SORPRESA, ENTUSIASMO, DESCONCIERTO Y NI PIES NI CABEZA por Guille

Portada de CUENTOS COMPLETOS

Más de doscientos relatos pertenecientes a cuatro libros se reúnen en este volumen (Desglose, Sin apenas memoria, Samuel Johnson se indigna y Variedades de perturbación). La extensión de los relatos va desde las dos líneas (muchos de ellos), un párrafo o una página (otros muchos de ellos) hasta algo más de veinte páginas (los poquísimos), y si los denomino relatos es por decir algo ya que muchos de ellos bien pudieran ser poemas en prosa, meditaciones en voz alta, haikus, aforismos o relatos filosóficos donde muchas veces no hay trama ni escenario y a veces ni personajes. Pero también los hay que recogen una historia o describen una situación del personaje que es, claro está, de infelicidad, de confusión, de desamor, de pérdida de uno mismo o de otros, de frustración.

Mi primera impresión fue de sorpresa por lo novedoso e incluso de entusiasmo ante un buen puñado de relatos de los dos primeros volúmenes en los que la autora me mostraba esa magia que poseen los grandes escritores para conseguir elevar a lo más alto las vidas anodinas de la gente corriente o los actos más cotidianos o los pensamientos más comunes o vergonzantes para decirnos con ello algo que nos atañe de forma íntima a cada uno de nosotros y además hacerlo de forma distinta, certera y bella, e incluso, aunque todo lo que llevo escrito pueda predisponer a pensar lo contrario, divertida. Me atrajeron sus mil formas de retratar las mil formas de sentir la incomodidad que nos suponen los demás, la pareja y, casi siempre, uno mismo, su especialísimo estilo, la peculiaridad de sus planteamientos, la dureza de ciertas confesiones, la crudeza de ciertos pensamientos, la tristeza de ciertas acciones.

Pero también hubo momentos (no pocos) de desconcierto, de no entender como ese pequeño conjunto de palabras reunidas bajo un título podían pasar por un relato y de incomprensión hacia aquello que debería encontrarse tras esas pocas palabras y que yo me estrujé inútilmente la mollera buscando.

Esto último fue lo que predominó en los dos últimos libros del volumen. Quizás, agotada la fuerza de atracción que surge del encuentro con un estilo novedoso, empecé a no encontrar la gracia a muchos de estos pequeños loquesean, o, quizás, mi capacidad de imaginación no fue suficiente para dotarles de enjundia, o, quizás, he fenecido de sobreabundancia. El caso es que en esta segunda mitad del volumen pocos relatos fueron a los que encontré cierto interés y menos todavía los que me gustaron. Por el contrario, hubo muchísimos a los que no les vi ni pies ni cabeza… ni tronco tenían algunos de tan cortos y tan sin sustancia (en mi nunca humilde opinión, claro).

Escrita hace 9 años · 5 puntos con 2 votos · @Guille le ha puesto un 6 ·

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