LA VANIDAD ES UN LORO QUE SALTA DE RAMA EN RAMA Y PARLOTEA A LA VISTA DE TODOS por Guille

Portada de EL LORO DE FLAUBERT

Con aires de Vila-Matas (cómo no me iba a gustar), “El loro de Flaubert” es un ensayo que pudiera ser una novela que pudiera ser un ensayo en el que, combinando múltiples y eficaces formas de expresión, Barnes indaga en el Flaubert escritor y en el Flaubert persona, dos Flaubert, tal y como dos loros disecados se disputan el honor de ser aquel que sirvió de inspiración al autor para escribir su relato “Un corazón sencillo”, aunque el verdadero bien pudiera ser otro.

El propio autor define en un pasaje del texto lo que es “El loro de Flaubert”:

“Siento la tentación de escribir un Diccionario de tópicos sobre el propio Flaubert. Un diccionario cortito: una guía de bolsillo que oculte una bomba de relojería; un texto de aspecto serio pero al mismo tiempo engañoso. La erudición heredada, pero en forma de píldora; y con algunas de las píldoras envenenadas. Este es el atractivo, y también el peligro, de la ironía: la facilidad con que permite al escritor estar en apariencia ausente de su obra, pero, en realidad, presente con sus indirectas.”

Y no cabe duda de que un gran punto a favor de Barnes es la forma en que ha conseguido hacerme interesantes y muy amenas todas esas disquisiciones sobre este autor que, reconozco con cierto pudor, no he leído (aunque, después de esto, no podré evitar la tentación de acercarme muy mucho a Madame Bovary). Como interesantes son todas esas cuestiones sobre literatura y su relación con la vida, e ingeniosas las irónicas puyas que descarga sobre esos críticos capaces de discutir seriamente acerca del lugar exacto en el que el autor besó a un perro queriendo coincidir con el beso que previamente su amante había estampado en el mismo animal.

Pero, evidentemente, para mí no es este el gran punto de este libro. Barnes, con quien comparto pesimismo…

“No se puede cambiar a la humanidad, sólo conocerla; Para ser feliz había que cumplir tres requisitos previos, ser estúpido, ser egoísta y gozar de buena salud.”

… nos presenta aquí a Braithwaite, un inglés apático, médico de profesión, que, tras la muerte de su esposa, se vuelca en resolver el asunto del loro…

“Más vale malograr la ancianidad que no saber qué hacer con ella”

… mientras especula acerca de la vida del autor de esa famosa novela en la que una mujer engaña a su marido, de profesión médico, dándole pié a reflexionar sobre la vida en general y sobre la suya en particular,…

“No hay que participar: la felicidad está en la imaginación, no en el acto. El placer se encuentra primero en la ilusión, y luego en el recuerdo… Hay quienes se abstienen y observan, pues le tienen tanto miedo a la decepción como a la satisfacción. Otros se lanzan, disfrutan, se arriesgan a conciencia… Sé muy bien a cuál de las dos categorías pertenezco; y sé en cuál estaba Ellen.”

… así como acerca de la dificultad de conocer profundamente a alguien, …

“Ellen. Mi esposa: una persona a la que tengo la sensación entender mucho peor que a un escritor extranjero que lleva cien años muerto… En los libros las cosas quedan explicadas; en la vida, no. No me extraña que la gente prefiera los libros. Los libros le dan sentido a la vida. El único problema radica en que las vidas a las que dan sentido son las de otros, jamás a la del lector.”

… la peligrosa curiosidad que nos empuja a querer hacerlo…

“¿La curiosidad es siempre un obstáculo que se opone a los propios intereses? O bien, más simplemente, ¿no será que nuestro deseo de conocer lo peor es la perversión favorita del amor?... Yo amé a Ellen, y quise saber lo peor… Ellen no me devolvió nunca esta caricia. Me apreciaba, siempre estaba automáticamente dispuesta a aceptar, como si fuese un asunto que no valiese la pena discutir, que me amaba pero siempre pensaba, sin dudarlo, lo mejor de mí. Esa es la diferencia. Ni siquiera trató de buscar ese panel deslizante que da paso a la cámara secreta del corazón, la cámara en la que se guardan los recuerdos y los cadáveres.”

… y lo mal pensada que está esta vida nuestra.

“Se pueden enmarcar las verdades acerca de la literatura antes de haber publicado un solo libro; pero las verdades sobre la vida sólo pueden enmarcarse cuando ya es demasiado tarde y todo da igual.”

Escrita hace 8 años · 5 puntos con 2 votos · @Guille le ha puesto un 8 ·

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