía en cada una de sus novelas, Jenkins lo logra en 'Harriet': que bajemos al infierno. a ese que convierte en entelequia desentrañar cómo es posible que haya personas que no sean capaces de ver el mal que hacen.

Escrita hace 7 meses · 5 puntos con 1 voto · @Poverello le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Tharl hace 7 meses

Pues como rara avis gótica tiene pintaza!

@Poverello hace 7 meses

Es una novela curiosa, sí. Bastante. No la llamaría gótica, aunque el tema pudiera llevar a esa idea, y exista un constante terror psicológico, digamos, pero en algunos aspectos me recordaba a Toni Morrison; no por el estilo, desde luego, porque la escritora afrodescendiente escribe infinitamente mejor, pero sí por en enfoque de la fragilidad del personaje principal.