LA GENIALIDAD EN VIÑETAS por Poverello

Portada de BIBLIOTECA GRANDES DEL CÓMIC. RIP KIRBY 6

Si tenía razón Mario Benedetti cuando dijo aquello de que «la perfección es una pulida colección de errores», Alex Raymond tuvo que cometer infinidad de ellos antes de embarcarse en las planchas del detective privado con pinta de intelectual Rip Kirby, y eso teniendo en cuenta que, de sus lápices, ya habían surgido diez años antes obras clásicas del noveno arte como Flash Gordon o Jim de la Jungla, porque la pulcritud que demostrara en Flash Gordon tras dedicarse en exclusiva a dibujar las tiras dominicales en 1938 era para hacerle palmas.

Alex Raymond fue una de esas personas que anduvieron a rastras de un trabajo a otro porque tenían clara una vocación de difícil ejercicio; en su caso el dibujo y la ilustración, a la que se hubiera dedicado probablemente de haber tenido oportunidad, aunque fuera por el mero hecho de que reportaba mayores beneficios económicos. Sólo si asumimos un claro componente de artista inscrito en los genes se podría entender que la gran King Features Sindicate se fijara en un mozalbete de 24 años, sin estudios mínimos de arte, que dibujaba en negro y sin acreditar en algunas de sus series a principios de los años 30 del pasado siglo, y se les ocurriera la temeraria empresa de encargarle de golpe y porrazo sendas tiras diarias para hacer frente a dos de la empresa de la competencia, Amazing Stories, y que estaban rompiendo la pana: Tarzán y Buck Rogers.

Frente a Tarzán (en manos nada menos que del gran Hal Foster) ideó Jim de la Jungla, frente a Buck Rogers creó Flash Gordon, que se convertiría en un clásico de la ciencia ficción con personajes y ambientes copiados de manera recurrente hasta el día de hoy. Al mismo tiempo, comenzaría a ver la luz otra tira diaria, Agente Secreto X-9, que sin ser un antecedente directo de Rip Kirby, supuso la irrupción de Raymond en el género de novela negra con un guión inicial del maestro Dashiell Hammett.

Luego, como suele pasar, llegó la guerra y la llamada a filas del dibujante en 1944 dejando las dos series principales en manos de colaboradores, entre los que se encontraba su hermano James, y tras su regreso en 1946, Alex Raymond se pone a trabajar en lo que iba a ser su última serie antes de fallecer prematuramente en 1954 en un accidente de coche: Rip Kirby.

Rip es un detective neoyorquino relativamente adinerado, una imposible mezcla de Philipe Marlowe y Sherlock Holmes, que se dedica a vivir bien en su apartamento junto a su fiel mayordomo Desmond cuando se lo permiten los múltiples casos inusitados que se le van presentando como si de Miss Marple se tratase. A pesar de su paso por los marines, su fama de deportista y sus pinitos como científico, la que resalta de Kirby es su meridiana hechura de ser un tipo corriente, no como su coetáneo Dick Tracy: con pipa, gafas y novia formal -la dulce Honey-, pero que se siente atraído por las femme fatale típicas de la novela negra, de manera concreta por la peculiar Pagan Lee. No faltan en sus páginas los malos sobresalientes, como El Triturador, o las ancianas adorables, ni las ideas -ahora políticamente incorrectas- habituales en las historietas de aquella época acerca del papel de la mujer, por ejemplo. Eran los años 40. Sin embargo, hay que reconocerle a los guiones de Rip Kirby un halo de integridad y de renuncia a determinadas cuestiones que resultan casi imposible de apreciar en obras contemporáneas, como la nombrada Dick Tracy o los cómics de DC, que ya hacían sus pinitos. Mismamente la libertad a independencia afectiva que muestra Honey en muchos de los episodios en su relación con Kirby, más allá de sus malos ratos o sus inseguridades. Raymond, que no era tonto, a partir de los años 50 se rodeó de un buen equipo de guionistas que supieron mezclar a la perfección muy diferentes géneros en las páginas del detective, desde la novela negra hasta el melodrama clásico.

Pero sin duda, lo que hay que resaltar de Rip Kirby son sus viñetas. Raymond era un perfeccionista obsesivo que había cogido lo mejor de cada uno de sus colegas de entonces, y decían de él que era capaz de recorrer varios kilómetros para fotografiar o hacer el boceto de un edificio que se le había metido en la cabeza plasmar en una de las planchas. Cada viñeta de Rip Kirby, con un dibujo realista, meticuloso y lleno de contrastes de luz, es la perfección suma. Es imposible encontrarle un sólo defecto, aunque sea el plano detalle de una mano sujetando una hoja de papel.

Del mismo modo es del todo imposible mantener el nivel óptimo cuando hablamos de una serie regular que mantuvo ocupado a Raymond a lo largo de diez años, pero se le puede perdonar cualquier debilidad narrativa, que es de lo que algunos suelen acusarle, como si fuera fácil la estructura narrativa en tiras diarias de, a lo sumo, cuatro viñetas consecutivas. Eso sólo lo logró hacer Milton Caniff, y porque su trabajo no dependió tanto de las decisiones de un periódico. Lo que está claro es que la obra de Raymond no pasó desapercibida ni cayó en saco roto; tanto las aventuras de Flash Gordon como las de Rip Kirby se estuvieron publicando con diferentes guionistas o artistas hasta finales de la década de los 90. Casi ‘ná’.

Cuando el coche que Raymond conducía se estrelló contra un árbol cuando circulaba al doble de la velocidad permitida estaba a punto de cumplir 47 años. Iba acompañado de su amigo y también artista del Features Sindicate Stan Drake, que sobrevivió al lance. Era el quinto accidente del dibujante en apenas unos meses. Lo más probable es que Raymond tratara de suicidarse por los serios problemas en su matrimonio, o porque dos años antes nació la Comics Code Authority, una inmensa lista de prohibiciones impuestas a los cómics si querían ser publicados y que incluían las referencias al sexo, al tabaco, al alcohol, a que algún villano pudiera caerte simpático… Sí, sé que esta segunda posibilidad es harto improbable, pero es infinitamente más romántica, y como algunos villanos de Rip Kirby no caen del todo mal...

Escrita hace 6 años · 5 puntos con 2 votos · @Poverello le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 6 años

Tu entusiasmo por Raymond es contagioso, Poverello.

Nunca he podido entender cómo se guionizaban unas tiras dominicales.

@Poverello hace 6 años

A mí de siempre también me parece increíble. Raymond, en Rip Kirby, usaba de vez en cuando el recurso de repetir alguna viñeta explicativa o recordar los sucesos -en este género era casi obligado, igual que pasaba con Dick Tracy- aunque en cuatro viñetas no te podías dedicar a hacer eso de manera habitual o aburrías hasta a los aburridos. Pero anda que guionizar tiras dominicales sí que es para nota.

En otras tiras como Tarzán o Príncipe Valiente no era tan necesario (incluso en las de Flash Gordon no se ve tan evidente) y el que era un genio, como digo, era Caniff, que en Terry y los piratas y Steve Canyon se las arreglaba la mar de bien para seguir narrando secuencialmente sin apenas hacer referencias a la plancha anterior.