ENVEJECER MAL por Guille

Portada de LA CASA DE LAS PERSIANAS VERDES

Hay obras cuyo valor está estrechamente ligado a la época en la que fueron escritas. Esta me parece que es una de ellas. Según nos explica Somerset Maugham en el prólogo que acompaña la edición de Ardicia, la novela supuso una ruptura con todo lo que se estaba publicando sobre Escocia y los escoceses por aquellos años. En mi opinión, ese aspecto ha perdido toda su fuerza con el tiempo y no ha sido sustituido por ningún otro atractivo.

Tres puntos están en la base de mis problemas con la novela. En primer lugar, la falta de matices en los personajes; todos ellos, y cuando digo todos quiero decir todos, son planos y ni siquiera el hecho de que abunden los hijos de puta en esta feria de las vanidades escocesa sirve para compensar la carencia. Y aunque el melodramático final tampoco ayuda mucho, por encima de todo, me ha parecido un gran error el tono elegido en la narración. La mala leche que abunda en la novela hubiera tenido un cauce mucho más adecuado en el sarcasmo, en la sátira, incluso en el cinismo, características presentes en los diálogos pero que se echan mucho de menos en la voz del narrador que tiene un marcado cariz moralizante.

Lo mejor que puedo decir de ella coincide con uno de los elogios, no sé si bienintencionado, que leemos en el prólogo: “la habilidad para narrar una historia que, página tras página, engancha al lector, ansioso por descubrir qué ocurrirá a continuación”. Y digo lo de bienintencionado porque no está claro el propósito que movía a Maugham al escribir el prólogo, en el que cada halago está acompañado de un golpe que Maugham se apresura a compensar con el único propósito, o eso me llega a parecer, de asestarle un nuevo cachiporrazo al autor. El prólogo finaliza con el más duro de ellos y en él viene a decirnos que la temprana muerte del autor quizás le ahorró sufrir el trágico destino de aquellos que disfrutaron de un éxito que nunca fueron capaces de repetir después

Escrita hace 8 años · 0 votos · @Guille le ha puesto un 5 ·

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