PREDICADOR por Atticus

Portada de PREDICADOR

Porque "Predicador" me produce sensaciones enfrentadas, enfrento los que, a mi parecer, son algunos de sus puntos a favor y en contra.

Me gusta porque:

- Es imposible resistirse a su espiral de locura y violencia, a su gamberrismo y chulería.

- A lo anterior contribuye, y de qué forma, un dibujo, de expresividad insana, que se adapta como un guante a la mala hostia descreída de Ennis.

- Jesse, Tulip y Cassidy conforman un trío sentimental potente y curioso. Estos, pese a no abandonar nunca un perfil extremo, son también el resultado de una mezcla de grises humanizadores que representan, puntualmente, algunos de los pocos respiros de esperanza y alivio entre la podredumbre generalizada a que se nos somete.

- Los secundarios son memorables. La mayoría caricaturas más exacerbadas y menos matizadas que los protagonistas (ya por una cuestión, supongo, del tiempo que se invierte en unos y otros), pero de un impacto y carisma incuestionables. De hecho, no creo errado afirmar que "Predicador" sea, en un buen porcentaje, sus secundarios. De entre estos me quedo, incluso, con los aún más secundarios: Hugo Root; Si Coltrane; Paulie Bridges; Featherstone...

- No le tiembla el pulso para rajar con virulencia sobre lo que se le ponga a tiro, y balas hay bastantes. Sociedad norteamericana y religión como grandes temas centrales.

- A su manera, un poco a lo lejos pero ahí, y a menudo disimulado entre bilis y sarcasmo, "Predicador" resulta una curiosa y lírica declaración de amor a norteamérica. Creo ver, o quiero hacerlo, un soterrado romanticismo que lucha contra el odio que esa misma sociedad inspira.

Ejemplos: el tratamiento que se hace de la cultura sureña, a través del paisaje y sus gentes, rezuma endogamia, horror tradicional, salvajismo; pero también una devastadora y mágica belleza hogareña. O Nueva york, a través del Empire State, que se erige en una especie de cálido aparte, para Jesse y Cassidy, desde el que contemplar la gran cloaca que es su urbe, pero a la que, una vez más, parece difícil poder negar su hechizante grandiosidad cosmopolita, incluso fraternal (Woody Allen lo habría contado parecido, je).

- Lo cierto es que no he podido dejar de leerlo, y ha sido, con sus altibajos, un entretenimiento muy disfrutable y adictivo.


No me gusta porque:

- Siempre me resultará curioso cómo algunos intentan hacer críticas sobre la violencia que impregna la sociedad a través de caminos ultraviolentos; lo cual, con frecuencia, resulta una contradicción en sí misma que define a quien lo practica como a un cínico. "Predicador" se vale de la violencia explícita, de modo incuestionablemente consciente, para generar un deliberado y atractivo reclamo morboso con el que embaucar. Pretender entonces dotar de verdadero sentido crítico al contenido y su forma, respecto de la violencia, se convierte en una trampa a la que "Predicador", de ninguna de las maneras, sobrevive. Por tal y como está planteado se diluye mucho el supuesto humanismo antibelicista de Ennis. O yo no se lo compro.

- También es bastante de cartón piedra, siguiendo con esa no beligerancia de postal, el modo que tiene de referirse, a través de Cassidy, al conflicto irlandés. Claro que tampoco me sorprende viniendo de un norirlandés al que intuyo protestante. Los conflictos deben ser abordados, de hacerlo, con una crítica seria y justa que analice las motivaciones de unos y de otros para dar o quitar razones; algo que vaya más allá de frases tan bonitas como vacías del estilo: “las guerras son absurdos en los que siempre pringan los mismos”, que es algo con lo que cualquiera con dos dedos de frente estará de acuerdo pero que no deja de ser muy reduccionista. El que se defiende luchando por sus derechos, en un contexto, por ejemplo de violencia, nunca puede ser equiparado con el que oprime.

- No me queda suficientemente claro cuánta alergia le provoca a Ennis la religión. Ironizo. Comparto y simpatizo, respecto de su visión antireligiosa, con aquellos aspectos relacionados con el poder que la religión tiene en la sociedad para adoctrinar, someter, desplumar y atemorizar en nombre del Salvador que sea. Un rentable y despreciable mecanismo del miedo. Pero, al mismo tiempo, no dejo de sentir que su fobia es de un maniqueismo muy infantil, que no es nada justo para con la respetabilidad de aquel que cree, omitiendo, para ello, cualquier visión positiva al respecto. Por supuesto acepto el juego y su lógica en el contexto de su propia exageración, de la sátira, y de ese radicalismo con ganas de despertar conciencias y tocar los cojones. Pero, cuando uno se toma tan en serio a sí mismo como lo hace "Predicador", porque en el fondo lo hace y mucho, al lector, en este caso, no se le puede reprochar hacer lo propio. Y si me tomo en serio a "Predicador" me entran, derivadas de ese sesgo tan chillón, ganas de reír. Y no con él.

- Hay una falta de correspondencia entre la explicitud de la violencia y la del sexo. Será culpa de Vértigo. Pues será. Pero Ennis y Dillon saben a qué están sujetos y aceptan, por lo tanto: para ser tan teóricamente cañero resulta bastante reprimidito en su exposición gráfica sexual; no vayamos a escandalizar al lector enseñando un chocho, un pito o algo de vello púbico. Por la contra, y por esa degeneración social por la que aceptamos la violencia extrema con la normalidad de un entretenimiento cualquiera, asumimos que un detalladísimo baño de sangre sí es legítimo. Curioso. ¿O acaso esto que se nos ofrece no es porno? Es en este aspecto, voluntaria o forzadamente, incoherente respecto del tono que se autoimpone con la sangre. Llama la atención, al contraponer una cosa y otra, casi lo sutil y elegante que resulta en lo sexual. En cambio, en el contexto de otros muchísimos cómics, esto habría sido, por su atrevimiento, algo que sumar a la lista de cosas positivas.

- Y no que es que sea un defecto en sí mismo, pero, y ya que lo he leído tanto aquí como por otros sitios, me apetece comentarlo: de western no le veo nada. O poco y residual. Que haya constantes propias del género no lo convierte en western si éstas no se plasman ateniéndose a ciertas características fundamentales y definitorias (según yo lo entiendo, claro). Me refiero a que el western, tonal y estilísticamente, es todo lo contrario. Ahora bien, quizá el problema sea conceptual, porque si por western se entiende, por ejemplo, a lo que ahora hace Tarantino, basándose en lo que antes hacían Leones (esa abominación, entretenida y divertida a veces, relacionada con la pasta), entonces sí, "Predicador" es un western. Pero con el verdadero western, el clásico, el de Ford, Hawks, Walsh, Mann, nada que ver. Sin duda un cómic para Tarantino, pero no para Ford; y por tanto no para un amante del western.

Me gusta Predicador, mucho por momentos. Está hecho por gente inteligente, conocedora de ciertas problemáticas y de las realidades socioculturales que las acompañan, y se nota; pero se da muchos aires, su forma contradice constantemente aquello que dice despreciar y es poco o nada humilde (claro que entonces ya no sería lo que es).

Y es que "Predicador", como decía, despierta en mí sensaciones enfrentadas: a veces simpatizo con él, y una mirada cómplice, con su correspondiente media sonrisa, podría atestiguarlo; y otras veces no me inspira más que ganas de darle una patada en la boca…y Ennis tiene bastante boca.

Escrita hace 7 años · 5 puntos con 2 votos · @Atticus le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Poverello hace 7 años

Curioso que los peros que le pones a Predicador sean todos ideológicos, aunque el adjetivo no sea del todo correcto. Nada que tenga que ver con el aspecto gráfico y narrativo de la obra. Quiero decir, que yo detesté la película "Chicago" por múltiples razones, entre ellas el mensaje que transmitía, pero a parte es que me parecía que no estaba bien realizada. Por contra, la base ideológica y cultural de "Un hombre tranquilo" me parece por momentos despreciable, pero el filme de Ford es una absoluta maravilla, y mi nota no podía ser menos.

Dicho esto. Lo de la violencia es percepción, pienso. No digo que sea errónea, sino forma de entenderlo. Tanto en cine como en literatura no logro recordar ninguna obra que critique duramente la violencia sin mostrarla de manera clara. Incluso Tolstoi, en "Guerra y paz" escribe unas escenas de batalla de lo más horribles. ¿Eso tiende a minimizar el impacto? No sé qué decirte, pero creo que minimiza más el impacto los cómics de superhéroes en los que se parten la cara y apenas salpica la sangre. Como en las pelis anteriores a Peckinpah, otro acusado generosamente de este tema.

Cassidy es un impresentable en todo lo que dice y hace. Al menos hasta el final. Tal vez tengas razón en la percepción de Ennis del conflicto irlandés, no lo recuerdo tanto, pero tomarse en serio lo que dice en este sentido su personaje es como creerse sus ideas cuando habla de la amistad y la fidelidad. Su forma de relacionarse es en sí un despropósito.

Soy creyente, católico, apostólico y romano, y no es que no me sintiera mal con la idea que subyace en las viñetas de Predicador, sino que estoy de acuerdo con la mayor parte de ese fondo. Que piensan muchas personas no creyentes con toda la razón del mundo, debido a que se hacen las cosas regular por parte de la iglesia jerárquica.

Para mí Predicador sí que tiene algo de western, bastante, y no por Tarantino, sino por la importancia concedida a los paisajes y su confluencia con el estado de ánimo y la historia de los personajes, por ejemplo, algo muy común en Ford, que puede decirse que hasta lo inventara. Para mí Grupo salvaje, Sin perdón u Open Range, por poner tres ejemplos muy distintos, también son western en el puro sentido de la palabra. Y Predicador se puede asimilar a ellos en parte por estilo y características.

Y no te metas con Leone, que "Hasta que llegó su hora" (vaya traducción cutre en español, por Dios) me parece una genialidad, genuina y que también bebe del espíritu clásico y del novedoso con una precisión milimétrica.

@Atticus hace 7 años

Bueno, ya de primeras, y aunque me haya atrapado, reconozco que no soy, al margen de mis peros, el lector potencial de Predicador. Tiene una forma de ser y de parecer que no suele ser de mi gusto, aunque me he dejado hacer. De todas formas ahí está un siete de nota que constata que le reconozco el mérito y que me parece, puestos a valorar, un buen trabajo.

Me has desconcertado por un momento, porque creo has tenido un pequeño lapsus con el título de "El hombre tranquilo" (aunque ya me he dado cuenta claramente que hablabas de ella; o eso creo jaja); que por cierto daría para comentar lo suyo. Lo que suelo contestar sobre el cine de Ford, en lo ideológico, es que el humanismo y sensibilidad que desprenden sus películas sirve como respuesta a muchas cosas. Si a eso le sumamos el factor "contexto" creo que se puede llegar a conclusiones casi siempre muy entendibles. De hecho he leído, al respecto, muchas cosas sobre el cine de Ford (hablando de lo ideológico) que no suelo compartir porque, como digo, su cine, en el fondo, me lo niega.

Sí, es percepción. Creo que muchas veces depende del criterio propio el discernir cuando uno está cruzando cierta línea, que acostumbra ser muy fina y peligrosa. Porque ni mucho menos estoy en contra de mostrar crudeza para denunciar (muchísimas cosas que me gustan dejarían de hacerlo si así fuera), sino que es el regodeo estilístico en la violencia lo que determina, en este caso por ejemplo, lo que parece ser un disfrute en dicha plasmación; me cuesta mucho empatizar con denuncias que hacen de lo violento su principal eje estilístico hasta el punto de sublimarlo y convertirlo en una de las grandes características por las que podría ser definido.

Estoy de acuerdo en que uno no puede sacar conclusiones sobre lo que piensa el autor en base a lo que sus personajes van soltando (cuando además prácticamente todos son tan odiables). O al menos no todo el rato y con todo lo que dicen. Pero sí es relativamente sencillo sacar ciertas conclusiones ideológicas generales, y muy palpables, en base a esto. Por ejemplo: todos entendemos que Predicador es, a través de sus personajes, crítico con el sueño americano y con una sociedad que en muchos aspectos está podrida; que es crítico con una nación engendrada en la doble moral y en la violencia más absoluta; con la religión o con el aprovechamiento que muchos hacen de la misma; o identificamos el mismo sentido crítico acerca de lo que piensa Ennis, cuando, a través de un amigo del padre de Jesse, nos cuenta qué le parece la guerra de Vietnam. Aquí creo que es más o menos fácil entender que esto es algo que sí siente el autor y que quiere que estea ahí porque le apetece dejar constancia de su modo de ver las cosas. Un poquito lo mismo para con el conflicto irlandés (que no creo que sea algo casual, el querer ofrecer su visión, dado que el lo vivió en primera persona; además creo que tiene otros trabajos sobre el tema). Sí, hay cosas que son extrapolables y de las que se puede llegar a afirmar con cierta seguridad que pertenecen a la visión propia y crítica del autor.

Claro, y yo mismo digo que comparto el fondo (sobre su crítica religiosa). Pero si quieres ser serio de verdad, y como digo Predicador lo pretende, o se esfuerza mucho en querer aparentarlo, al final te quedas en una caricatura algo vacía que parece acercarse más a una pataleta que a una visión completa y madura. Podría mantener el mismo tono picón e incluir algún que otro personaje que aportara mayor riqueza al asunto. Ennis es radical y sin dobleces. Lo acepto en su contexto pero no lo puedo tomar con toda la seriedad que debiera y que el mismo se marca. Y al mismo tiempo, por supuesto y como digo, comparto su esencia crítica, aunque la sienta sesgada. Y tiempo en una obra de estas proporciones habría tenido para permitirse ciertas licencias.

Cuando precisamente decía lo de "poco y residual", o "que haya constantes", me refería, por ejemplo, al entorno (también los personajes muestran algunas veces ciertos signos asociables al género; o el camino que sigue la historia). Entorno que, si te fijas, rescato como punto a favor algo más arriba. Y en otro contexto sería, fijo, algo propio del western. Pero como también creo, estas constantes o elementos que bien podrían caracterizarlo, se diluyen dada la frivolidad (que se me entienda) con la que se muestran en dicho mundillo, por el tono general de exceso y exageración que define al conjunto. El western, al margen de su ritmo o acción, suele tener un poso mucho más sobrio en el tratamiento que hace de casi todo que lo rodea. Si tiene una brisa de western, ésta pasa rápido para dejar paso a un huracán que devora a lo anterior haciendo que dichos elementos no estén ya al servicio del western, si no de otra cosa. De ahí que se acerque más a un spaghetti que a un western (o al concepto que yo tengo del mismo). Y ya, si me pongo muy rancio, jaja, te diré que el western, de algún modo parecido a lo que sucede con el cine negro (aunque en el cine negro me parece más acusado ya que éste no lo puedo entender sin el blanco y negro), se encuadra en un espacio tiempo concreto, y todo lo que venga luego, casi con seguridad, ya será algo bastardo (que no malo). Pero no, tampoco pretendo discutir cuánto de western puede haber, por ejemplo, en una película como Open Range (cuando además creo que ésta sí se ciñe bastante al espíritu), porque sería meterse en muchos jardines; pero sí asevero que al spaghetti no lo aceptaré nunca como western, o que no aceptaré como western algo como Predicador que en el fondo atenta contra el significado tonal y estilístico del western.

Y lo anterior me lleva a lo último que comentas. Si HQLSH bebe del espíritu clásico es en vaso de chupito, y nunca como algo verdaderamente representativo o que sobresalga o defina a ese coñazo de proporciones bíblicas que es esta peli. Jaja, esta discusión ya la he tenido por otros lados. Me siento siempre bastante solo en esto. La verdad es que no le niego interés o innovación (la forma de jugar con el tiempo y tal), pero, además de no verlo, ni de lejos, como a un western, me cae profundamente antipática por su épica tan seriota y pagada de sí misma. Para mí un spaghetti es algo que puedo llegar a disfrutar entendiéndolo siempre como la burla estridente que es respecto del western. En un contexto de desenfado lo acepto y puedo disfrutarlo (El bueno, el feo y el malo), pero nunca siendo de la solemnidad de ésta.

@Poverello hace 7 años

He mezclado Un hombre soltero con El hombre tranquilo, ji. Cosas de la edad.

Poco que decir Atticus. Tu forma de exponer las ideas y las ideas en sí ni siquiera son contradictorias con las mías. Estoy de acuerdo con buena parte de lo que dices, excepto una cosa que, obviamente, vuelve a ser subjetiva. para mi no hay épocas para determinados géneros. Todo se reinventa, gracias a Dios. El mismo Ford reinventó el western con La diligencia, pero antes había infinidad de películas del Oeste. Y antes y de manera simultánea las había muy pero que muy malas. Peckinpah lo reinventó otra vez, Leone también, nos pese o no nos pese, igual que Eastwood o Costner (con la para mí insufrible Bailando con lobos).
Por ceñirnos a la literatura, lo mismo. La novela negra empezaría con Hammett y al poco con el genial Chandler (con severas modificaciones), pero no se agotó el género en los años 40, que luego vinieron muchos y muy buenos, desde Ambler, pasando por Jim Thompson o el más reciente James Ellroy. Todo es género negro con modificaciones. Nos puede gustar más o menos, pero también habría que ponerse de acuerdo en qué significa clásico. Buena parte de la crítica considera que lo clásico es el cine de Japón de los años 50, por el equilibrio.

Abrazotes, que no rijo yo a estas horas, ji.

@Atticus hace 7 años

Primero decir que siento mi nula capacidad de síntesis.

Jeje, podríamos discutirlo, pero acabaríamos en círculos. Además tengo la mala costrumbre de terminar haciendo girar todo alrededor del cine (y estamos entre libros). Supongo que cada uno tiene sus conceptos y forma de entender las cosas. Si, como decía, el cine negro es claroscuro, y algo, por tanto, muy difícil de entender fuera de dicho contexto, el western tiene también sus características, más o menos concretas, que lo definen o circunscriben en su espacio tiempo. A partir de ahí subjetivismo al poder. Para mí Peckinpah deturpó. De hecho su mejor película sí es un western de los de verdad: Duelo en la alta sierra. Nada que ver con Pat Garretts o, incluso, lo diré (aunque sería matizable), con Grupos salvajes.

Abrazos también, Poverello.

@Faulkneriano hace 7 años

Buen intercambio de disparos... Esta reseña, con sus réplicas, sí que parece un western.

@Faulkneriano hace 7 años

Por cierto, Predicador ya tiene serie. Acaba de estrenarse este año en AMC.

@Volsung hace 7 años

A raiz de esta reseña me baje el 1r episodio. Me decepcionó un poco la cuestión sobrenatural, pero se deja mirar, tiene ritmo. Un compañero que ha leído el cómic me dijo que la 1a temp equivale al 1r num de la saga y que eso le hizo sentir que la cosa no avanzaba.

@Poverello hace 7 años

No sé cuántos episodios eran la primera temporada, pero seguro que serían mínimo 14 y de unos 50 minutos. Mucho me parece, vaya, aunque he visto algún tráiler y parecía que los personajes estaban muy bien adaptados.