¿QUÉ ES LO QUE REALMENTE ÉL QUERÍA HACER? por Guille

Portada de TIEMPO DE SILENCIO

“estamos en el tiempo de la anestesia, estamos en el tiempo en que las cosas hacen poco ruido… Es un tiempo de silencio”

Una asignatura pendiente felizmente aprobada con nota. Me ha gustado mucho esta novela de trama folletinesca y gran fondo de armario. Me ha impresionado el despliegue estilístico, incluyendo esa voz narradora que por momentos se vuelve tan pedante y redicha.

Realmente es una novela que sorprende por la nada habitual variedad de niveles estilísticos que separan y estratifican claramente los distintos personajes y las naturalezas y características de las escenas narradas. A modo de un zoom cinematográfico, los distintos registros nos acercan o nos distancian de lo narrado, nos enredan o nos obligan a tomar distancia. La palabrería científica, los culteranismos, la artificiosidad del lenguaje que, por otra parte, tiene en ocasiones un resultado irónico y humorístico que me recuerda al Heinrich Böll de “Retrato de grupo con señora”, nos obliga a contemplar la acción bien como lo haría un ornitólogo con sus pájaros, desde fuera, con frialdad, bien con un sarcasmo fatalista, desde la parodia más sangrante, de la misma forma que en otros momentos el lenguaje se hace más limpio, más intenso, el zoom se cierra en soliloquios y, sobre todo, en monólogos que nos introducen en el vórtice de la acción o del pensamiento del personaje, nos involucra.

El narrador, un personaje más del elenco (alter ego del protagonista), variable en cuanto a la profundidad de su omnisciencia, opina, explica y dirige la atención del lector, llegando incluso a sustituir en sus manifestaciones a los propios personajes, aunque estos sean los encargados de presentarse a sí mismos en esos monólogos y soliloquios que los definen tanto por lo que dicen como por la forma en la que lo hacen y que forman un cuadro representativo, incluso arquetípico, de la sociedad y el ambiente de la época en el que no queda títere con cabeza: la familia y el matrimonio, la intelectualidad y la ciencia, los papeles tradicionales del hombre y la mujer, la buena sociedad, la clase media aborregada y el arrabal, todos muestran comportamientos enfermizos, todos conforman una sociedad corrompida de una enfermedad metafórica que corre paralela a la enfermedad real que carcome a muchos de los personajes.

“¿Qué es lo que realmente él quería hacer? ¿Renovar la forma de la novela, penetrar el alma mezquina de sus semejantes, burlarse del monstruoso país, ganar dinero, mucho dinero, más dinero para dejar de estar tan amargado como la recaudación de alcabalas puede amargar a un hombre?... ¿Qué es lo que ha querido decirnos el hombre que más sabía del hombre de su tiempo? ¿Qué significa que quien sabía que la locura no es sino la nada, el hueco, lo vacío, afirmara que solamente en la locura reposa el ser-moral del hombre?”… que decía Pedro, protagonista de la novela, refiriéndose a Cervantes.

Escrita hace 8 años · 5 puntos con 3 votos · @Guille le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Tharl hace 8 años

El malogrado Martín Santos fue un gran escritor y "Tiempo de silencio" es una gran novela. Fue de la primeras novelas "experimentales" que leí y bastante tenía con enterarme de qué iba pasando y quién decía qué en esos monólogos en forma de baba de oruga. Poco puedo añadir entonces a tu interesante reseña. Recuerdo que, a pesar de todo, más o menos me enteré, y que me gustó. Me gustó mucho. Aun recuerdo con viveza la "operación" y el monólogo que citas sobre Cervantes y la descripción de mí barril en Madrid hace no tanto tiempo.
Recientemente he leído sobre la relación de amistad-adversidad entre Martín Santos y Juan Benet. El autor de Volverás a Región le acusó de no ser capaz de ir más allá del costumbrismo. De ser un experimentalismo cobarde, demasiado moderado y aún inspirado en el putrefacto realismo costumbrista de la letras españolas. Beber afirma también que la siguiente novela de Martín Santos, "Tiempo de no-sé-qué" daba el salto definitivo a la experimentación y el estilo. Lástima que este otro gran escritor no lograra terminarla.
Por mí parte, bienvenido sea el costumbrismo de Tiempo de silencio.

@Tharl hace 8 años

Escribí por el móvil. Perdonad más faltas.
De mí barrio* en Madrid. Ya quisiera yo vivir en un barril, como Diógenes.
Benet afirma*. Aunque al beber, él y Martín Santos tampoco se cortaban

"Lástima que este otro gran escritor..." por sí queda ambiguo, me refiero a Martín Santos. Más popular pero no siempre con el mismo prestigio que Benet. Ventajas y desventajas de ser "oscuro"

@Guille hace 8 años

Benet es otra de mis asignaturas pendientes (creo que nunca llegaré a acabar la carrera, lo tengo asumido).

En parte, Benet tiene razón. La historia en sí y algunos de los soliloquios de Tiempo de silencio son claramente costumbristas, pero no encuentro nada de malo en ello. Al final, todo depende de la forma en la que se tratan las cosas y el tratamiento de Martín Santos me parece notable.

@Kodama hace 8 años

Además de la mencionada renovación de la novela española, creo que hay otra razón a la pregunta ¿Qué es lo que realmente él quería hacer?.
Respuesta: Evitar la censura.
Tiempo de Silencio se publicó en el 61, y si hubiera estado escrita con un lenguaje sencillo y comprensible no creo que los temas presentes del chabolismo en Madrid, con sus pobres y marginados, incluso con abortos en la trama, hubieran sido aceptados por el censor de turno. Que mejor que liar el credo con una narración que requiere de un gran esfuerzo para comprender la trama. Me imagino al censor de turno leer 3 o 4 páginas, no enterarse de nada, y dar el visto bueno (mejor eso para su ego personal que reconocer no haber entendido lo que había leído).

Por mi parte, Tiempo de silencio es una de esas novelas que jamás recomiendo a todo el mundo, pero que siempre recomiendo a todo lector.

@Faulkneriano hace 8 años

Un benetiano confeso puede ser un gran admirador de Martín Santos. Es mi caso. Tiempo de silencio es una gran novela: más exactamente la primera gran novela de la novela experimental española.

Martín-Santos es menos conocido que Benet porque se mató en un accidente de coche antes de los cuarenta años dejando una novela y media. En esto no funciona la mítica a lo James Dean: los escritores se logran cuando consiguen desarrollar una obra importante (caso de Benet) y se malogran cuando el destino se interpone y no les deja acabar lo que podía suponerse como una fulgurante carrera literaria (caso de Martín-Santos) No hay más.

El más digno sucesor de Martín-Santos es otro novelista oculto, de los muchos que tenemos en este país: el magnífico Miguel Espinosa y su Escuela de Mandarines.

@Faulkneriano hace 8 años

Muy cierto, Kodama: los cenutrios de la censura (a diferencia de La colmena, pongo por caso, donde todo estaba muy clarito, y que impidieron que se publicara en España) no se enteraron de nada cuando leían las andanzas de Pedro, Amador, Cartucho, El Muecas y Florita. Pero de ahí a pensar que Luis Martín-Santos usó un estilo elevado y una sintaxis enrevesada solo para conseguir el nihil obstat...

@Kodama hace 8 años

No sólo. Además. :)

@Tharl hace 8 años

A mí no me importa demasiado qué quería hacer Martín Santos, lo importante es que resultó una novela magnífica más allá de las, siembres caducas, intenciones del autor. Pero tampoco creo que su estilo se deba únicamente a la censura. La narrativa española era un erial y, en él, algunos autores quisieron romper el silencio y decir algo nuevo. Y para decir algo nuevo hay que inventar nuevas formas de decir. Esta es la gran aportación de “Tiempo de silencio”, que espero releer pronto. Antes de ponerme con Benet.

Lo que lamento, mucho, es que el autor no llegara a terminar “Tiempo de destrucción” (¡me acordé del título!). Al menos puedo tomar nota de Miguel Espinoza como su relevo. Gracias por el chivatazo.

@Poverello hace 8 años

Buena reseña, Guille. Y otro pa' la saca, vaya, que lo tenía olvidado en los anales de la historia. Y pronto que le meto mano, creo yo.

Yo no sé si el oscurantismo tenía que ver algo con la censura, lo que sí que sé es que le valió de poco al tipo, porque por muy 'cenutria' que suele ser, hasta 1981 estuvo censurada parte de la obra, por lo que cualquier edición anterior no es la de verdad.

Lo mismo la leyeron en diagonal por eso de que no se enterarían de nada y cuando vieran palabras de esas prohibidas tacharon la hoja.

@Guille hace 8 años

Gracias, Poverello, seguro que la disfrutarás.

Faulkneriano, confiesa, vas por la tercera o por la cuarta reencarnación de inagotables lectores?

@Poverello hace 4 años

Leída y... ¿disfrutada? Digamos que, como lector, sería factible, como persona, menos.

Hacía tiempo que no leía algo tan barroco (quitando mi primera novela, je), pero ni mucho menos en el mal sentido. Es cierto que, en ocasiones, algunos términos (sobre todo adjetivos) me resultan especialmente rebuscados para ser 1961, pero es un gusto leer de nuevo algo tan distinto y elaborado.

Hay una cosa de los comentarios que no tengo muy clara en la novela de Martín-Santos. Para mí que lo que hace el autor es masacrar el costumbrismo y el casticismo (usándolos de telón de fondo en determinados pasajes y maneras de hablar y expresarse), así como sus valores tradicionales y culturales. Un párrafo sobre la tauromaquia me resulta impagable en este sentido. Lo mismo es que ni Juan Benet se enteró de qué iba el libro.

@Faulkneriano hace 4 años

Juan Benet se enteraba de todo. Incluso de esta novela, tan barroca, tan suya, tan extraña que apenas dejó huella, aunque sí recuerdo entre los lectores que no salían de su asombro ante el aluvión de barbaridades que les servía el psiquiatra con un lenguaje exquisito, como de regodeo. En este sentido, la descripción de la ciudad es tan buena en su género como la de Vetusta, que ya es decir. Recuerdo que en la carrera leíamos en voz alta la conferencia del Filósofo (un trasunto transparente de Ortega y Gasset) sobre la manzana y nos echábamos unas risas, recordando algunos doctos profesores. Cebollleeeeeeeta, para.

@Poverello hace 4 años

Me da un poquito de coraje compartir un artículo de los medios politizados, pero bueno, El País, en 2009, no era la mamarrachada que es ahora, así que allá vamos. Como Juan Benet sí que se suele enterar de todo, me he puesto a investigar un poquito porque si sus soflamas sobre el costumbrismo de Martín-Santos fueran reales algo detrás tenía que haber.

elpais.

Algún que otro extracto: "Benet no supo evitar los celos, aunque los remedió mediante una crítica sumamente acerada e inteligente de la novela". "En Tiempo de silencio quedó reflejada la figura de Benet en el personaje de Matías. Fue otro factor de desencuentro. Benet se sintió en cierta forma traicionado por su amigo".

Besacos digitales.