LA LLAMADA DE LO SALVAJE por Atticus

Portada de LA LLAMADA DE LO SALVAJE

Me dirigía hacia aquí con la esperanza de que ya existiese alguna reseña en la que poder colar un comentario breve sobre el libro, para así no tener que verme obligado a escribir una, pues lo que voy a parir a continuación dista mucho de serlo, pero al final va a ser que no. Intentaré salvar la solemnidad de tal etiqueta e imaginarme que ésta se llama de modo diferente (sí, esto es traer de forma especialmente malintencionada una discusión que hace un tiempo tuvimos en el apartado "Notas" -lo digo con cachondeo, claro-).

Lo dicho, realmente sólo quiero apuntar algo relacionado con la ideología contrapuesta que parece desprender el libro según se encamina hacia esa consumación de lo salvaje:

Buck (el perro protagonista) pasa de tener una vida acomodada, en un soleado rancho de California, a ser secuestrado y tener que vérselas para poder sobrevivir en la realidad de su nuevo día a día. Al principio, Buck casi parece abrazar una izquierda humilde y luchadora (la de los desfavorecidos) cuando comprende, por ejemplo, cómo los condicionantes de la vida de cada cual pueden hacer que uno tenga que renegar de sus principios y tragarse el orgullo si lo que quiere es comer, sobrevivir (incluso parece justificar a su captor parcialmente cuando se sacan a relucir las complicaciones de éste para poder alimentar a su numerosa familia). Esto lo interpreto, o quiero interpretarlo, como una denuncia ante lo injusta y difícil que puede ser la vida para los que no tienen nada. O muy poco. Él entiende rápidamente que es mucho más fácil ser fiel a unos valores cuando estás en disposición de serlo (como cuando vivía en el rancho) que cuando te estás jugando el vivir un día más.

Sin embargo, lo que bien podría interpretarse como empatía para con el hombre maltratado por sus circunstancias, al tiempo que se alenta a no desfallecer y a luchar, se va convirtiendo en una curiosa exaltación fascista (aunque igual es mucho decir, no sé). Y es que a medida que la historia avanza y el cánido se va haciendo más fuerte para sobreponerse a las dificultades que lo asaltan en su rutina, también se va transformando en un bicho impasible con los suyos y absolutamente individualista. Y lo es cada vez más cuando ya no tendría necesidad de serlo por haber alcanzado un status que bien le permitiría ser más justo y bondadoso. Algunos de sus actos están lejos de poder ser justificados en nombre de la estricta supervivencia, más bien terminan por convertirse en demostraciones de superior físico e inteligencia con el fin de imponer. Él es el más poderoso entre los poderosos. Él manda y los demás acatan: o conmigo o contra mí.

Por supuesto entiendo que estamos hablando de la naturaleza salvaje de un perro y que todo lo anterior pertenece a un contexto animal en el que la violencia es un imperativo. No obstante, por la manera en que se expone la personalidad de todo bicho viviente allí presente, y porque siempre pueden existir múltiples lecturas hasta de los textos más ingénuos (desde luego este tampoco parece pretender serlo), yo sigo creyendo que finalmente subyace una peligrosa ideología que casi sentencia a favor de una raza superior en la que los débiles no tienen cabida. En parte parece concluirse que: si hubiesen sido fuertes habrían sobrevivido, si perecieron es porque no fueron lo suficientemente aptos.

De todos modos el libro me ha gustado mucho, se lee en una patada, la narración es sencilla y en seguida uno se siente rodeado de frío y aventura (que una cosa no tiene que ver con la otra).

Escrita hace 9 años · 4.6 puntos con 5 votos · @Atticus le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Tharl hace 9 años

Bueno, Atticus, lo importante en literatura es la literatura. Si el libro te ha gustao y te parece bueno, bienvenido sea. Lo tengo ya por casa y después de leerte lo leeré pronto. Ya te diré :)

De todas formas, me extraña lo que me comentas porque London era un socialista convencido

Un abrazo

@Poverello hace 9 años

Se me pasó comentar en esta reseña. Me lo acaba de recordar Tharl.

Hace mucho que leí la novela y no puedo aseverar nada, pero esta novela es obvio que trata de lo salvaje como bien indica el título, y lo que puede suponer para un individuo la libertad personal por encima de lo exigible socialmente. Para ello es necesaria a veces la más cruel de las supervivencias. Como bien dice Tharl, London era un socialista nato y este libro fue prohibido en la Italia de Mussolini y quemado por los nazis. Mucha gracia no les hacía.

@sedacala hace 9 años

Comentando la reseña que escribí sobre "El Lobo de mar"

Faulkneriano dixit:

"Cuidado con la "filosofía" subyacente en la obra de London: es uno de los aspectos menos atractivos del autor, al menos para mi gusto, porque estaba demasiado embebido en las teorías nacidas al calor del superhombre de Nietzsche. Como recordarás sus Cuentos de los mares del sur están plagados de referencias a la supremacía de los blancos. London, al menos, no era maximalista y no se trataba, ni mucho menos, de un ario descerebrado. Pero conviene no tomar muy en serio algunas cosas que dice. La lucha de Larsen con sus dos polos, animal y racional, puede tener que ver con ese neodarwinismo tan común en los primeros años del siglo XX. Ya el título, con esa referencia al lobo, es significativo."

Creo que tiene que ver con lo que decís.

@Hamlet hace 9 años

Muy buena reseña, Atticus. De acuerdo, con Faulkneariano en que la "filosofía" de las obras de London están embargadas de cierto neodarwinismo y, claramente, de un espíritu muy nietzscheano. Pero a lo que quiero ir es que independientemente del juicio filosófico que me merezcan sus novelas London es un grandísimo narrador. Su filosofía no la despacho como poco interesante, entre otras cosas porque pienso que viene forjada de una mezcla de sus vivencias y experiencias límites con sus lecturas filosóficas ya mencionadas. Pero su narrativa, en tanto que literatura, la encuentro de una eficacia magistral. Su sencillez es admirable, al igual que su ritmo, pero lo hace con tal "naturalidad", con una ausencia de "artificiosidad" tal que parece que nos encontremos ante un narrador nato y puro, esencial. Leyéndole uno de olvida de que hay alguien escribiendo ( no sé si me explico ), se olvida de que es una obra literaria, se olvida de analizar, se olvida de todo y se zambuye directamente en la pura narración. Quizás en eso también se parezca a su admirado Nietszche, porque al igual que él, es un seductor del lenguaje. Su narrativa es tan endiabladamente atractiva y potente, fuerte y vigorosa, que nos introduce en su saca sin remedio. Y eso es algo a tener en cuenta., pero a posteori. En el momento hay que disfrutar del arte de un narrador mayúsculo.

Por cierto, aunque "La llamada de lo salvaje" me gustó me quedó sin ningún tipo de dudas con "Colmillo Blanco". Es una novela absorvente y fascinante. Me sorprendió como pudo tenerme tan tan enganchado a la lectura con las simples vivencias de un lobo. Artificio literario?? sí, pero también muchas dosis de esa magia que solo la literatura es capaz de invocar.

Por cierto, "El lobo de mar" otro de sus novelones. Leed la magnífica reseña de Sedacala, con comentarios de Faulkneriano, que son la mar de interesantes. Una novela poco leída entre los soperos pero que creo vale mucho la pena.

@Poverello hace 9 años

Recordaba haber leído que London no tuvo demasiados reparos en acoger el racismo tan normal en sus patriotas a principios de siglo, sobre todo respecto a los chinos que empezaron a poblar Estados Unidos como la pólvora. He confirmado mis recuerdos echando un ojo por Internet. El tema es que ese aspecto junto con el neodarwinismo, ambos tan normales en la época y sociedad de London, no sé hasta que punto suponen fascismo o provienen de una necesidad de supervivencia a partir de su experiencia personal, como apunta Hamlet, y que le hizo abrazar una curiosa mezcolanza ideológica entre Marx, Hegel, Nietzsche, Darwin...
En más de una ocasión hemos dicho que todo escritor es hijo de su momento histórico y pocos, muy pocos se salvan de los errores socio-políticos de su tiempo, pero extrapolar ideologías o fundamentalismos que le eran ajenos. No conozco tanto la obra del estadounidense.

@Poverello hace 9 años

Soy consciente de que "La llamada de lo salvaje" es de 1903, y de que, por lo tanto, la palabra "fascismo" no sea quizá la más apropiada. Fue lo primero que se me vino a la mente, pero confío en que se entenderá la significancia que quería darle. Al final del comentario intento explicarlo: "sigo creyendo que finalmente subyace una peligrosa ideología que casi sentencia a favor de una raza superior en la que los débiles no tienen cabida. En parte parece concluirse que: si hubiesen sido fuertes habrían sobrevivido, si perecieron es porque no fueron lo suficientemente aptos". Esa era la esencia al margen de etiquetas.

Y me gustaría aclarar algo más relacionado con lo anterior, porque no quisiera, tampoco, dar la sensación de que he venido aquí con la idea de tachar a London de nada o a este libro de apología de nada. Y es que, aunque finalmente me haya salido un comentario largo que pueda pasar por otra cosa, mi intención no era la de reseñar esta lectura, sino la de apuntar algo concreto que me pareció muy curioso: las ideologías contrapuestas que parecía contener (en una supuesta reseña, además, habría hecho más hincapié en aspectos como los que, por ejemplo, comenta Hamlet - incluso yo mismo aludo a ellos en las dos últimas líneas de mi comentario- porque, como también dije, el libro me gustó tirando a mucho. Pero no era esa la inteción del apunte).

Y, por supuesto, coincido absolutamente en que el contexto es siempre fundamental para entender las cosas, y conviene no obviarlo antes de juzgar precipitadamente a nadie, pero insisto en que en ningún momento tuve interés de sentenciar ideológicamente, sino la de exponer dicho aparente choque ideológico y la poca simpatía que siento por ciertas ideas subyacentes en la segunta parte. Sin que esto signifique, claro, sentenciarlo taxativamente.

Por último, algo que me has comentado, Poverello: "y lo que puede suponer para un individuo la libertad personal por encima de lo exigible socialmente". Sí, pero de una reivindicación justa pasa a justificarse, o, insisto, así lo veo yo, un individualismo despótico.

@Atticus hace 9 años

El comentario es mío (aunque imagino que ya se dará por supuesto).

@Poverello hace 9 años

Disculpa, Atticus, si en mi comentario te ha dado esa impresión. De hecho tú mismo dices en la reseña que quizá es excesivo el término fascismo; sólo exponía una idea a partir de los siguientes comentarios.

Por otro lado lo del individualismo despótico poco puedo opinar y debo fiarme de tus palabras, que acabas de leer la novela como quien dice, sólo me resulta curioso que un tipo como London, que poco antes de escribir esta novela renunció al individualismo y abrazó el socialismo mantenga esa ideología tal cual y no sea en parte una crítica. Tendré que releerlo, vaya.

Pues abrazotes.

@Atticus hace 9 años

Ah, Poverello, tranquilo, que no me he molestado ni nada parecido; es sólo que creí necesario puntualizar algunas cosas por si acaso se me podía estar malinterpretando.

Las disculpas sobran, obviamente (aunque agradezco, por otra parte, tu habitual buen talante).

@Tharl hace 8 años

Mi edición del libro comenta que London era un férreo admirador de Marx, Spencer y Nietzsche. Un comunista, un liberal imperialista y neodarwinista y, bueno, Nietzsche. No es fácil conjugar estos tres planteamientos que impregnan “La llamada de lo salvaje”. Además, podemos haceros una idea de la coherencia intelectual de London con sólo atender a “El talón de hierro”. El libro es una distopia declaradamente a favor de la lucha obrera desde un planeamiento marxista. Sin embargo, donde el protagonista debería ser la clase obrera, un personaje colectivo, London sitúa un individuo heroico que usurpa todo protagonismo. Ironías y coincidencias históricas a parte, me parece que London tiene mucho que perder si los leemos como un pensador. Personalmente, no pondría la mano en el fuego por la lectura que hace ni de Nietzsche ni de Marx. Y bueno, el neordarwinismo, se lea como se lea, es despreciable. Pero en su época, y más en el ámbito anglosajón, era imposible pensar fuera de la ideología imperialista. Conrad, con todo lo crítico que fue con el imperialismo, lo fue desde dentro de esa ideología, incapaz de pensar de modo diferente. Es imposible pensar desde fuera de aquello en que uno se haya inmerso.

Aprovecho la mención a mi amigo Joseph para señalar otra cosa: London, por socialista que fuera, me parece extremadamente individualista. Ante situaciones límites parecidas, en Conrad encontramos una comunidad que debe colaborar para sobrevivir y un énfasis en la idea de solidaridad. Por el contrario, en London, encontramos jerarquía e individualización. Los perros no colaboran entre sí por ser la única forma de sobrevivir en el entorno hostil, sino por la “ley del garrote y del colmillo”. Lo único que apacigua este individualismo es el misticismo de “la llamada de lo salvaje” que impregna toda la novela. Llega un momento en el trineo en que, si el perro escucha la llamada, se implica en su tarea con fervor sintiéndose uno con la manada.

Ha habido cosas de “La llamada de lo salvaje” que me han gustado: la crudeza de los hechos, el hermoso capítulo final. Y otras muchas que no tanto. Conceder el protagonismo a un animal, y más desde el abordaje “realista” en que lo hace London, está condenado a rechinar y, lo que es peor, encierra el relato en un tono alegórico que arruina la historia. Tampoco me gusta el misticismo naif de la naturaleza, ni algunos momentos en que London relaja demasiado el estilo, ni la insistencia reiterativa en los mismos temas: que si Buck está volviendo al origen de los tiempos, que si es el más fuerte y el más listo y un súper-lobo, que si la llamada, que si blablabla-.

Pero el mayor descubrimiento ha sido el “extra” de mi edición: un cuento llamado “Finis”. No me extrañaría que estuviera entre lo mejor de Jack London y, desde este momento, forma parte de mis cuentos favoritos. Un cuento Simple, conciso, duro e imperfecto. Encuentro verdad en él, que es todo lo que necesita un cuento para ser bueno.

@sedacala hace 8 años

Tharl, en el comentario que hace Hamlet más arriba está, desde mi punto de vista, la clave. No es muy importante atribuirle a London una trascendencia, desde el punto de vista de la ideología, que seguramente él a título personal sí tenía, pero que no está en lo que nos importa, que son sus obras.

Si era marxista, nietziano, individualista, o cualquier otra cosa, a mí me parece que no es demasiado importante, porque en sus libros no está todo eso, y si tú crees que no estoy en lo cierto y que todo eso está en sus novelas, bien, lo admito, puede ser, pero yo creo que está de una manera accesoria y no es lo fundamental de su obra. Lo fundamental de su obra es su agilidad, su fuerza, la magia que sabe atribuirles a sus escenarios, lo fundamental es la eficacia de su narración y su ritmo, como dice Hamlet en el comentario anterior.

Yo no leí “La llamada de lo salvaje”, sí “Colmillo blanco” que me gustó, pero lo que más me gustó fue “El lobo de mar” que creo que compendia bien sus valores como escritor. “Los relatos de los mares del sur” son quizá menos importantes, pero tienen ese encanto viajero y aventurero y del goce del paraíso perdido que el transmite tan bien. Quizá sea algo de eso lo que has visto en ese relato corto que mencionas.

En todo caso mi recomendación es tajante, “El lobo de mar”, sin duda.

@Faulkneriano hace 8 años

Sedacala, queda más que anotado El lobo de mar como lectura pendiente.Tienes razón: London es un gran escritor al margen de su confusa ideología, pareja a una biografía bastante singular,que ayuda a comprender muchas de sus contradicciones.

Y Tharl, si quieres comprobar si London ha leído a Spenser, mira los Cuentos de los mares del sur que Sedacala ha reseñado hace poco. El inevitable hombre blanco, por ejemplp, de título bien significativo.

@Tharl hace 8 años

En mi primer comentario a la reseña de Atticus decía que lo importante en literatura es la literatura, al margen de las ideas. No he cambiado de opinión. No obstante, la reseña de Atticus y los comentarios que provocó, sin querer restar los méritos de London como narrador, se dedicaban al componente ideológico de su obra. De ahí mi comentario tras leer la novela.

El problema es más complicado en el momento en que la novela toma la forma de una alegoría a través de la humanización de Buck. Un perro que no es un perro sólo puede ser interpretado como un signo de algo más. Y aquí “La llamada de lo salvaje” tiene un claro tono alegórico que hace difícil separar lo ideológico de lo literario. Es sin duda lo que menos me ha gustado. En Finis no encuentro este problema.

Me gustaría leer más cuentos como Finis. No sé si los encontraré en Los mares del sur. Temo encontrar en ellos un tono romántico más cercano a La llamada de… que de mi querido Finis. Tal vez en sus relatos sobre el Gran Norte… Finis tiene lugar en Alaska.

Por otro lado, lo que poco que he leído de él me hace pensar que las distancias cortas, ideales para relatos sencillos y contundentes ajenos a toda pretensión intelectual, favorecen más a London que las 325 páginas que tiene, por ejemplo, El lobo de mar. No sé si sería capaz de soportar su estilo durante una historia tan larga. Y sin embargo, viendo vuestros comentarios, la aventura promete…