LA NIÑA QUE SURGIÓ DEL FRÍO por Guille

Portada de TRILOGÍA DE TORA

Lo reúne todo: una historia que atrapa, que conmueve, preciosamente bien contada, con un estilo sobrio, poético, sencillo, naif a veces, brutal otras, con frases cortas, imágenes que impactan, un lenguaje muy metafórico para describir olores, sabores, sonidos, tactos e imágenes, que sabe envolverte en ese ambiente frío y áspero que caracteriza tanto el clima como el trato humano del pequeño pueblo pesquero donde se desarrolla la vida de Tora, esa niña que surgió del frío, vivió rodeada de marginalidad, de soledad y de vergüenza en una pequeña comunidad de pescadores. Y de igual forma vivió en su propia casa y en sí misma, habitaciones mudas que dan título a la segunda parte de la trilogía.

Una habitación... una habitación cerrada, sin la ventilación necesaria, es lo que con mucha frecuencia suelen ser los pueblos pequeños. Habitaciones donde nada puede esconderse indefinidamente, donde todo está a la vista de todos, donde el choque de las costumbres y la modernidad es más cruento que en ningún otro lugar. Una habitación donde las miserias se van acumulando, tiñendo las paredes, viciando el aire; donde el pasado no es nunca solo pasado, aunque no sea dicho, aunque no sea explicado, aunque no se encuentren palabras que lo saquen a la luz, aunque haga de las casas habitaciones silenciosas (así es la referencia en el libro, no sé por qué en el título se cambió por La habitación muda). Un mundo cerrado y a veces manifiestamente hostil que puede convertir al más fuerte de los adolescentes en una habitación sellada donde no se deja entrar a nadie, una habitación en la que encerrarse para que nadie vea, no dañe... pero tampoco pueda ayudar. Y también, cómo no, una habitación, una puerta que puede abrirse en mitad de la noche, puede ser el horror absoluto.

Pero junto con la historia de Tora, asistimos también a la historia de dos hermanas, tía y madre de Tora. Su tía Raquel es la hermana que no tomó una mala decisión, si es que podemos decir que en el amor interviene de alguna forma la voluntad; la mujer que tuvo a su lado al hombre de su vida, que no conoció las humillaciones que puede acarrear la pobreza; la mujer que no se callaba nada, la mujer optimista y valiente que pudo dirigir su vida y hasta su muerte. No era la hermana que no supo elegir a los hombres y que no supo escapar de ellos después; no era la hermana maltratada, anulada por su entorno y por un hombre, el mismo hombre que fraguó la tragedia de su propia hija; no era la hermana atareada en mil trabajos necesarios para subsistir, que callaba, que no supo ver ni evitar que a su hija no solo le arrebataran su cuerpo sino que también le destrozaran la mente.

La primera parte me gustó mucho; la segunda me fascinó; y la tercera me desconcertó.

Escrita hace 9 años · 0 votos · @Guille le ha puesto un 8 ·

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