UN AÑO MÁS (Y MENOS) DE VIDA por arspr

Portada de EL VIAJERO DEL SIGLO

En mi opinión, uno de los grandes y maravillosos misterios de la literatura es ese punto mágico que se da con algunos libros en los que claramente el disfrute de la lectura es más que la simple calidad literaria del libro, o de la estupenda historia que narren, o de las acertadísimas reflexiones morales, inmorales o amorales que cuenten o dejen de contar. Es ese punto claro en que el libro acaba convirtiéndose en algo más que el propio texto porque consigue una sintonía especial con el lector.

Bien, pues un mucho de eso ha sido mi "vivencia" de este libro. Y no tengo ni la facilidad de palabra ni la clase necesaria para explicarlo adecuadamente.

El viajero del siglo es, en principio, un libro "sencillo". Pero claro no hay nada más complicado que conseguir dicha sencillez sin que se note. Narra el año de vida de Hans en una nueva ciudad donde conocerá amigos, enemigos, un amor y las dos mil fricciones y ¿anticuadas, obsoletas?convenciones sociales de nulo valor más que para lo de siempre: que los que mandan lo sigan haciendo con la menor suspicacia posible en los mandados. Y ni siquiera esto ultimo es muy efectivo, porque Hans y Sophie no dejan de ser un niños acomodados jugando a ser progres... (¡Anda!, justo como yo y me juego el cuello que muchos de los que leerán estas palabras).

En fin, nada nuevo. Y de hecho así ha sido mi entrada al libro. Un poco fría y distante, extranjera, como la propia vivencia de Hans en Wanderburgo. Un poco echado para atrás por esa pedantería y sinsentido del club de los viernes de Sophie.

Pero poco a poco todo se ha ido cuadrando. Las estaciones que pasan, (y su fortísima carga alegórica), han deshelado tanto el invierno wanderburgués como mi relación con el libro pasando a disfrutarlo palabra a palabra. Y Hans, Sophie, Álvaro, Lamberg, el organillero, la encantadora Lisa, ..., todos, han cobrado vida. E incluso esas reuniones absurdamente literarias de los viernes han cobrado importancia y sentido precisamente como parodia de sí mismas...

Y poco a poco, el ciclo vital se cierra y pasa lo que tiene que pasar, que la vida sigue y que cada vez somos menos inocentes pero cada vez quiero pensar que algo más maduros.

Un libro raro dentro de su aparente normalidad. Y no me extraña que sus votaciones sean así. O le das un premio a su sutilidad y suavidad sin saber aprehender qué te está atrapando realmente, o lo dejas aburrido en la página 89 por insulso.

Escrita hace 5 años · 5 puntos con 1 voto · @arspr le ha puesto un 8 ·

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