LA JOYA DE LA CORONA por Tharl

Portada de KIM

Que si novela de aventuras, que si novela colonial, que si para niños, que si para la academia… Quién me manda a mí leer a Kim. Clásico de la Joya de la Corona. Joya de un autor que fue joya de la corona en tiempos del imperialismo. La lectura era ineludible. En frente, El corazón de las tinieblas. Sentado orientalmente, orgulloso, la espalda recta, la mirada al frente fija en la selva, desafiante, dando ejemplo. La buena literatura no puede reducirse a ideología; la buena literatura nunca podrá ser monopolizada por la crítica ideológica de turno (marxista, feminista, poscolonial…). Religiosamente acudí a la cita. Leí Kim.

Novela de aventuras. ¿En serio? Podéis pensar -yo también lo pensaba, ay de mí- que las aventuras son cosa de acción, que hay conflicto haciendo avanzar la acción, protagonista y antagonista. Ya sabéis, esas nimiedades que tanto gustan a los jóvenes sedientos de aventuras. Nada, nada, para qué. Un capítulo, el antepenúltimo, unos rusos, una pelea de dos párrafos y todos felices. El concepto de aventura de Kipling se aventura más allá de eso. Aventuras sin conflicto, sin resistencias, sin antagonista, sin acción... Revolucionario. Aventuras sin aventuras. La primera gran estafa editorial. Niños engañados. Peniques derrochados. Y pensar que al lado ofrecían libros de Conrad y de London…

“Perdona -me diréis con razón-, pero mi edición no es una de esas horteradas con dibujos en la portada e ilustraciones en su interior. No es una colección de ‘Grandes Clásicos Juveniles’. En letras doradas, en el lomo y la portada (estas cosas conviene dejarlas siempre bien claras al consumidor), pone en grande: ‘Premio Nobel’. Ya tengo una edad. Leo a Kipling buscando calidad”. Calidad no te va a faltar, pero más vale que disfrutes con los temas coloniales.

Kim es un blanco criado en la India y ya sabéis como funciona esto de las castas… quien es sahib (blanco) es sahib por siempre, al menos hasta la próxima rencarnación. Y qué suerte, porque la India está tomada por los ingleses y ser sahib tiene sus ventajas, como el derecho legítimo a sentarse sobre Zam-Zammah. Criado como un “salvaje” -perdón, como un indio-, la historia de Kim es una historia de “crecimiento y madurez”. Todo gracias al talismán en contacto con su blanca piel, bajo los indios ropajes. Primero eran papeles que garantizan su casta blanca, después símbolos de espías y masones al servicio de la corona. Quien es sahib -y quién no también- debe lealtad a la corona. A Kim le recogerá el ejército, constatará su blanco origen, le educará y hará de él el mejor espía que el Imperio podía desear. Personalmente, el “amigo de todo el mundo” me caía mejor hasta entonces.

Y aquí tengo yo mi conflicto. Nada que ver con aventuras, nada más acá que el conflicto entre dos culturas imbricadas en un muchacho, que la domesticación de un nativo, que la exaltación de la lealtad y la amistad. Delicia de las delicias para la crítica poscolonial. Lo tiene todo y lo tiene estupendamente. Problemas derivados de identidad, de contacto entre religiones, hábitos y costumbres y todo sazonado con estereotipos varios distribuidos a los unos y a los otros. Pero Kipling es inteligente y un narrador nato, y además conoce y ama la India, algo que no viene nada mal al escribir sobre ella.

La joya de Kipling es rica en lenguas, gentes, castas y religiones; en olores a especias, naciones y colores, y en paisajes inmensos descritos con todo el rigor del exotismo para que nosotros, súbditos curiosos del imperio, podamos recrearnos en esta India para europeos. Y como ocurre ante tanta variedad y diversidad, un narrador de elegancia y cortesía británicas se posiciona. Sutilmente, con símbolos e ironías, contrastando a los unos con los otros, haciendo (auto)crítica de costumbres y adoptando cierta condescendencia cargada de ternura hacia la población local. Tomando de aquí y de allá, para resultar un hibrido original capaz de dar una nueva respuesta a la pregunta “Kim, Kim, Kim, ¿quién es Kim?”

¿Eso es todo? ¿Ni más ni menos?
Eso es todo.

Escrita hace 9 años · 5 puntos con 3 votos · @Tharl no lo ha votado ·

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