NO TODA LA VIDA ES BUENA por EKELEDUDU

Portada de FRANKENSTEIN O EL MODERNO PROMETEO

Robert Walton es un explorador del siglo XIX que intenta descubrir una ruta al Pacífico Norte a través de los mares polares. Habiendo fletado un barco para ello, el mismo queda, en cierto momento, prácticamente aprisionado por el hielo; y en ese trance, él y sus hombres avistan el paso de un vehículo sujeto a un trineo y arrastrado por perros, y conducido por lo que parece un hombre gigantesco. Más tarde se acerca un segundo vehículo similar al primero, cuyo conductor, moribundo, afirma ir en pos del anterior.

Se trata, por supuesto, de Victor Frankenstein, alguna vez un estudiante en la Universidad de Ingolstadt, obsesionado por los misterios de la vida (en el sentido biológico del término) y que, utilizando pedazos de cadáveres como materia prima, se abocaría a un terible experimento, la creación de un nuevo ser. Dos años de trabajo darían sus frutos, pero Frankenstein, finalmente acobardado ante lo que él mismo creó, huiría de su criatura, dejándola desamparada en un mundo que le sería hostil; un mundo que lo vería como un monstruo y que lo volvería monstruo a fuerza de hacerlo víctima de su propia monstruosidad.

FRANKENSTEIN es una novela gótica y, decididamente, horrible, pero yo no diría que de terror. Es horrible, como lo es también ese fenómeno actual llamado bullying o acoso escolar; horrible como lo son también ciertos experimentos de la ingeniería genética; y en mi opinión, horrible coimo lo es, también, que un pobre niño no deseado deba nacer y crecer desamparado con la esperanza de que, "tal vez", lo adopten, sólo porque una estúpida legislación antiabortista lo condene a ello. Por supuesto, el giro terrorífico sobreviene cuando la criatura de Frankenstein, cruelmente hostigada por absolutamente todo el mundo, termina, efectivamente, comportándose como un monsturo; cuando el escolar acosado se desquita carnicería mediante, como en Carmen de Patagones, o cuando un niño no deseado, no abortado y tal vez maltratado crece y se convierte en delincuente. "Usted-dice la criatura-, que llama amigo a Frankenstein, parece conocer mis crímenes y mis desventuras. Pero, por muchos detalles que de ellos le diera, no puedo contarle las horas y meses de miseria que he soportado. Comprenda que aunque destruía sus esperanzas, no por ello satisfacía mis propios deseos, que seguían ardientes e insatisfechos. Seguía necesitando amor y compañía, y él continuaba rechazándome...". Como sabemos, durante mucho tiempo Hollywood reformuló la historia, otorgándole a la criatura el inmerecido rol de malvado, y a Frankenstein el de pobre víctima. Las últimas versiones del celuloide volvieron a hacer de FRANKENSTEIN sólo una historia horrible antes que terrorífica. Horrible, muy bien contada... y dolorosamente actual, según hemos visto.

No releería FRANKENSTEIN, es demasiado amarga, pero creo que todo el mundo debería leerlo al menos una vez y meditar, de veras, sobre él. Quizás, quienes conozcan la historia la vinculen más bien, por ejemplo con la que cuenta la película EL HOMBRE ELEFANTE. Pero malqueridos en la sociedad, los sigue habiendo, así que no necesitamos mirar hacie otras épocas , a menos que nuestra intención sea esquivar culpas. Perseguimos a la criatura para acabar con ella, pero, a diferencia de Víctor Frankenstein, ni pelotas para asumir que nosotros mismos la hemos engendrado tenemos.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 1 voto · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

Comentarios