SUDOR Y WHISKY por Guille

Portada de UNA INFANCIA. BIOGRAFÍA DE UN LUGAR

Harry Crews hace aquí de Twain y Huckleberry Finn al tiempo, más crudo, sí, pero con el mismo amor por personajes casi siempre olvidados y que raramente son llevados a la novela.

“El mundo en que se movía la gente de la que procedo tenía tan poco margen de error, tan poco margen para la mala suerte, que cuando algo iba mal casi siempre acababa ocurriendo algo que lo empeoraba aún más. Se trataba de un mundo en el que la supervivencia dependía del valor, de un coraje crudo nacido de la desesperación y mantenido por la ausencia de alternativas”.

Es un mundo donde una mujer embarazada a la que le acaban de matar al marido se niega a delatar al culpable porque sabe que “cuando llegue el momento arreglará las cosas”.

Un mundo donde la familia es el centro de la existencia y en esa familia entran mulas, cabras, perros, animales que ni por lo más remoto entrarán en casa pero que, al igual que a la mujer o a los hijos, si se les pega será por amor y no solo por necesidad.

Un mundo mojado en whisky y en sudor, tan desesperado en ocasiones que solo permanece la esperanza de la brujería, las supersticiones y el fanatismo religioso; un mundo germen de mil historias contadas en corrillos de hombres o mujeres al caer la tarde; un mundo no exento de humor, a veces de ese cruel que nos contaba Gila de otros pueblos y otros mundos pero que en el fondo no se diferencian tanto (¡Me habéis dejado sin hijo, pero lo que me he reído!); un mundo donde nunca se habla del señor Jones, sino del negro Jones; el mundo de la gran depresión en el que tu mejor amigo puede robarte la poca carne que te queda para pasar el invierno porque no puede soportar ver llorar de hambre a sus propios hijos.

Crews nos teje aquí una mezcla, nunca del todo fiable, de historias que le relataron, de leyendas que oyó, de recuerdos que guarda de aquel niño de entre cinco y seis años que fue, para relatarnos un trocito de su vida en el que sufrió una atrofia muscular, soportó terribles quemaduras al caer en un barreño de agua hirviendo, conoció el sexo (tal cual), fue ladrón y busca vidas, creó cientos de historias sobre los modelos retratados en un catálogo Sears, mantuvo largas conversaciones con su inseparable perro, encontró a su padre muerto en la cama, y, a pesar de todo, no perdió en ningún momento la inocencia de un niño de esa edad, que quizás no es la misma en todas las partes del mundo ni en todas las situaciones.

Este es el tercer libro que leo del autor, y los personajes e historias que encontré en los anteriores tienen sus raíces aquí, en esa infancia de la que Rilke afirmó que es nuestra verdadera patria.

Aunque se coloca en el tercer puesto de mis preferencias con este autor: recomendable.

Escrita hace 9 años · 5 puntos con 3 votos · @Guille le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 9 años

Me apunto este novelista, del que no tengo más noticias que las de esta página. Me llama más la atención El cantante de gospel, que tú prefieres.

@Guille hace 9 años

Personalmente me gustó más sí y, si prefieres algo que además le añada un buen puñado de humor, te recomiendo Cuerpo