OVIDIO, CUAL TESTIGO OCULAR por EKELEDUDU

Portada de METAMORFOSIS
El autor de esta reseña ha idicado que contiene spoiler, mostrar contenido.

LAS METAMORFOSIS es un poema de Ovidio en quince libros, que compendia los principales mitos de la antigüedad grecorromana, y que debe su nombre al gran número de transformaciones (Zeus se convierte en toro para raptar a Europa y en águila para raptar a Ganimedes, las Helíades lloran a Faetón hasta convertirse en cuatro álamos negros, Apolo convierte al desventurado Jacinto en la flor que lleva su nombre, etcétera) que desfilan por sus páginas. La versión que comentamos aquí, publicada por Editorial Juventud, está en prosa, cosa que personalmente me parece más apropiada para una traducción de un poema en otro idioma. La obra se inicia con los orígenes del mundo y concluye con la apoteosis de Julio César.

Decir que no vale la pena que uno lea este libro porque ya conoce de pe a pa toda la mitología griega es como decir que no vale la pena hacer una excursión al Serengueti porque uno ya lo ha visto en centenares de películas y documentales. Hay una enorme diferencia entre leer un mito resumido por un estudioso en la materia, y leerlo con la espectacularidad con que lo presenta Ovidio. Tomemos por ejemplo el mito de Faetón (nótese que es uno de mis pasajes preferidos), ese hijo de Febo cuya ascendencia divina fue puesta en duda. Es un episodio muy conocido de la mitología grecorromana, pero sólo un poeta debidamente inspirado puede describirlo como lo hace el mismísimo Ovidio: el viaje del muchacho al encuentro con el dios para preguntarle a él mismo si de veras es su padre; el inexorable juramento de Febo de que, para demostrárselo, le concederá cualquier cosa que le pida; su angustia al darse cuenta que tan terrible juramento lo obliga a conceder a Faetón un deseo que será la muerte de éste; la imprudente aventura del joven, recorriendo la bóveda celeste en el carro del dios del sol, sin poder controlar del todo a los caballos que lo arrastran; y por fin, el momento en que el Escorpión avanza amenazante hacia el auriga, con el aguijón chorreando veneno... El pánico domina a Faetón; es el principio del fin. La catástrofe se produce, devastadora, con los caballos desbocados y arrastrando el carro por el firmamento, y descripta con un realismo pavoroso, que ni todos los efectos especiales de Hollywood podrían igualar.Más adelante hay incluso un detalle casi chistoso, al explicar cómo fue que los etíopes adquirieron la tonalidad oscura de su piel... Y por fin el final, cuando Zeus decide que aquello tiene que parar como sea y fulmina a Faetón para encono y dolor de Febo, que sumirá al mundo en tinieblas en señal de luto por la muerte de su hijo.

O el famoso mito de Narciso, ese frío rompecorazones que desdeñaba a enamorados de ambos sexos (los griegos, a lo que se ve, no hacían asco a nada), porque ninguno era suficientemente bueno para él. O el de Ifis, una chica cuyo nombre era a la vez de mujer y de varón, cuyo rostro parecía hermoso lo mismo para una chica que para un chico, que creció fingiéndose muchacho para engañar a su padre el rey (que durante el embarazo de su esposa había jurado matar al bebé si fuera niña y dejarlo vivo sólo si fuera niño), y que terminó formalmente comprometida a otra joven... y enamorándose de ella. O (siguiendo en esta misma línea de amores poco convencionales), la historia de Biblis, perdidamente enamorada de su hermano Cauno; o la de Mirra, enamorada también, pero de su padre Ciniras. Estos episodios en particular harían las delicias de los psicoanalistas, por el extraordinario detalle con que se refleja, en cada caso, el pensamiento íntimo de quien siente el amor prohibido: a veces, por saberlo prohibido, la persona se mortifica y se consume en llanto; o trata de engañarse a sí misma, diciéndose que es sólo afecto normal entre parientes; o intenta darse a sí misma permiso para sentir ese amor prohibido, puesto que los mismos dioses son ampliamente permisivos en materia de amoríos...

Ese pasmoso detallismo, que confiere un realismo impresionante a la obra, no se limita a lo psicológico. Ahí está el caso de Acteón, a quien los amigos con quienes ha salido de cacería llaman porque lo creen rezagado en el bosque, y no saben que lo tienen allí mismo, convertido en ciervo por una vengativa Artemisa (aunque venganza de qué, nos preguntamos, si lo de Acteón había sido inintencionado); y en ese momento en que lo llaman, él, debatiéndose entre los perros de caza de su propia jauría, vuelve automáticamente la cabeza hacia los mismos que reclaman su presencia y que no pueden reconocerlo...

¿Hace falta decir más? ¡Qué va! Quien con todo esto no se haya convencido, no se convencerá jamás... Excepto tal vez animándose él mismo a sacarse personalmente sus dudas acerca de la calidad literaria de este poema de merecida fama mundial. LaAS METAMORFOSIS ha sido, es y será uno de los grandes clásicos de la literatura mundial de todos los tiempos. A no dudarlo.

Escrita hace 11 años · 5 puntos con 4 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

Comentarios

@Tharl hace 11 años

Buena reseña Ekeledud, Faetón siempre ha sido uno de mis pasajes favoritos de este libro, junto con Narciso, claro está.

@EKELEDUDU hace 11 años

Gracias. Sí, hay unos cuantos que me gustan, pero el episodio de Faetón tiene un detallismo y una espectacularidad que lo hacen especial.