NO SABÍA MÁS QUE LLOVER por Guille

Portada de LA HORA DE LA ESTRELLA

Como me ha gustado este relato sobre esta Amelie nordestina sin encanto alguno llamada Macabea. ¿Ninguno? Ninguno; bueno, digamos que uno raro. ¿Será sencilla… limpia, al menos? Ni eso:

“¿Debo decir que ella se volvía loca por los soldados? Así era. Cuando veía a uno, pensaba con un estremecimiento de placer: ¿será él quien me mate?”

“Toda ella era un poco sucia, porque raro era que se lavase.”

Y es que "Hay los que tienen. Y hay los que no tienen. Es muy simple: la muchacha no tenía."

Una historia melodramática-romántica-paródica, acerca de una víctima de todos, de alguien que…

“Se defendía de la muerte viviendo menos, gastando poco de su vida para que no se le acabara. Esa economía le daba alguna seguridad, porque el que cae al suelo, de allí no pasa.”

“tan insignificante como una idiota. Sólo que no lo era.”

…a la que el narrador, tercer protagonista de la novela y obligado a escribir la historia, quiere satisfacer con “el derecho al grito” (uno de los trece títulos que tiene la novela, incluido el de La hora de la estrella) que la propia antiheroína se queda muy lejos de ejercer. Y este dejar constancia de una de esas personas que nunca dejan constancia y de las que nunca nadie se preocupa de dejar constancia está escrito con un particularísimo estilo que hace grande a esta novela.

“capté el espíritu de la lengua y así, a veces, la forma forja un contenido.”

Este narrador que escribe porque “no tengo nada que hacer en el mundo” y “ya no soporto la rutina de ser yo, y si no existiese la novedad continua que es escribir, me moriría simbólicamente todos los días.” consigue que me deleite, e incluso que me emocione, ante párrafos que no entiendo (aunque permanece en mí la pequeñita sospecha de que quizás sí los entiendo, prefiero la emoción sentida y el poder decir con el narrador aquello de que “Lo definible ya me cansa. Prefiero la verdad que hay en el presagio.”). Un narrador que envidia el vacío que representa Macabea porque ““El vacío tiene el valor de lo pleno y se asemeja a ello.” y que, sin embargo, se incomoda y hasta se enfurece ante la falta de reacción de ella, “dulce y obediente”, que quizás le recuerde a sí mismo.

Y qué decir de esa Macabea, con ese nombre que parece de “enfermedad de la piel”, esa Amelie que sabe por otros de la desdicha de su propia vida, “tan tonta que a veces sonríe a los demás en la calle”, maltratada, ridiculizada, invisible, sin voz, sin grito, mecanógrafa y virgen, ella “que debería haberse quedado en el sertão de Alagoas con su vestido de algodón y sin nada de mecanografía”… un maravilloso personaje que “no sabe más que llover”, como un día le suelta a bocajarro en uno de esos diálogos crueles, vacíos, tristes y esperpénticos que mantenía con su único amante, el que ni siquiera llegó a serlo: Olímpico de Jesús, otro nordestino, otro hijo del lumpen pero con una estrategia de supervivencia muy distinta a la de nuestra querida Macabea, con alma de trepa y diente de oro.

Que más decirte, querida Clarice, que para ser alguien que desconfía tanto de las palabras, no puedo sino rendirme a tu portentosa sabiduría al mezclarlas y conseguir un novelón de tan solo 88 páginas y sin “lagrimear tonterías” (ah, y gracias por querer compartir conmigo la escritura de esta reseña).

Escrita hace 9 años · 5 puntos con 3 votos · @Guille le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@Poverello hace 9 años

La Lispector es un monumento a la escritura y sus cuentos son miel sobre hojuelas: pura emoción y sentimiento y con una manera de narrar conmovedora. De lo mejor que he leído nunca, buf, y eso que uno tiene siempre esa sensación de que pasa como de puntillas por muchas de las sensaciones que transmite.

Otra novelita a mis listas. Menos mal que esta no tiene ni 90 páginas.

@Tharl hace 9 años

Otro que se apunta la novelita... Buena reseña Guille. Lispector es uno de esos nombres que no habría oído jamás si no fuera por la web

@Guille hace 9 años

Tienes toda la razón, Poverello, conmovedora y especialísima. Para mí ha sido un gran encuentro este de La hora de la Estrella.

Gracias Tharl, espero que disfrutes por lo menos la mitad que yo.

@Faulkneriano hace 9 años

Este convencido admirador de los cuentos de Lispector (tiene razón Poverello: son un monumento al estilo) se la apunta. Por lo que recuerdo, no me extraña que haya párrafos que no entiendas; pero hay que dejarse llevar por la música...

Buena reseña, Guille. Atractiva de verdad (reseña y novella)

@Guille hace 9 años

Está decicido: después de dos poderadas recomendaciones seguidas, los cuentos será lo próximo que lea de esta autora.

@Poverello hace 9 años

Ya estás tardando, pero cógelo con actitud, que si en 80 páginas hay cosas de difícil interpretación en 700 no te quiero ni contar.

@Guille hace 9 años

Oído cocina.

@Poverello hace 7 años

Decir que "La hora de la estrella" no llega al nivel de los cuentos de Clarice Lispector es como no decir nada, pues los cuentos son perfectos. Esta novela no es perfecta, pero ni falta que le hace; contiene todas las características que hacen de Lispector una de las autoras (incluyendo al género masculino) más originales, profundas e intimistas (y en ocasiones indescifrables) de la literatura.

Tremenda historia, y tremendo el símbolo del narrador, absolutamente distinto en perspectiva y conocimiento de lo que venía siendo habitual en la literatura. Un narrador con dudas, imprecisiones, que, del mismo modo que los protagonistas de Faulkner en "Absalón, Absalón", reconoce no haber sido testigo de la historia que cuenta, que hace suya y que, sin embargo, logra hacer nuestra desde dentro.

Más que recomendable.