DEMASIADO FÁCIL por arspr

Portada de CAÍN

Quizá mi lectura de Caín no ha sido todo lo fructífera que podría por dos claros motivos:
+ No soy creyente.
+ Desconozco el Antiguo Testamento, salvo por las referencias más o menos generales de la imaginería popular: que sí Noé y su Arca, que si Sodoma y Gomorra, que si el santo Job, que si la famosa manzana...

Por tanto se corre el riesgo de que la crítica sea aún más parcial de lo que en sí una simple reseña personal de un lector siempre es por su propia naturaleza.

Pero en cualquier caso, el libro me ha parecido demasiado sencillo y fácil. Vamos que es un cebarse en la interpretación literal de una serie de hechos "mitológicos", (le guste o no a los creyentes cristianos, judíos o musulmanes, esta es la palabra exacta), que lógicamente no tienen ni pies ni cabeza.

Y ojo, yo soy el primero en criticar a la religión, (o mejor dicho a la Iglesia), cuando de repente VERDADES como puños (según ellos) de tal o cual libro sagrado, pasan a ser "alegorías" (de nuevo según ellos) cuando el estado del arte del conocimiento general de la humanidad demuestra su absoluto sinsentido.

Pero ni tanto ni tan calvo. En mi opinión una buen libro de reflexión más o menos lúcida sobre el Antiguo Testamento, no puede partir de considerar sus hechos como un atestado policial exacto y, a partir de su sinsentido y de la arbitrariedad moral que su literalidad recoge, caer en el recurso fácil de "Vaya pedazo de hijodeputa, o por lo menos, vaya pedazo de neurótico de manual, que es este Dios que me estás describiendo". Esto es simplemente obvio si se parte de esta interpretación literal. Por tanto lo esperable era una crítica partiendo de un plano algo más alegórico, elevado y complejo.

Ya digo, a lo mejor mi desconocimiento de base me ha impedido captar muchos matices ocultos, pero me da la impresión de que Saramago ha tirado por el recurso inmediato sin más para hacer sangre fácil.

Por lo demás, un libro sencillote, de lectura agradable y que además de describir a un Dios que más parece un personaje de Woody Allen, pues también se ceba en ridiculizar suavemente otros aspectos secundarios como la misoginia presente en las Escrituras o la simple incoherencia, desde un punto de vista de mera lógica narrativa, de parte de los hechos que se cuentan (¿cómo demonios se meten todos los bichos en el Arca?, vamos, ni el Titanic por 10 tendría camarotes de 3ª para todos).

Un libro de verano, de metro, o de siesta, pero poco más.

Escrita hace 11 años · 3.8 puntos con 5 votos · @arspr le ha puesto un 6 ·

Comentarios

@salakov hace 11 años

Léete "El Evangelio según Jesucristo", también de Saramago.
Bastante menos amable con Dios que este "Caín", que no obstante atesora algún que otro pasaje o episodio interesante:

"El señor ordenó a abraham que sacrificase al propio hijo, como la mayor simplicidad, como quien pide un vaso de agua. Lo lógico, lo simplemente humano hubiera sido que abraham mandara al señor a la mierda, pero no fue así. Abraham cogió a su hijo y les dijo a sus criados que iría sólo con el niño hasta el monte para adorar al señor, es decir, además de ser tan hijo de puta como el señor, abraham era un refinado mentiroso.”

@arspr hace 11 años

Tenía en mi intención leerme "El Evangelio..." a continuación, pues quería ver su visión de forma cronológica según partes de la Biblia antes que según la cronología en que fueron escritos.

Pero después de este "chasco" quizá esperaré un poco.

Y luego es una tontería, pero, como diría un político, manda güevos que "El problema de Abraham", esté mejor tratado en "Hyperion" que en "Caín"... (curiosidades de la vida).

@Poverello hace 11 años

Hola a ambos dos. Antes que nada, para que ya vayáis prevenidos, decir que yo sí soy creyente (digamos que católico apostólico y romano, pero sin serlo mucho del todo). Dicho esto, comparto casi al 100% las críticas vertidas hacia la Iglesia Jerárquica en tu interesante reseña, arspr. Respecto a lo de mitológico, por supuesto que la Biblia es un libro eminentemente mitológico, pero es que eso no es malo, es lo común en todas las religiones, lo cual no quiere decir que sea inventado sino elaborado en base a ciertos conceptos que, aunque provengan de contenido histórico, en su mayor parte quieren servir de símbolo a una fe o creencia concreta que desea transmitirse y compartirse. Mitos proviene del griego, y quiere decir discurso, ni más ni menos. Ejemplos de ello hay miles en toda la Biblia (y en la Bhagavad-Gita, la Torá o el Corán): el nacimiento más que improbable de Jesús en Belén (era Galileo y/o Nazareno, por tanto no pudo nacer en Belén de Judea), la virginidad inquebrantable de María (¿se lo preguntó alguien o qué?) o el hecho evidentemente imposible de que Josué detuvo el sol en la batalla de Gabaón (fruto del desconocimiento científico de la época) hasta conseguir vencer a sus enemigos. El tema es que a la gente de entonces y contemporáneos de Jesús y de María les traía al pairo esas cosas que parece que ahora son insalvables, pues sabían que Jesús no nació en Belén y que fuera probable que tuviera hermanos. ¿Y?
Por todo ello comparto también tu idea, arspr, de la estupidez supina en las argumentaciones que suele emplear Saramago para desacreditar lo que es evidentemente una alegoría. Del portugués solo leí dos obras, porque al igual que lo considero un buen escritor (algunos dicen que venido a menos), me parece un filósofo e intelectual que deja bastante que desear. Me remito a lo que tú mismo comentas.
Respecto al tema de Abraham, no se puede despachar con una frase cientos de estudios teológicos e históricos sobre el origen de las religiones. Que es un tema serio, sin más. Yo tampoco creo, como Saramago, en ese Dios hijo de puta, pero no todo es tan simple si es alegórico. Me explico, el libro del Génesis fue escrito aproximadamente entre los años 900 y 500 a.c., (incluso hay dos versiones distintas de la creación del hombre y la mujer y ambas aparecen en los primeros capítulos de la obra) y relata varios hechos históricos, entre ellos la existencia indudable del patriarca Abraham allá por el ¡SIGLO XV antes de Cristo! Si somos capaces de meternos en la mentalidad y visión religioso-mitológica de unos escritores de hace una hartura de tiempo y especialmente en el concepto de deidad que existía 1.500 años antes de Cristo entenderemos la evolución que supone la experiencia religiosa de Abraham. Dos puntos:
1. Antes de Abraham no existía el monoteísmo, que es muy importante para el punto dos.
2. Los seres humanos, temerosos ante la infinidad de dioses en los que creían les ofrecían sacrificios humanos, de ser posible seres inocentes y lo que más costara, pues era lo que más aplacaba su ira divina. de ahí surge la idea de Abraham de que cree que Dios le pide que debe sacrificar a su hijo. Pero, ah... en el momento culminante se da cuenta de que se ha equivocado y que va a fastidiarla de gordo. El dios en el que cree es distinto, personal y quiere a sus criaturas, por lo que se conforma con un cordero, no pide sacrificios humanos. El salto cualitativo en el concepto de religión y deidad es brutal, si no nos dejamos influir por nuestra mentalidad del siglo XXI.
Por todo ello, me resultan patéticas en muchas ocasiones las argumentaciones de Saramago, pues parten de concepciones que ni los propios creyentes creemos. Para juzgar sabiamente hay que conocer sabiamente, tal vez por eso, os aseguro, que yo desprecio mucho más que vosotros tantas memeces a las que se acoge la Iglesia y que nada tiene que ver con el Jesús de Nazaret al que dicen seguir.

Abrazos varios a ambos y disculpad la extensión. es que no es fácil.

@lucero hace 11 años

Clarito, Poverello. No leí la obra en cuesión, pero creo que has dado en la tecla, que es el cambio cultural, filosófico, antropológico que se produce al pasar de la adoración de deidades al monoteísmo y al concepto de un Dios misericordioso, no vengativo y cuyo eje es el amor y el perdón.
No leí casi nada de Saramago, pero no pude engancharme....ya lo intentaré de nuevo. Si tienen alguna sugerencia desde donde pueda retomar...bienvenida.
Saludos a todos.

@Faulkneriano hace 11 años

No es una buena novela: estoy hasta por quitarle una estrella. Los años, ya lo he dicho alguna vez, no le dieron a Saramago mayor maestría, y esta es, si no recuerdo mal, su última novela. Además, en cuanto le mencionaban la religión Saramago embestía como un toro detrás de un trapo rojo, y parece un poco chocante. Desde luego, no seré yo quien lea El evangelio según Jesucristo. Hay muchas formas de tratar la religión. No recuerdo lectura más estimulante que El lenguaje de las fuentes, de otro escritor perdido, Gustavo Martín Garzo, donde se recreaba con gusto exquisito la historia de María y José y se trataba literariamente, con gran originalidad, la figura de los ángeles, que aparecían en una forma verdaderamente inquietante. Casi nada en Caín es demasiado novedoso o logrado: es una novela fallida, donde el buen escritor que fue Saramago conserva, más o menos, su peculiar estilo y un sentido del humor tan eficaz como desconcertante. En las escenas con Lilith aparece una vena rijosa que no le conocía, un poco chocante para un hombre de su edad.