EMBOBADO EN SUS LABIOS por arspr

Portada de LOS ENAMORAMIENTOS

Segundo libro que he leído de Javier Marías (tras "Mañana en la batalla piensa en mí") y segunda experiencia total y absolutamente similar. (Vamos es que casi estoy por copiar la reseña que hice allí).

Lo bueno del libro: que Javier Marías escribe francamente bien. Y lo digo de todo corazón, es una exquisitez de frase tras frase que te emboba y atrapa por su tremenda fuerza plástica. Y desgraciadamente hoy por hoy no soy capaz de apuntar a muchos autores sobre los que me atreva a hacer semejante afirmación.

Lo malo del libro... todo lo demás. Así de crudo. Empezando por lo pedante y relamido que es. Vamos que se ve que le mola esto de restregarnos a los demás que sabe francés e inglés, y que Shakespeare y él, casi íntimos,... Porque es que de nuevo si no inserta alguna de sus frasecitas, se ve que revienta. Y por mucho que meta en la novela un alter ego caricaturesco de, casi, casi, la impresión que él mismo deja en el lector desprevenido, (¿para reírse de él mismo, lo cual sería muy sano?; no lo puedo aseverar desgraciadamente), la verdad es que por páginas y momentos me resulta francamente antipático (a Marías me estoy refiriendo, no Rico)...

Y luego está la tonti-trama más como escusa, de nuevo, para perorar sobre el bien y el mal (versión Marías claro está). En concreto en este caso sobre la inexorable verdad que es que la vida sigue (afortunadamente) por muchos muertos personales que haya (que siempre los hay en mayor o menor medida). Y lo bueno (y lo inevitable) que es que esto sea así. El tiempo como gran anestésico, por mucho que lo queramos negar, salvo precisamente en casos patológicos, y por muy grande que sea el impacto/pena inicial.

Es curioso cómo, estando de acuerdo con él y con los matices de la gran mayoría de sus digresiones, por momentos estás leyendo el libro, (y no digamos al acabarlo), y no puedes evitar repetirte "no me puedo creer que lleve 200 páginas de venga dale vueltas a la misma peonza con el 'pesao' este".

Pero así es. Exactamente como a María, la protagonista del libro, le ocurre con su particular Javier (Díaz-Varela), yo no puedo dejar de mirar hipnotizado los labios del mío, (Marías), suelte lo que suelte por esa boquita (o precisamente por el arte que tiene al soltarlo). Aunque soy totalmente consciente de que soy rata en Hamelín, además con un tío que no me cae especialmente bien ni me parece especialmente guapo (literariamente hablando, evidentemente; en persona no le conozco y supongo que será, o no, una bellísima persona como todo hijo de vecino).

Rara sensación...

Escrita hace 8 años · 4.5 puntos con 2 votos · @arspr le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 8 años

Pues todavía le has puesto más nota que yo...

No me apetece mucho hablar de Marías: respeto sus novelas, pero no muestro gran entusiasmo por leerlas (sobre todo después de Tu rostro mañana...)