SOBRE HÉROES Y CUNETAS por Nastenka

Portada de EL BESO DE LA MUJER ARAÑA

"-Me pareció que yo no estaba... que estabas vos sólo.
-...
-O que no era yo. Que ahora yo... era vos."

Una celda.
Molina y Valentín.
El primero, homosexual condenado por corrupción a un menor, el segundo por activismo revolucionario.
Ambos abocados a esas cuatro paredes por no encajar en el sistema. Un sistema represivo, que somete a todo aquel que no sigue la línea recta...
Diálogos y más diálogos.
Condenados a entenderse.
La necesidad de llenar silencios.

"-Prométeme, Molina, que no vas a dejar someterte nunca. Que nadie tiene derecho a explotar a nadie."

La novela empieza con Molina contándole a Valentín viejas películas, conversaciones superficiales al principio, que poco a poco Molina (la loca, como se llama a sí misma) parece que vaya tejiendo una "red" para atrapar al preso político. Valentín comienza escuchando las historias de Molina, al principio casi sin interés, al final... completamente implicado. Y la "red", acaba siendo también a la inversa, al conseguir Molina (Molinita ya para Valentín) que su compañero de celda abra las rejas de su corazón...acaba siendo también atrapado él.
Y empiezan a comunicarse.
Y empiezan a aflorar sus miedos... y sus sueños.

Y de la ficción de las películas pasan a la dura realidad de ambos.
A la madre enferma.
Al camarero triste y frustado... pero de gran corazón (amor ideal de Molinita).
A Marta, el único amor de Valentín, el que le hace sentirse hipócrita por que es en ella en quien piensa y no en su actual pareja y compañera de lucha.
Pero Valentín en su día no renunció al movimiento, si no al amor...

Y cada uno aprende del otro. Y cada uno acaba amando cosas del otro. Y juntos y aislados consiguen crear un mundo menos cruel. Sin represiones. Sin sometimientos. Sin que nadie juzgue.

Al principio, sin narrador y sólo a base de diálogos, me resultó bastante fácil distinguir las palabras de uno y otro... llegó un momento en el que tenía que volver unas frases atrás para averiguar quien había dicho qué. Llegué a pensar que estaba siendo una mala lectora... pero esa frase que escogí y puse al principio me hizo pensar que Puig quiso llevarme a esa duda.
No son tan diferentes Molinita y Valentín, no...

Es ésta una historia para reflexionar sobre estereotipos sexuales y normas sociales. Parece (hasta el final) que el gran cambio es sólo por parte del preso político... y yo me pregunto... ¿puede una persona experimentar un cambio tan profundo? o quizá es que no hubo tal cambio y simplemente salieron a la luz facetas que ni uno mismo conoce de sí...
¿Hasta qué punto nos conocemos?

Y esta historia es también, por supuesto, reivindicativa.
Un grito... a dos voces que acaban siendo una.

Y al llegar al final... acabé descubriendo el por qué del "Beso", el por qué de la "Mujer" y el por qué de la "Araña"...

Y admiré a Molinita, más incluso que a Valentín..

Escrita hace 9 años · 4.9 puntos con 7 votos · @Nastenka le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 9 años

¿y les pones las caras de William Hurt (a Molinita) y Raul Julia (a Valentín)? Porque son los actores de la versión de 1985, que se criticó mucho por meter a una estrella norteamericana en una película como esa, tan local. El caso es que Hurt estaba muy bien....

Terenci Moix defendía siempre esta novela (y las demás de Puig) a muerte. No tiene, desde luego, mala pinta.

@Nastenka hace 9 años

Pues me he ido a buscar imágenes de la película, ya que al leer tu comentario los rostros que me venían de ambos no eran los de aquellos tiempos. La primera imagen ha sido la de Hurt envuelto en una bata nada masculina y una toalla en la cabeza... y visto así...

Tampoco pinta mal la película, habrá que tenerla en cuenta.

@FAUSTO hace 9 años

Vaya, ha sido una de mis últimas lecturas. Aunque no coincidimos en nuestras valoraciones sí que estoy de acuerdo con varias de tus apreciaciones, y por lo demás me parece bastante entendible tu punto de vista más positivo. Ha sido un texto que me ha decepcionado “dos veces”, además de cortarme la buena racha que llevaba con los últimos escritores argentinos que elegía, después de las notables experiencias de Denevi y Artl.

Primeramente fui decepcionado con las buenas expectativas que presagiaban las buenas críticas del libro y las pocas pero gratas imágenes que conservaba de la película, que ahora una vez vista, y sin ser una obra extraordinaria, me ha llegado más que la novela, especialmente por la excelente interpretación de William Hurt (indiscutible todos los premios que recibió por su magnífica actuación).
Pero el peor chasco fue el que me llevé después de iniciada su lectura, aproximadamente hasta el primer cuarto o tercio del texto, y debido a la original estructura narrativa y a lo atractivo de la trama, había sucumbido en esa “red” literaria, y más cuando la trama me recordaba a “La fundación” de Buero Vallejo (la imaginación como antídoto contra la amarga realidad). Pero todo fue un mero espejismo, la “red” no era bastante sólida. Reconozco interesante y lograda la estructura empleada: primero con un continuo dialogo de los dos personajes (configuración teatral o de guión de cine, como bien se adaptó después en ambos géneros); luego con narraciones de películas que da pie a seguir con el diálogo desde temas generales (sexo, homosexualidad, lucha obrera, etc.), temas íntimos de cada personaje, monólogos interiores o pensamientos personales; y por último se combina con fragmentos de ensayos sobre las “causas” de la homosexualidad, desde estudios psicológicos, científicos hasta las más peregrinas teorías (la estupidez humana de querer justificar lo que no entiende o lo que es diferente).
Como digo, en un principio este “armazón literario” me resultó más que notable, pero con el transcurrir de las páginas las historias de las películas se me hicieron más intrascendentes, además de pesado el lenguaje empleado, un tanto vulgar y repetitivo, y los diversos fragmentos de ensayos fueron cada vez más prescindibles e innecesarios. Total que al final sólo me interesaba la intriga desarrollada por los dos presos.
Y para colmo el final, donde vuelve añadir otros breves formatos narrativos como son el interrogatorio y el informe policial. Siendo este último el que utiliza para concluir la historia de Molina, con un cariz átono e indiferente que hace poca justicia al gran personaje que nos había mostrado Puig con su variedad y riqueza de sentimientos y tonalidades.
Por fortuna el escritor emplea otro formato más poético para ilustrar el final de Valentín (después del arranque de la novela, lo mejor) con esa especie de ensueño-fantasía con claros simbolismos.

Coincido con tus interpretaciones psicológicas de ambos personajes y sus interactuaciones, lástima que la estructura no me haya “enredado” hasta el final. Este libro pertenece a esa clase de lecturas que aunque no llegue a entusiasmar merece la pena hacerlo, el potencial lo tiene sin duda.

@Nastenka hace 9 años

Al leer tu comentario pensé que la diferencia entre nuestras votaciones no iba a ser tanta... un aprobado justito le diste...

También yo estoy de acuerdo en algunas de tus valoraciones, como en lo que comentas sobre las páginas dedicadas a las historias de las películas, algún fragmento sí me resultó intrascendente... pero en conjunto yo diría que tienen mucho que ver con la personalidad de Molina, que se escuda en esa ficción... en el placer que le produce la belleza de las heroínas y los galanes de esas historias "rosas".
Al fin, para Molina... el cine funciona como el instrumento que le permite trascender las cuatro paredes, transformar su realidad: a través de él logra consolidar su deseo de ser mujer.

En cuanto a los pies de página (puede que también con alguna "palabra" de más) van en conjunción con la novela, como ésta, son un punto más reivindicativo de los derechos y las sensibilidades del mundo homosexual... en general tampoco me parecieron estar de más..

Me alegra, pese a tus "peros", eso que dices al final, que aunque no te llegue a entusiasmar te haya merecido la pena.

@Guille hace 9 años

Hablando desde aquel que fui hace ya un porrón de años, esta novela fue de las primeras que me inyectó en vena un poquito de ese virus que es el amor por la lectura. Y, en función de eso mismo, es también una de esas lecturas a las que me da miedo volver.