LA MALDAD GUIANDO AL PUEBLO por _567_

Portada de NOS VEMOS ALLÁ ARRIBA

Entre todas las cualidades que debería poseer quien ejerce el noble oficio de escribano, hay una que suele pasar desapercibida para el gran público lector e incluso infravalorarse por esa crítica arrabalera dispuesta a vender su voto cualitativo al mejor postor, y que a mí me resulta fundamental a la hora de valorar una novela cualquiera: su Construcción. Cada manuscrito es diferente, no hay dos iguales, elaborar uno equivale a sentar las bases de todo un ‘Mundo Porvenir’ en el que después se asentará la historia que se quiera transmitir. Esta novela me ha parecido un excelente ejemplo de impecable construcción narrativa, tanto en lo referido a sus exquisitos personajes principales como a su localización y documentación.

Pero vayamos por partes, que son tres en concreto.

1.- NOVIEMBRE DE 1918: Consta de nueve capítulos y narra los hechos fundamentales sobre los que después se desarrollará el resto de la acción. Una escaramuza bélica muy pocos días antes de firmar el armisticio que pondría fin a la Gran Guerra (boches alemanes como enemigos: todos con ganas de acabar la partida) une las vidas de los tres personajes principales de la novela, memorables todos ellos a su manera, de manera irremisible hasta el final de sus días novelados: El teniente Henri d’Aulnay-Pradelle (uno de los miserables literarios más retorcidos que he conocido últimamente), y los soldados rasos Albert Maillard (una buena persona con todo el carácter descriptivo que ello implica para la ‘pluma compasiva’ de Lemaitre) y Édouard Péricourt (un freak, jonki de alta cuna, con media cara volada por un obús y que fuma por la aleta izquierda de la nariz, para que se hagan una idea… en busca de encontrar su verdadera identidad). Podríamos considerarla una novela bélica, sumamente entretenida por el negrísimo y malicioso humor que destila. Este inicio resulta tan adictivo que uno no puede más que aplaudir el atrevimiento de su autor a la hora de enfocar su luz sobre todo lo que ocurre en las oscuras trincheras. Primer tercio superado, 120 páginas, con notable interés por lo que vendrá…

2.- NOVIEMBRE DE 1919: En una hipotética versión cinematográfica (si alguien se decide a hacerla… ¡que le den el papel de Madeleine a Marion Cotillard!) nos pondrían el consabido rótulo de ‘Un año después’. Quince capítulos para las siguientes ciento cincuenta páginas. Núcleo central que engarza a la perfección la parte precedente con su posterior resolución. París a las puertas de los locos años 20, el género literario cambia a melodrama existencial con arriesgados toques de comedia francesa y, sorprendentemente, la novela no se resiente en absoluto, muy al contrario, crece a través de su ajustada y precisa presentación del resto de personajes secundarios que van a darle mucho jugo-juego al desarrollo final de la historia, alguno de ellos incluso con ínfulas de robar protagonismo principal: estoy pensando en el memorable Joseph Merlin, también en el papá de Édouard…

3.- MARZO DE 1920: 16 capítulos para las 150 páginas finales, donde ya entramos preparados para ese desenlace (que con los elementos precedentes se ha ido diseñando en la cabeza de cada lector de una manera diferente, estoy convencido de ello) tan esperado. Se precipitan los acontecimientos y Lemaitre, consciente del grado de atención que ha conseguido despertar hasta el momento, echa el resto y vuelve a sorprendernos con un giro monumental a una trama que ahora toma aires políticos, también policíacos, con escándalos de corrupción incluidos (monumentos a los caídos en combate, y todo el paripé que se monta con exhumaciones, entierros, paso de factura a las familias…etc) y una mala baba que lo impregna todo de ‘codiciosa supervivencia vital’, un sálvese quien pueda que resulta de lo más estimulante de cara al lector. Y para hacerlo más rimbombante, todo se va a solucionar el 14 de julio, fiesta nacional francesa con su retorcimiento chauvinista… a la vista. El final, el final, siempre es el cierre de una historia de estas características el que condiciona su resultado global. Como en mi opinión pudo ser mejor, le resto un punto a esta obra en que el 8 estuvo bailando constantemente en mi valoración global, pero estoy seguro de que usted igual se lo sube hasta el sobresaliente, dense la oportunidad de calibrarse; en todo caso el notable la hace muy recomendable para todo tipo de lectores…

Escrita con un lenguaje sencillo, brillantes diálogos entre todo tipo de personas-personajes de variopinta condición social, pero que a su vez esconde una mordaz elegancia intelectual en algunos de sus pasajes más serios (un alegato antibelicista capaz de haber salvado las tijeras de la censura si la novela se hubiera escrito a mitad del siglo XX), su autor consigue parir una obra muy entretenida, original en su mixtura de géneros, que se lee en un suspiro a pesar de su extensión; y que, como resaltaba al inicio, entreteje todos sus elementos estilísticos para acabar construyendo una novela –Premio Goncourt 2013- que ha sido todo un fenómeno en su Francia natal, uniendo a público y crítica por primera vez en mucho tiempo. Presten también atención a su inexcusable epílogo (demasiado corto en mi opinión, con algún cabo primero suelto…) y a la lista de agradecimientos donde Lemaitre admite haber tomado prestadas cosas de gentes tan dispares como: Homero, Honore de Balzac, Ingmar Bergman, Denis Didedot, Gabriel García Márquez, Víctor Hugo, Kazuo Ishiguro, Antonio Muñoz Molina, Marcel Proust y muy especialmente… ¡Carson McCullers!. Ahí es nada. Un autor a tener en cuenta y una buena novela para presentarlo en sociedad, más allá (arriba) del envolvente y ‘cerrado círculo’ de las letras francesas de ayer y de hoy.-

Escrita hace 9 años · 5 puntos con 4 votos · @_567_ no lo ha votado ·

Comentarios

@sedacala hace 9 años

Una reseña magníficamente estructurada, sí señor. Resulta atrayente.

@_567_ hace 9 años

Se ha intentado estar a la altura de la perfecta estructura de la novela, que es su principal atractivo en mi opinión, pero también posee la cualidad de enganchar desde el principio, aunque eso es fácil de decir o de aplicar a otras novelas similares, lo realmente complicado es mantener su interés a lo largo de 443 páginas, y debo decir que Lemaitre lo consigue. Por su localización espacio-tiempo (Francia, 1918-1920 en su integridad) creo que podría gustarte, aunque es arriesgado contigo y los autores contemporáneos…


*Nota personal 1: Tanto esta novela como “Canadá” de Richard Ford y “La espada de los cincuenta años” de Mark Z. Danielewski las saqué de mi biblioteca habitual de una tacada. Todas ellas NOVEDADES con un precio superior a los 20€ en librerías, cuestión de suerte, diríase que acababan de montar el tenderete de recientes adquisiciones justo cuando yo pasaba por allá arriba…

*Nota personal 2: Investigando a Pierre Lemaitre he averiguado que, además de su carrera literaria, es un tipo que creó su propia empresa de formación pedagógica dirigida a colectivos varios, entre ellos los bibliotecarios, para los que ha impartido clases de literatura. Eso está bien en un ‘autor moderno’ y me ha parecido una brillante iniciativa ya que un profesional que se dedica a los libros (un bibliotecario, o un librero mismamente), pues eso, ¡debe entender de literatura!

@Guille hace 9 años

Buenísima reseña. Jo, una novela que me interesaba cero ahora me interesa 7 rozando el 8.

@_567_ hace 9 años

Pues si decides leerla… ¡nos vemos aquí abajo!

@Guille hace 9 años

jajaja, nos veremos en cualquier caso.

@Faulkneriano hace 9 años

Algo había oído de esta novela que tanto éxito ha tenido en Francia (donde, por cierto, no suelen tener mal gusto).

Excelente reseña, Krust. Tienes razón: la estructura es no menos importante que el estilo. Lemaitre debe tener las ideas claras si se mete a jugar a tantas bandas, con tantos referentes genéricos como apuntas. Me la quedo.

@_567_ hace 9 años

No es que me fije yo demasiado en los premios literarios ya que como lector prefiero otorgar mi propio voto cualitativo a las obras que voy descubriendo, faltaría más, pero a los Goncourt les suelo dar mayor fiabilidad que a otros por el estilo. Los entregan desde 1903 (¡Lemaitre lo ganó 110 años después de su creación!, muchos autores importantes empezaron a ser conocidos con este galardón…) o sea que me parecen una muy buena referencia para adentrarse en las letras francesas…

Esta es una buena novela, lógicamente no tengo demasiada idea de cómo está el panorama literario francés y, aunque en un año se publican muchas cosas en cualquier país, dudo mucho que en 2013 pudiéramos encontrar una novela mejor en la France, aunque esto que digo es algo así como una ‘boutade’, claro…

Ya contarás, Faulk.-

@Tharl hace 9 años

Le eché el ojo desde que obtuvo el Goncourt. "Una novela muy oportuna", pensé. Me olía mal que estuviera escrita para aprovechar el tirón del aniversario de la Gran Guerra. Es bueno saber que merece la pena y me la apunto.
Me pregunto qué hace a las editoriales españolas traducir y publicar unas novelas sí y tantas otras no. Hay una infinitud de novelas con el Goncourt y el PEN sin traducir. Y otras, como esta, llegan al poco tiempo.
Buena reseña Krust

@_567_ hace 9 años

Bueno, Tharl, la referencia a la Gran Guerra está sobre todo centralizada en la primera parte y, como explico en la reseña, sirve como nexo de unión de los tres protagonistas principales (Albert, Édouard y Henri); un año después todos ellos, y otros potentes secundarios que aparecerán, coinciden en ese París de postguerra tan magníficamente retratado por Lemaitre y es a partir de ahí donde toda la novela ‘deja de lado’ su etiqueta bélica (aunque lógicamente la sombra de la guerra planea por toda la narración) para adentrarse en otros géneros diferentes que hacen que mantenga el pulso narrativo hasta el final, su construcción hace que sea rabiosamente entretenida con ese consabido regusto como lector de preguntarte constantemente: ¿Qué pasará con este? ¿Cómo acabará aquel otro? ¿Hacia dónde girará la historia?...

Tienes toda la razón comentando eso de las traducciones de novelas aquí que fueron premiadas allá, con la gran cantera de traductores disponibles no se acaba de entender que unas sí y otras no, supongo que hay que dejar sitio en las estanterías para el material patrio y tal… ¡Ah, las editoriales españolas! Menudo debate podría generar este tema, aunque bien es cierto que, de un tiempo a esta parte, algunas editoriales pequeñas empiezan a publicar grandes novelas olvidadas, y muy reconocidas en sus países de origen, y eso es de agradecer…

@Guille hace 8 años

Me ha parecido un libro entretenido, con un, es cierto, inicio trepidante que te lanza con gran fuerza hacia el resto de la novela y a la que seguí ligado hasta el final por el qué pasará. No sé del resto de agradecimientos que el autor incluye en el libro, pero a mí me recordó mucho y muchas veces al Hugo que tan pocos atractivos guarda para mí.

@Faulkneriano hace 8 años

De acuerdo, Guille, en el inicio trepidante. Defrauda un poco, no obstante, y no cumple con todas las expectativas suscitadas, que eran muchas. La comparación con Hugo le viene, en mi opinión, un poco grande.

@Guille hace 8 años

Bueno, ya sabes que yo no le tengo en mucha estima.