GUERRA TOTAL por sedacala

Portada de LA GUERRA DE LOS MUNDOS

Está muy bien esta novela. ¿Y porqué?, se preguntarán algunos sin comprender que se pueda decir algo tan tajante de una simple novela de marcianos. Bueno, pues, tengo mis razones para decirlo. La primera y fundamental es que, como en cualquier otro libro, el dato inmediato que uso para hacer una primera valoración es que me haya gustado; lo qué, no sólo quiere decir que me haya entretenido; también, que una cierta emoción se haya mantenido en mí durante su lectura, aquello que normalmente entendemos por una lectura satisfactoria. Esto, así, tal como lo acabo de enunciar, no ocurre todos los días lo que, ya de por si, es todo un dato. Pero luego, al igual que hago con libros que no me han satisfecho tanto, viene la digestión de la lectura, su asimilación en un proceso que a veces mejora claramente las sensaciones iniciales, pero que, otras veces las empeora. Tampoco me ha ocurrido esto último. Podría decir, que de ese segundo filtro el libro sale reforzado. Por que, partiendo de la base de que se trata de una novela de tema fantástico, algo con cierto parecido a lo que significó Julio Verne, el tema de su argumento no la coloca directamente como literatura de segunda división. Además sus similitudes con Verne son muy superficiales, éste escribía novelas, básicamente, de aventuras y el hecho de que sus temas girasen siempre alrededor de alguna premisa científica de carácter futurista no quiere decir que sus vaticinios técnicos, fueran otra cosa que una simple excusa en la que cimentar su trama aventurera. En “La guerra de los mundos” Wells, no se toma el asunto futurista como excusa para plantear otra línea argumental que no sea el propio asunto central del libro y, por cierto, se lo toma como algo muy serio, no hay en su actitud ni la más mínima frivolidad. No quiero decir con esto que sus análisis, sus reflexiones sobre el tema y las contestaciones a las preguntas que él mismo se plantea, sean las respuestas definitivas a estos interrogantes, pero son muy dignas, dadas las circunstancias del momento en que se hacen (1898). Ya me parece bastante que adoptase esa línea de rigor, dejando de lado planteamientos, digamos, más comerciales. Pero esto atañe al planteamiento que el autor le da al libro. Luego vienen los resultados, y estos indican que, a pesar de lo dicho, el libro brilla por su credibilidad para lograr dos efectos: en primer lugar, consigue una auténtica novela de aventuras, o incluso diría, bélica, con la tensión y la vivacidad de las mejores del género; en ella, los protagonistas las pasan canutas y el lector vive con intensidad y preocupación sus peripecias; y en segundo lugar, que la narración tenga la fuerza necesaria para que el lector, se haga preguntas similares a las que se hacen los personajes, sufra con ellos, se acongoje hasta lo infinito, y en definitiva, se sitúe perfectamente en tan apocalíptico escenario sopesando las posibilidades que se les ofrecen. Y así, Wells nos describe minuciosa y eficazmente la situación, una situación que a estas alturas que estamos del siglo XXI, podríamos decir que ya se ha visto en el mundo, aunque los marcianos no se hayan molestado en venir a propiciarla. Porque, ¿qué cosa más parecida a lo que sufren los ingleses en esta novela, fueron las calles de un Berlín arrasado en marzo del año 1945?, o ¿porqué no pensar, tal vez, en agosto del mismo año en la desesperación infinita de los habitantes de Hiroshima supervivientes de aquella hecatombe que transformó en un momento sus calles en un paisaje abrumador de muerte y destrucción? Imágenes como esas, se van formando en la mente del lector de “La guerra de los mundos”, según va avanzando en su lectura. O quizá también, un horror parecido sintieron los habitantes de alguna playa cualquiera de Sumatra en 2004, el saber con certeza que en apenas unos minutos el sunami se les llevaría por delante. ¿Qué harían, a que dedicarían esos últimos minutos; atropellarían a alguien, o matarían con tal de salvarse? Por tanto, me niego a formular un juicio (claro que es el mío particular), en el que se considere esta novela como un simple ejercicio de narrativa de ciencia ficción sin más calado. Para mí ha sido un libro magnífico, que he leído con mucho interés; un libro, que me ha hecho disfrutar con el vértigo de los hechos que allí suceden de manera atropellada; que me ha hecho pensar, en las consecuencias que todo esto tiene para el género humano y, sobre todo, para la individualidad de las personas, sometidas repentinamente a decisiones al límite, en las cuales su comportamiento es una auténtica incógnita; y que por fin, como colofón, ha sabido cerrar de una manera que, a mí personalmente, me pareció bastante brillante. Y ya por último, confesaré mi estupor tras la lectura de este libro, por que, nunca me gustó ni me atrajo la ciencia ficción, nada, ni lo más mínimo. De lo cual colijo inmediatamente, que si este libro me ha gustado ha tenido que ser forzosamente por estar muy bien resuelto, por propiciar una lectura satisfactoria e interesante, también, por un tono de cierta inocencia derivado de ser una autentica novedad en su momento, pero todo ello, al margen del tema que trata que, como ya digo, no era de mí gusto; en principio, y no creo que, por la lectura de este libro, eso vaya a cambiar.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 5 votos · @sedacala le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@nikkus2008 hace 10 años

Bien Seda, sabés, a mi, después de leer (en la pc, de corrido; quedé casi ciego por el brillo del monitor) este libro, esa misma noche, tuve un sueño espantoso, una pesadilla en realidad. Tanto efecto me hizo esa GUERRA TOTAL que bien apuntás, que soñé con unos proyectiles (muy parecidos a esas pastillas cilíndricas, de dos colores y que tienen la droga en forma de polvo adentro) que caían a millares y que despedían un gas mortífero; fue desesperante realmente. Eso fue todo según recuerdo.
Y es que está tan bien narrado el libro que da pavor. Coincido también en ese detalle "pos lectura" que a veces realza el valor del libro o lo disminuye notablemente. También ocurre creo, con el cine; no así con la música; puede variar la opinión conforme se va acostumbrando uno a la melodía, pero no luego de una sola escuchada.

Espero que sí cambie tu opinión sobre el género; debe haber muchas obras geniales en la historia como para desperdiciarlas...

@nikkus2008 hace 10 años

Pésimamente escrito el comentario; perdón, son las 4:35 m...

@sedacala hace 10 años

Hola Nikkus, me parece admirable tu adhesión a esta página ahora un tanto aletargada (me parece a mí), hasta el punto de que a ciertas horas casi imposibles aparezcas como de entre las sombras de la noche. Así pues, no me extraña que te deslumbre la pantalla, o que la lectura de algo como “La guerra de los mundos” te deje espantado y próximo a la alucinación. Yo no llegué a tanto con esta novela, lo que no me hubiera importado nada por que esas sensaciones además de producir espanto producen también emociones diversas que no hay que despreciar. Mi impacto fue más bien de tipo analítico y reflexivo, mi mente se lanzó a elaborar hipótesis posibles y me lo pase muy bien en esa tesitura. Y es que, claro, cada uno digiere las cosas según su propia predisposición anímica. Por eso digo que no soy aficionado a la ciencia ficción, por que, ya ves, digiero estas cosas de manera quizá excesivamente razonada, mientras otros, tal vez tú caso, las recibís de una manera más… profunda, más sentida.

Tienes razón en lo de que la digestión de las películas puede seguir procesos parecidos a la de los libros. Pero sabido es que yo casi no veo cine. Quizá por eso no había caído en ello. La música, en cambio, no. La música es el arte que se disfruta por los sentidos al momento; nada de análisis postreros, se vive, se disfruta y se esfuma, enseguida estás disfrutando otra música diferente. Y puede ser que si insistes y repites machaconamente tratando de aprehender lo degustado, acabes por desgastarlo; me refiero a desgastarlo para tú propia percepción, para otros seguirá siendo maravilloso, pero tú mismo te estas devaluando la maravilla, y para ti dejará de serlo. Corolario: la música hay que disfrutarla instantáneamente, es el arte del momento; eso además de que es el arte más abstracta que existe. No hay pues que analizarla a posteriori, tan solo volverla a vivir.

@Faulkneriano hace 10 años

Matizada reseña, sedacala. Me gusta mucho esta novela, visionaria como pocas, que ha proyectado una sombra inmensa sobre la literatura y el cine (¡vigilad los cielos!). Aclaro que, como tú dejas entrever, Wells me parece mucho mejor escritor que Verne: el francés muestra unas limitaciones considerables que hacen su obra agradable de leer pero, salvo excepciones, literariamente menos interesante. Wells es, además, más intuitivo para las cuestiones sociales y políticas, que no interesaban tanto a Verne (y, por cierto, un cuentista de primera, todo hay que decirlo)

Es una novela extraña, con giros argumentales cercanos al terror y a una extraña claustrofobia (el encierro en la carbonera, una de mis escenas favoritas, que Spielberg, por cierto, rescató para su versión cinematográfica) y que enfrenta al hombre (a la orgullosa Humanidad) con su nimiedad, con sus muchas limitaciones, revelando la fractura íntima que supondria dejar de ser la especie predominante sobre la Tierra) Son cuestiones mayores para una novela en absoluto menor, que no es (sólo) un anticipo de la ciencia ficción sino una atormentada reflexión sobre nuestros terrores y debilidades, que adoptan aquí una atmósfera pesadillesca.

En lo que no estamos tan de acuerdo es en la percepción de la música, que nada tiene que ver con Wells. La música (al menos la clásica, que es la que a mí me interesa) puede escucharse infinitas veces: es agradable reencontrarse con las mismas melodías, una y otra vez. Mis cds deben estar rallados (por cierto, esta tarde de lluvia es ideal para La muerte y la doncella de Schubert, que debo haber escuchado tropecientas veces) pòrque, más que oir música nueva, me gusta volver una y otra vez sobre la que ya forma parte de mi historia personal. Releer un libro puede llevar días: volver a oír las variaciones Enigma, de Elgar, algo más de media horita, reconfortante y emotiva.

@sedacala hace 10 años

Bueno, esto de la música, aunque no tenga nada que ver con “La guerra de los mundos”, es una digresión que ha venido al hilo del comentario noctámbulo de Nikkus, en la que yo he entrado, puede ser que, más allá de lo aconsejable. Pero me reitero en que lo dicho representa mi forma de percibir la música. Yo también hablo de música clásica. Claro que, estoy hablando de sensaciones, y éstas están sujetas a múltiples variables, las cuales pueden alterar la percepción de una vez a otra. Naturalmente no pretendo establecer ninguna teoría al respecto, como decía, la música es abstracta y muy subjetiva, y lo subjetivo varía para cada oyente; pero, como decía, mis sensaciones van por ahí; solo quería sugerirlas, para ver si alguien nota cosas parecidas o, en caso contrario, para constatar también en esto mi particularidad musical, una vez confirmada ya la literaria.

@Tharl hace 10 años

Recuerdo la sorpresa que me encontré con Wells al leerme 'La Máquina del Tiempo'. Su estilo me parece algo frío, pero sus historias parecen las un auténtico visionario rigurosamente científico. Ya tenía 'La Guerra de los Mundos' en mi wisht list, pero tu metida reseña me ha animado a rescatarla del fondo.

Con la música yo soy un absoluto ignorante bastante falto de oído, así que no me meto. Aunque sí suelo rallar los mismos discos una y otra vez. E incluso a veces jugueteo a reflexionar (no digo analizar pues no sería capaz de hacerlo) sobre alguna canción o algún disco que me entusiasma.

Un placer leerte Sedacala!